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‘Satay’ de pollo, las suculentas brochetas indonesias con herencia árabe

El ‘sate’ es típico de las islas del sureste asiático, pero el ingrediente principal de su salsa, el cacahuete, tiene origen andino, y la técnica de asado de la carne pudo nacer por imitación de los pinchos árabes

Pollo y cacahuete, una combinación imbatible.
Pollo y cacahuete, una combinación imbatible.Miriam García Martínez
Miriam García

El sate (o satay) de pollo indonesio es un plato de brochetas adobadas que se preparan a la parrilla o en barbacoa. Se acompañan con una suculenta salsa de cacahuete muy popular no solo en Indonesia, sino en toda la cocina del sureste asiático. La palabra indonesia sate se pronuncia así, casi como lo haríamos en español: la grafía satay, más extendida, corresponde a la pronunciación anglosajona; a los angloparlantes les cuesta acabar una palabra en una letra -e sin más, y dicen -ey.

El cacahuete, una legumbre oriunda de los Andes, cuyo fruto se desarrolla bajo tierra como un tubérculo, fue introducido en el sudeste asiático por comerciantes portugueses y españoles en el siglo XVI, y se hizo popular con rapidez gracias a su adaptación al clima tropical. Las noticias más antiguas de esta receta de sate proceden de los vendedores de comida callejera de la isla de Java, de donde se extiende a toda Indonesia, para acabar siendo considerada uno de los platos nacionales. Hay quien afirma que con el sate trataban de replicar las brochetas de carne típicas de los comerciantes árabes que en el siglo XIX intercambiaban textiles por las especias de la zona.

De modo que combinamos una técnica árabe con un ingrediente andino para conformar un plato nacional indonesio: viva el mestizaje, pardiez. El sate cruzó hace tiempo el estrecho de Malaca para convertirse en un plato habitual en el sudoeste asiático, al que cada país aporta su toque distintivo. Hoy día se prepara casi con cualquier carne, y en Indonesia se suele servir con la característica salsa de cacahuete, con kecap manis, una salsa de soja dulce, y tradicionalmente se acompaña con pasteles de arroz. Prueba nuestra receta e incorpora estas deliciosas brochetas a tu repertorio de barbacoa de verano.

Tiempo: 70 minutos

Dificultad: Escasa, la de no resecar la carne de pollo al cocinarla.

Ingredientes

Para 4 personas

Pinchos de pollo

  • 600 g de contramuslos de pollo deshuesados
  • 2 dientes de ajo
  • El zumo de una lima
  • 1 cucharada de aceite vegetal
  • ½ cucharadita de sal

Salsa de cacahuete

  • 2-3 cayenas o un chorrito de alguna salsa picante, como sriracha
  • 4 cucharadas de mantequilla de cacahuete sin azúcar
  • 3 cucharadas de salsa de soja dulce (o mitad salsa de soja corriente y mitad miel)
  • El zumo de dos limas
  • ¼ de cucharadita de sal

Instrucciones

1.

Cortar los contramuslos en pedazos más bien pequeños.

2.

Majar los ajos, mezclar con el zumo de lima, el aceite vegetal y la cucharadita de sal y poner el pollo a marinar con este adobo en la nevera por lo menos una hora.

3.

Para la salsa de cacahuete, desmenuzar las cayenas, si se usan. Mezclar las cayenas o la salsa picante con el resto de los ingredientes de la salsa de cacahuete en un bol hasta homogeneizar. Si la mezcla queda muy espesa, agregar agua poco a poco y batir bien hasta aligerarla al gusto. Sazonar con sal y reservar.

4.

Calentar una parrilla (o una barbacoa) a fuego vivo. Sazonar el pollo escurrido del adobo con dos cucharadas de la salsa de cacahuete, removiendo para impregnar los trozos. Ensartar las piezas de pollo en brochetas de cuatro en cuatro.

5.

Cocinar las brochetas en la plancha hasta que se doren por todas las caras. Sacar a una fuente, rociar con un poco de salsa de cacahuete y servir con más salsa.

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Sobre la firma

Miriam García
Química y traductora de inglés de formación, gastrónoma por pasión desde el 2013. Divulgadora gastronómica y fotógrafa para marcas de alimentación o medios como El Comidista y 'Bon Viveur', profesora de cocina en la Escuela Alambique de Madrid, recetea en su blog 'El invitado de invierno' y en donde le lleve el viento, gastronómicamente hablando.
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