Los peligros de la bollería industrial (y de la casera)
Los bizcochos, magdalenas o galletas industriales no son saludables, y los caseros... menos de lo que creemos. La nutricionista Raquel Bernácer explica por qué, y cómo y cuándo deberíamos consumirlos.
¿Industrial igual a malo, casero igual a bueno? No necesariamente. Por mucho que nos montemos la fantasía de pensar que todo lo que preparamos en casa es sano por definición, esa norma tiene sus agujeros, especialmente en el territorio de los dulces. Ya le puedes quitar a tu bizcocho las grasas trans, el aceite de palma o el azúcar refinado y ponerle aceite de oliva y miel, que quizá mejore un poco respecto a su homólogo del súper, pero no se transformará por arte de magia en una comida saludable.
¿Es la bollería industrial tan perniciosa como la pintan? ¿Qué ganamos y qué no si la hacemos en casa? ¿Cuándo y cómo deberíamos consumirla? ¿Tienen sentido la sustitución del azúcar por dátiles y otros trucos de la llamada "repostería saludable"? Nuestra nutricionista de cabecera Raquel Bernácer, autora del blog Alimentarte y del libro Aprende a desayunar, tiene respuestas claras para todas esas preguntas. Mira el vídeo de arriba y las encontrarás.