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Doce buenas mermeladas que alegran cualquier tostada

Desde las clásicas de frambuesa o melocotón, a algunas más innovadoras hechas con yuzu o con albaricoque y miso: consultamos a varias expertas para que nos recomienden sus mermeladas favoritas.

El papelito acartonado es a las mermeladas lo que la harina por encima a los panes
El papelito acartonado es a las mermeladas lo que la harina por encima a los panesPIXABAY
Carlos Doncel

Todos odiamos madrugar para trabajar. Quitando a esos dos o tres que dicen ser “sus propios jefes” y que ponen tochos movitacionales en LinkedIn, a los demás nos cuesta dos vidas salir del nórdico. Pero la subida a ese calvario matutino es más ligera en cuanto recuerdas que tienes un bote de mermelada en la nevera: una mermelada de las buenas, de las que parecen caseras, con puro sabor a fruta. Ahí es cuando te sobran ya todas las sábanas y te tiras a la tostada, al yogur o al queso como Mireia Belmonte a la piscina. Y qué sería de nosotros sin esas alegrías moderadas mañaneras.

En ese afán tan sano que tenemos en El Comidista de querer ayudar, hemos reunido a un cónclave mermeladero para que nos recomienden sus marcas favoritas. Reposteras profesionales, periodistas gastronómicas y dueñas de tiendas especializadas, gente docta en el mundo de este producto dulce, han hecho una selección de 12 buenas mermeladas. La recopilación recoge tanto productoras grandes como algunas más caseras, pero os garantizamos que todas elaboran estas conservas con el mismo objetivo: darnos ganas de vivir cada día.

Mermelada de higo, de Can Bech

Comenzamos esta lista con la mermelada que más ha consumido en los últimos años el emperador comidista Mikel López Iturriaga. “Me gusta porque no necesitas mucho más que una cucharadita para que su sabor -a higo, no a azúcar- llene toda una tostada, y también funciona como acompañamiento de quesos o de yogur”, aconseja Mikel. Can Bech es una empresa familiar del Empordà gironés que empezó envasando higos confitados en su restaurante de Fontar en los ochenta, “y tuvieron tanto éxito que terminaron transformándose en productores de mermeladas y confituras”, cuenta López Iturriaga. Precio: en tiendas online como Deliberry, el bote de 290 g sale a 4,16 euros.

Mermelada de melocotón, de La Vieja Fábrica

Bea Roque, creadora de la web de cocina El Rincón de Bea, apuesta por un clásico en el mundo mermeladero: La Vieja Fábrica. De todo el amplio catálogo que tiene esta empresa de Morón de la Frontera (Sevilla), Bea asegura que se queda con la de melocotón con trozos: “Me encanta su textura y lo cuadraditos y perfectos que son los trocitos. Es la que utilizo siempre para mis postres de melocotón”. Precio: esta posiblemente sea una de las más fáciles de encontrar de toda la lista. En supermercados como Carrefour, por ejemplo, venden por 1,99 euros el bote de 350 g de esta mermelada.

Mermelada de mirabeles, de Rosabeles

Estrella Justo es la dueña de Ego Galego, una tienda especializada en, obvio, productos gallegos. Como amante y especialista de la gastronomía de esta tierra, conoce bien uno de sus tesoros frutales: el mirabel, un primo hermano -por parte de padre- de la ciruela, que solo se cultiva en esta región. “A la gente que le gusten las mermeladas de albaricoque, melocotón y ciruelas, encontrarán en ésta una de sus favoritas. Es muy fina, tiene un sabor algo especial”, dice Estrella, que añade que “es perfecta para comer sola, con yogur, o para utilizarla en postres”. Precio: en la tienda online de Ego Galego puedes comprar un tarro de 210 g de mermelada de mirabeles por 4,95 euros.

Lemon curd, de Tiptree

Nos salimos un poco de las mermeladas con la elección de Chantal Amorós, pastelera y “dueña y señora de dos cortijos: Mamachicha.es y de @chichayeye”, tal y como ella se define. El lemon curd es una crema de limón -de ahí lo de lemon, claro- que contiene huevo, un pariente guiri de la mermelada que a Chantal le parece “bastante más interesante y completo”. Si se tiene que decantar por una empresa que lo elabore, Amorós escoge untar en sus tostadas el lemon curd de Tiptree, porque “es ácido y sedoso, una delicia”. Precio: un tarro de 340 g cuesta 5,90 euros en El Corte Inglés.

Confitura de peras y chocolate, de La Vestale

Seguimos con los familiares que tiene que aguantar la mermelada en sus comidas de Nochebuena -o lo que sea que celebren las conservas frutales-, porque la editora comidister Mònica Escudero recomienda una confitura: “Me ha costado bastante decidirme por una sola de las confituras de La Vestale, y seguramente os pasará lo mismo en cuanto les hinquéis el diente. Esta en concreto, que también tiene algo de NocillaDeluxe por aquello del sabor chocolatoso, aunque esta no tiene ingredientes ignotos, usa cacao peruano de primera y tiene un punto de acidez adictivo”, afirma la editora comidister. Otros sabores que Escudero anima a probar son el de tomate y el de cebolla roja y romero, que promete que “están para ponerles un piso en el Raval”, el barrio en el que tiene La Vestale su sede. Precio: puedes comprar el bote de 210 g en la tienda online de La Vestale por 5,50 euros.

Confituras de frambuesa y de arándanos Intense, de Bonne Maman

Como los buenos camellos, Chantal Amorós, pastelera, casi no consume azúcar. Cuando lo hace en formato confitura, afirma que es para acompañar quesos o foie y que tira de clásicos como Bonne Maman: “Esta marca sacó hace un tiempo una gama con bastante menos azúcar. La de frambuesa o la de arándanos me flipan, son bastante ácidas y molan a tope con quesos intensos de leche cruda de cabra”, asevera Chantal. Precio: en Carrefour, los botes de 335 g de confitura de arándanos de la línea Intense cuestan 3,45 euros. El de frambuesa en el mismo formato, en Hipercor se vende también por 3,45 euros.

Mermelada de saúco, de Carabuñas

Volvemos al territorio mermeladero, aunque Estrella Justo ha decidido escoger un sabor algo particular: “Esta mermelada ecológica está elaborada con la baya del saúco, un fruto que en crudo no se puede comer, es incluso tóxico, pero una vez procesado es delicioso. Su sabor es inconfundible, con un toque ácido característico”. La marca orensana Carabuñas elabora otros muchos productos a partir de este fruto como cerveza o infusiones, así que no te preocupes: no te vas a intoxicar comiéndote un yogur de Clesa con esta mermelada. Precio: en la web de Carabuñas venden 180 g de esta mermelada por 4,50 euros.

Mermelada de yuzu, de El Club del Gourmet

El yuzu es un cítrico originario de Oriente y una de las adicciones de Pamela Rodríguez, fundadora de la página de recetas Uno de Dos. Por esta razón, cuando vio por los pasillos de El Corte Inglés una mermelada de esta fruta, ni se lo pensó: “No dudé ni un segundo. A pesar de que su primer ingrediente es azúcar no resulta dulce, al contrario, se nota el cítrico perfectamente y tiene trocitos de piel; es semiácida”. La textura es la única pega que le pone Pamela, que la haría “algo más ligera”, pero reconoce que por lo demás le requeteencanta este producto. Precio: en El Corte Inglés sale a 4,50 euros el tarro de 220 g.

Mermelada de albaricoque con miso, de La Madre de Miren

“En casa de mis padres apenas se compraba mermelada, porque se hacía casera en cantidades industriales cuando la fruta en cuestión estaba en temporada. Es decir, madura y dulce. Las de La Madre de Miren, elaboradas por la navarra afincada en Barcelona Miren Pascual, me transportan a ese pasado, porque apuestan por el mismo método para evitar el abuso de azúcar”, elogia Mikel López Iturriaga, y no hay mejor piropo gastronómico que decir que algo te recuerda a casa. Esta firma añade además un punto de innovación a sus creaciones, como demuestra la incorporación de miso a una mermelada de albaricoque. “Esta es una de mis favoritas. ¿Son baratas? No. ¿Son exquisitas? Sí”, remata el sultán comidista. Precio: si entras en la página de La madre de Miren, puedes pillar el tarro de 180 g a 5 euros.

Mermelada de manzana y canela, de Las Doñas

La última elección de Mikel es una mermelada de manzana. Sí, de manzana, pero esta no es de las que aburren las papilas: “Cuando pruebas la de Las Doñas descubres que con esta fruta también se pueden hacer maravillas en este terreno. La canela y el limón animan el cotarro, y una vez más se agradece la contención con el uso del azúcar”, explica López Iturriaga. Si ni aun así no sigues los pases de Mikel y Eva, la conservera andaluza Las Doñas ofrece otras variantes: “La de frutos rojos, la de tomate o incluso la de naranja -si eres de esos seres venidos de otro planeta a los que les gusta- resultan igual de convincentes”, recomienda el gerifalte comidista. Precio: en la web de Amaiketako, el tarro de 265 g por 5 euros.

Mermelada sin trozos, de Hero

A Bea Roque hay veces que le gustan los trocitos en las mermeladas y otras, no tanto. Para las tostadas, por ejemplo, prefiere no encontrar tropezones, así que apuesta por la línea de Hero 100% libre de fistros frutícolas: “La única que he conseguido que me guste -y no la como siempre, porque soy diabética- es la de Hero. Es difícil de encontrar, pero me rechifla. En cuanto a sabores soy bastante básica: melocotón, albaricoque, naranja amarga, ciruela verde... ”, apunta Bea. Si eres antifragmentos mermeládicos, esta es tu opción. Precio: en La tienda de Hero venden 350 g por 1,95 euros.

Mermelada de sabores varios, de Terra de Baronceli

Terra de Baronceli tiene muchos sabores y todas son tremendas, son ecológicas y su textura es más sólida o líquida en función de la fruta que sea”, señala Estrella Justo desde Ego Galego. Si tiene que destacar algunas, Estrella aconseja la de limón, “porque el contraste de cítrico y el ágave es sublime”; de uva tinta, que avisa que “no es para todos lo públicos, porque no es muy dulce y te encuentras trozos de las pepitas”; de castaña, “una crema exquisita y un placer para los amantes de este fruto”; y la de naranja y chocolate, “un clásico que se vende sobre todo en invierno, a medio camino entre mermelada y postre”. Precio: en la web Delicias Artesanas están los botes de 200 g a 3,50 euros.

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Sobre la firma

Carlos Doncel
Periodista gastronómico en El Comidista, doble graduado en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad de Sevilla y alto, muy alto. Le encanta el picante, la cerveza, el cuchareo y las patatas fritas de bolsa. Cree que el cachondeo y el rigor profesional son compatibles y que los palitos de cangrejo deberían desaparecer.

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