‘Crostoni’, los bocadillos italianos de crujido perfecto
La bocatería OíMà trae a Barcelona un gran éxito de la comida callejera de la región de Nápoles, con diferentes variedades dedicadas a mujeres de la ‘famiglia’
A simple vista, los crostoni de OíMà pueden parecer un bocadillo más: dos rebanadas de pan y diversos ingredientes entre ellos. Sin embargo, cuando los pruebas -y oyes el ruido que hacen al morderlos-, entiendes que algo especial está pasando en este minúsculo local del Barrio Gótico de Barcelona. El pan fino tostado con paciencia, ultracrujiente pero nada áspero, sirve de vehículo mágico para lujuriosos embutidos, quesos fundentes, verduras, albóndigas y hasta berenjenas a la parmesana: estás ante el bocata italiano en su pleno esplendor.
Este tipo de bocadillo nació en los años setenta en un bar de Ischia, una isla enfrente de Nápoles, bajo el nombre de zingara. Los dueños de OíMà, Emanuele Vasopollo y Christian Panico, decidieron cambiarle el nombre por el de crostone -algo así como “tosta grande”- para que se entendiera mejor su principal baza, el crujido. La zingara original llevaba jamón de Parma, Grana Padano, mozzarella, tomate y lechuga; Vasopollo y Panico sirven unas 10 variedades de crostoni con distintos rellenos, todos con nombres de mujeres de sus familias. Si quieres ver como preparan los de sus madres -Roberta, con mortadela, provola ahumada y crema de pistacho, y Assunta, con berenjena a la parmesana y jamón cocido-, mira el vídeo de arriba.
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