Pollo a la cazadora
Esta receta de origen italiano es tan fácil de hacer como deliciosa. Y lo mejor: queda una salsa a base de cebolla, zanahoria, tomate, vino y el mismo jugo del ave que es para mojar pan durante tres días seguidos.
El pollo a la cazadora es un segundo plato típico italiano, una de esas recetas tradicionales que siguen siendo un éxito asegurado los días de celebrar, gracias en gran parte a la deliciosa salsa a base de cebolla, zanahoria, tomate, vino y el mismo jugo del ave. Se prepara en regiones como Piamonte, Emilia Romagna, Toscana o Lazio, con pequeñas variaciones. Como tantas otras recetas que nacieron en el entorno rural, sus orígenes son bastante difusos: se supone que era un apaño que los cazadores podían preparar con el ave que hubieran abatido, un solo recipiente y algunos ingredientes sencillos que podían traer de casa.
La fórmula que proponemos es una versión de la que aparece en La cuchara de plata, una de las biblias de la cocina italiana, a la que hemos añadido un par de zanahorias -la original solo lleva una- y sustituido la mitad del agua por vino blanco, que siempre aporta un delicioso sabor a los guisos de pollo. Como en el libro indican que en otras regiones se aceptan este tipo de cambios, e incluso se le añaden champiñones, opté por ponerme generosa con las zanahorias.
Tampoco creo que pase nada si quieres ponerle más cebolla para conseguir una salsa más compotada en la que mojar pan, añadir ajo o romero, rematar medio bulbo de hinojo que te ha quedado de una ensalada o si te apetece añadir unos dados de patata previamente dorada cuando queden 15 minutos para terminar la cocción. No me imagino a las personas que preparaban este tipo de recetas de supervivencia demasiado preocupadas por la su pureza: algo me dice si estaba bueno, le daba enjundia a la cosa -alimentarse no era cosa menor en ese momento- y lo tenían a mano; iba a la cazuela.
Dificultad: La de picar los ingredientes que hay que picar.
Ingredientes
Para 4 personas
- 1 pollo troceado como para hacer al ajillo
- 50 g de mantequilla
- 60 ml de aceite de oliva
- 1 cebolla
- 6 tomates pelados, sin pepitas y picados (pueden ser de una buena conserva)
- 3 zanahorias
- 1 rama de apio
- 75 ml de vino blanco
- 75 ml de agua o caldo de pollo
- Sal
- Pimienta
- Perejil (opcional)
Instrucciones
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