¿La crítica más estúpida de la historia de TripAdvisor?
Una usuaria deja en la web una opinión machista y homófoba sobre La Berenjena, el restaurante de la ex concursante de 'Top Chef' Rebeca Hernández. Y la cocinera le da su merecido en forma de respuesta.
TripAdvisor es una web útil para quien le gusta comer bien: cuando no conoces una ciudad, puedes sacar de ella recomendaciones de restaurantes bastante sensatas, así como advertencias sobre lugares a los que es mejor no acercarse, ambas basadas en comentarios de personas que han estado en ellos. Pero como todo sitio de internet donde la opinión es libre, no falta la opinión tonta. La que deja gente sin ningún criterio que se queja sin razón, que protesta por chorradas, que miente o que directamente muestra su cortedad mental.
En este último apartado, brilla como un diamante la crítica que dejó una tal Ana V., de Ciudad de México, sobre el restaurante La Berenjena, cuya chef es la ex concursante de Top Chef Rebeca Hernández. Fue publicada el pasado 29 de febrero, y decía así:
Hay tantas cosas mal en tan pocas líneas de comentario que es difícil resumirlas, pero lo vamos a intentar.
- Ana V. es una mujer, pero le molesta estar rodeada de mujeres. Imagino que Ana V. es blanca y no le molesta estar en un restaurante en el que sólo hay blancos. También me la imagino bastante pija, y seguro que no le molesta estar en un restaurante en el que sólo hay pijos. Quizá Ana V. es rubia, y a buen seguro no le enfadaría comer rodeada de rubios. Pero son mujeres, y un restaurante lleno de mujeres es territorio hostil para ella. Que es una mujer. Una mujer machista, que viene a ser algo parecido a ser negro y simpatizar con el Klu Klux Klan.
- Dado que sólo hay mujeres, Ana V. da por supuesto que está en un restaurante de lesbianas. Una deducción muy lógica e inteligente, porque todos sabemos que cuando un grupo de personas se reúne, y son todas hombres, es que son homosexuales. Y lo mismo pasa con las mujeres.
- Ana V. no se siente cómoda entre lesbianas. Ella dice aceptar el lesbianismo -”no tiene nada malo”, afirma. Me apostaría un brazo a que en las reuniones sociales, para demostrar que es una mujer de mundo y no pasar por retrógrada, proclama eso de “yo tengo muchas amigas lesbianas”. Pero no le gusta estar con ellas. Las lesbianas sí, vale, pero lejos. En otro sitio. No en los restaurantes a los que vas con tu novio.
- Lo incómodo, para Ana V., es precisamente eso, que ha ido al restaurante “en pareja”. Ella no se puede sentir de ningún modo identificada con las otras parejas que habría en La Berenjena, porque eran de mujeres. Y las parejas de mujeres no son lo mismo que las de toda la vida, que son las formadas por un hombre y una mujer. Las parejas como Dios manda.
- A Ana V. no le parece pertinente perder ni un minuto en comentar qué comió. El nivel gastronómico del local no es algo fundamental para ella, ni cree que la información que pueda aportar sobre el asunto vaya a resultar útil a los otros usuarios de TripAdvisor. Tampoco estima relevantes la relación calidad-precio, el confort, la decoración, la amabilidad del servicio o su rapidez. Ella tiene una misión ante la que todo lo demás es secundario, y es advertir al mundo de que La Berenjena es un nido de lesbianas. Que si vas allí, tu sabrás a lo que te expones porque ella ya te ha avisado.
- Ana V. dice que no volvería a La Berenjena. Ésa es su conclusión, su frase lapidaria para la posteridad. Ha puesto tres puntos de cinco al restaurante, por lo que deducimos que no comió mal. Pero para ella, la buena comida no compensa el mal trago de pasar un par de horas entre pervertidas.
Por suerte, Ana V. no se fue de rositas tras dejar su infame crítica. La propia cocinera y propietaria del restaurante le dio su merecido en forma de respuesta contundente. Y le dijo lo que habría que decir siempre en estos casos: no vuelvas.
El comentario de Ana V. ya no está visible en TripAdvisor. O bien lo borró ella misma, o bien tuvo tantas denuncias de otros usuarios por homofobia que la web lo eliminó. Es una lástima, porque se podía haber quedado allí como epítome de todos los comentarios inservibles de internet. Como ejemplo del lado malo de la participación. O como monumento virtual a la estupidez.
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