Joe Biden, la vida de tragedias y sospechas del aventajado rival de Trump
El candidato demócrata prueba suerte en el camino a la presidencia por tercera vez tras un pasado golpeado por las desgracias y adicciones familiares
El Supermartes dejó caer a un candidato demócrata en el camino a las elecciones presidenciales de Estados Unidos, Mike Bloomberg, y aupó a otro, Joe Biden, como favorito para disputarle el puesto a Donald Trump en las urnas el próximo 3 de noviembre. Hasta que Biden se confirme, o no, como el oponente definitivo de Trump su ventaja entre los candidatos demócratas le sitúan bajo la lupa de sus posibles votantes y, por supuesto, de quienes no tienen ninguna intención de serlo. Su carrera política hasta ahora será diseccionada pero no lo será menos su vida personal, esa que él mismo se ha encargado de dejar expuesta para evitar ataques que se centren en ella. Esta es la tercera vez que Biden se presenta a ser presidente de Estados Unidos, un sueño en el que siempre le ha acompañado su familia. Una familia que ha sufrido duros golpes y también acusaciones de abuso de poder de algunos de sus miembros.
En 2015 fue la muerte de su hijo Joseph Robinette Beau, el mayor de los tres que tuvo con su esposa Neilia Biden, el principal motivo que lo alejó de las primarias. Beau fue fiscal general de Delaware entre 2007 y enero de 2015, tenía 46 años y aspiraba al cargo de gobernador del mismo estado del nordeste de Estados Unidos en el que hizo carrera su padre. Pero un tumor cerebral se cruzó en su camino y su muerte añadió una nueva tragedia a la familia Biden. El mismo Beau, la “versión mejorada” de su padre, según declaró él mismo, ya había sobrevivido a un accidente de tráfico ocurrido en 1972 en el que viajaba junto a su madre, Neilia, su hermano Hunter y su hermana de 12 meses, Naomi.
Neilia y Naomi fallecieron en el accidente y el actual candidato demócrata, que no les acompaña en ese momento porque se preparaba para asumir el cargo de senador por Delawere, tuvo que superar su propia tragedia para ayudar a sus otros dos hijos que tuvieron que recuperarse de graves lesiones físicas y del impacto psicológico de la pérdida. Biden tenía 29 años y a pesar de ser católico, años más tarde confesó en sus memorias que llegó a entender por qué alguien podía pensar en suicidarse: “Sentí que Dios me había estafado y yo estaba enfadado”. Se volvió a casar cinco años más tarde con su actual esposa, Jill Tracy Jacobs, con quien ha tenido otra hija, Ashley.
En 1987 él mismo se enfrentó a una grave operación cuando le descubrieron un aneurisma cerebral, pero en el momento de entrar en el quirófano su preocupación fue para los que se quedaban fuera de él y les hizo asegurar a sus dos hijos mayores que si moría cuidarían de su esposa y su hermana pequeña. A pesar de este detalle que también formó parte de sus memorias, quienes le conocen afirman que el melodrama no está en su forma de ser y que una de sus virtudes es su sentido del humor y saber reírse de sí mismo.
Con la muerte de su hijo mayor también se fue el sueño de esa dinastía política que parecía iba a convertirse en realidad. Después llegaron los problemas del pequeño, Hunter, que para evitar males mayores a su padre habló abiertamente de su adicción al alcohol y a las drogas. También de su relación con la viuda de su hermano mayor Beau. Su pérdida trastocó la vida de Hunter, que había encontrado siempre en él su mayor apoyo. Él fue quien le acompañó a su primera reunión de Alcohólicos Anónimos y él fue quien no estaba cuando empezó a tener problemas con su esposa, Kathleen Buhle. Hunter se separó y encontró refugio en la viuda de su propio hermano, Hallie Biden. Aquello no duró mucho pero sí ocupó numerosos titulares de la prensa estadounidense.
El alcoholismo no era un tema nuevo para Joe Biden. Su propio padre le habló de un largo historial en su familia irlandesa. De él aprendió una frase que le ha acompañado a lo largo de los años: “No importa cuántas veces te tumben, la medida de un hombre está en lo rápido que te pones en pie”. No era hablar por hablar, porque su progenitor perdió su fortuna, ganada en el negocio del petróleo, y tuvo que adaptarse y pasar de la opulencia a las estrecheces económicas. El hermano de Joe Biden, de 66 años, también es alcohólico y debe millones de dólares debido a multas y procesos judiciales por situaciones de su pasado en las que estaba ebrio.
Entre los escándalos que le han perseguido también ha estado presente la familia. Diversos medios estadounidenses han apuntado en diferentes épocas a su hijo Hunter, a su yerno Howard y a sus hermanos, James, Frank y Valerie como beneficiarios de prebendas que les han permitido enriquecerse a la sombra del poder de su padre y hermano. Joe Biden siempre ha negado estas acusaciones, pero ahí quedan las sospechas sobre las oportunidades comerciales que aprovecharon en momentos en los que Biden ha ocupado puestos de poder, y ahora son los electores quienes decidirán a quién prestan oídos si finalmente es él quien rete a Donald Trump para la siguiente presidencia de uno de los países que mueven los hilos del mundo.
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