Diez postres con fruta para novatos (y vagos)
Fresas, frambuesas, albaricoques, cerezas, nísperos y nectarinas: la fruta de primavera es la protagonista de estos diez postres (o meriendas) aptos para reposteros novatos y paladares amigos de lo dulce.
La primavera es una auténtica fiesta de la fruta: desde las primeras fresas, inundando las verdulerías con su color y aroma, hasta el auge de la estación donde comparten estantería con albaricoques, cerezas, nísperos y todas las frutas rojas es para disfrutarlo como si no hubiera un mañana (porque lo habrá). Aunque comérselas tal cual está muy bien -no hay muchos placeres como llenarse un plato con un combo primaveral para desayunar-, también se pueden preparar con ellas postres o meriendas.
Como sabemos que la alta repostería no está al alcance de las habilidades de todo el mundo -nosotros incluidos-, hoy os proponemos una serie de platos tan sencillos que casi podríamos definirlos como jetapostres. Cuestan de hacer mucho menos de lo que parece, son baratos y además están buenísimos: zámpate la primavera, que se termina y luego vienen los lloros.
Ha llegado la temporada del primo pequeño del melocotón que no tienes que pelar, y eso hay que celebrarlo. Por ejemplo, macerádolos en una combinación de ron, hierbabuena, zumo de lima y un poco de azúcar -lo que viene siendo un mojito de toda la vida, vamos- para posteriormente pasarlos por la plancha o las brasas. Si no quieres comértelos con una bola de helado, siempre pueden acabar acompañando un solomillo de cerdo (o alguna otra parte de este polivalente animal).
Helado de frambuesa y plátano
Tener algunos plátanos troceados en el congelador es la mejor manera de conseguir un helado casero sano y sabroso en un plis. Pon dos plátanos -en trozos no muy grandes, para ponérselo más fácil a la máquina- y 200 gramos de frambuesas, todo congelado, en el vaso de la batidora. Añade un yogur o 150 ml de leche o bebida vegetal muy fría, o si quieres que sea muy cremoso -y también algo gocho, no nos engañemos-, 150 ml de nata líquida para montar. Tritura hasta conseguir la consistencia de un helado, y a comer.
Triffle de frutos rojos
El triffle es el postre más sencillo del mundo, y seguramente también el abuelo de los famosos postres en tarritos. Se compone de capas de bizcocho, crema pastelera y nata azucarada combinadas con diferentes frutas, pero puedes hacerlo mucho más sencillo y sin encender el fuego. Usando bizcochos de soletilla tiernos, frutos rojos como frambuesas, fresas y arándanos y cambiando la crema pastelera por unas buenas natillas y comprando la nata ya montada -pero no de spray, o se bajará en cuestión de segundos- solo tendrás que montarlo, dejar enfriar y disfrutar.
Fresas con yogur griego, chocolate 70% cacao y ralladura de lima
Solo tienes que quitar el pedúnculo de las fresas y cortarlas en dos, cuatro o los trozos que haga falta para poder comértelas cómodamente, mezclarlas con el yogur y rallar por encima un poco de la piel del cítrico, que le dará un toque aromático y refrescante. Sirve como postre, merienda, desayuno y lo que se tercie, y además es sanísimo, ligero y fresco: todo son ventajas en esta celebración de la primavera en el plato.
Hojaldre con crème fraîche y cerezas
Deshuesa 400 gramos de cerezas -con una pajita y una botella es muy fácil- y ponlas en un cazo a fuego medio con cuatro cucharadas de agua y una rasa de azúcar. Lleva a ebullición unos tres minutos y deja enfriar (si quieres añadir un poco de vainilla, adelante). Corta el hojaldre en porciones y hazlo en la sartén a fuego medio por los dos lados hasta que esté hinchado y dorado; en la última vuelta puedes espolvorear un poco de azúcar para que caramelice. Mientras, mezcla la crème fraîche con azúcar glas al gusto. Cuando el hojaldre esté tibio, cubre con la crema, las cerezas y el jugo que hayan soltado.
Nísperos salteados con helado de nata y menta
Aunque la forma más habitual de comerse esta fruta es pelándola y para adentro, también se pueden preparar cosas más elaboradas con ella. Por ejemplo, abriéndolos por la mitad y salteándolos a fuego alegre en una sartén con una puntita de mantequilla y otra de miel conseguiremos que caramelicen (y huelan estupendamente). Si los servimos con una bola de helado de nata y un poco de menta fresca picada tendremos un postre de 10 sin haber hecho ni el huevo.
Fresones con salsa de naranja y almendras
El momento en el que las últimas naranjas de la temporada se encuentran con las fresas es ideal para preparar esta maravilla, con un emplatado que lo hace parecer bastante más sofisticado de lo que es en realidad. Aunque solo tienes que encender el fuego para hacer una reducción de vino y miel y tostar unas almendras, puedes hacerlo aún más sencillo si en lugar de la reducción usas unas gotas de miel sin más. Lo de tostar las almendras no recomiendo saltárselo: se tarda un minuto y sube el sabor del fruto seco hasta la estratosfera.
Tortas de aceite con mousse de chocolate y frambuesas
Tal vez más que un postre esta propuesta sea un desayuno de domingo: cubre una torta de aceite -tipo Inés Rosales- con unas cucharadas generosas de mousse de chocolate (puede ser comprada, si es buena). Pon encima un puñado de frambuesas y, si quieres, algún fruto seco picado: un lujo preparado en menos de un minuto.
Fresas bañadas en chocolate
Funde al baño María o en el microondas, a temperatura moderada y en tandas de 15 segundos para que no se queme, removiendo entre tanda y tanda, 100 gramos de tu chocolate favorito en un recipiente no muy ancho (para poder bañar bien las frutas). Coge las fresas limpias y secas por las hojas y sumerge la mitad en el chocolate. Si quieres puedes añadir un poco de pimienta rosa, granillo de avellana o coco rallado. Ponlas sobre papel de hornear hasta que se solidifiquen de nuevo y listas para comer.
Tatin de nectarinas
Si has llegado hasta aquí, es posible que las recetas anteriores te parezcan demasiado fáciles y te apetezca un poco más de complicación (o darle uso al horno, que dentro de nada llega el calor y no querremos ni verlo). Puedes preparar una versión primaveral de la clásica tarta Tatin, simplemente cambiando las manzanas por algunas de las primeras nectarinas de la temporada. Sírvela tibia, con nata a medio montar o con una bola de helado: triunfarás seguro.
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