La ensalada perfecta de garbanzos para llevar a la oficina, por María Lo

Precalentamos el horno a 220 grados y mientras tanto, enjuagamos bien los garbanzos en conserva en un colador con agua hasta que queden sueltos. Retiramos el exceso de agua y los ponemos en una bandeja apta para horno con un chorro de AOVE, 1 cucharada de café de pimentón dulce de la Vera y sal. Mezclamos todo bien y horneamos durante 15 minutos, removiendo cada 5 minutos para que se cocinen uniformemente.

Mientras que están los garbanzos en el horno, ponemos en un cazo el agua con una pizca de sal y levantamos a hervor. Añadimos la quinoa y la cocinamos tapada a fuego medio bajo hasta que el agua se haya absorbido y la quinoa haya doblado su tamaño. Sacamos a un colador y dejamos enfriar.

Pelamos y cortamos las naranjas sacándoles los gajos sin piel y reservamos. Con lo que nos sobra de la naranja, le sacamos el zumo y lo ponemos en un cazo junto con la miel, el AOVE y una pizca de sal. Dejamos reducir a la mitad hasta que espese y enfriamos.

Cuando los garbanzos estén un poco tostados y crujientes, los sacamos del horno y dejamos que enfríen.

Cuando tengamos todos nuestros ingredientes fríos, ponemos en un bol la base de nuestra ensalada: quinoa, garbanzos y el aliño y mezclamos bien. En un plato o bandeja grande, ponemos la base de la ensalada, desmenuzamos el queso feta con las manos, ponemos los gajos de naranja repartidos por la superficie y las hojas de menta.

Terminamos con un buen chorro de AOVE.