Malos tiempos para la cocina en la tele
Más negro que un chipirón en su tinta: con este símil gastronómico se podría describir el viernes pasado para la cocina en televisión. Telecinco comunicó la próxima defunción de su espacio culinario estrella, Robin Food, que se esfumará a finales de este mes de la programación. Alberto Chicote, el chef televisivo más popular de España con permiso de Karlos Arguiñano, fue objeto de escarnio público a cuenta de su falso viaje a Tailandia en el programa El precio de los alimentos. Por si fueran pocas desgracias, días antes habíamos sabido que algo llamado Chef busca esposa puede asomarse pronto a nuestras pantallas,mientras en cada nueva entrega de Masterchef confirmamos su deriva hacia el reality efectista.
La caída de Robin Food es la noticia más triste: que un programa de cocina en sentido estricto hubiera aguantado sin quemarse en una parrilla como la de Telecinco habría significado que incluso los seguidores de Mujeres y hombres y viceversa se podían interesar por lo que pasa en una cazuela. Sin embargo, el share no subió hasta donde la cadena pretendía, ni siquiera colando en la cocina a presentadoras saltarinas (Tania Llasera), princesas del pueblo (Belén Esteban preparó unos churros en uno de los programas) y otros famosos salidos del endogámico circo de Mediaset.
El conductor de Robin Food, David de Jorge, afirma que no sabe por qué no se han alcanzado los resultados de audiencia esperados. “Quizá habría que preguntárselo a la cadena. Nosotros hemos echado el resto. Desembarcamos muy a mi manera, muy a la brava, y hemos ido encontrado el punto. Creo que hemos puesto una pica en Flandes: he seguido cocinando, sacando libros o haciendo recomendaciones literarias en Telecinco, algo que podré contar a mis nietos. Hemos llevado recetas históricas de gastronomía clásica a un espectro de público muy grande, y mi balance es muy bueno: tengo la sensación de que hemos calado entre tanto reality con un programa feliz”.
Sin perder el buen hacer con los guisos y el sentido del humor, el cocinero vasco pulió sus maneras para hacerse accesible a todos los públicos, pero algo del desparpajo y la cercanía desu anterior programa en Euskal Telebista se quedó por el camino. “En la primera época de ETB éramos como jabalíes recién bajados del monte, y quien nos haya conocido entonces puede pensar que en Telecinco hemos hecho una historia más pasteurizada”, reconoce. “Quizá yo no tenga la naturalidad del cachalote que era antes, pero he ganado en muchas otras cosas: recetas más comprensibles, mejor realización, mejor vocalización para que me entiendan en Antequera, en Finisterre y en Badalona. He aprendido mucho de los profesionales de la cadena y me he sentido muy a gusto. Es verdad que aquí no he sido palabrotero, pero eso es algo positivo: me gusto mucho más ahora que hace unos años”.
El drama de Chicote no ha venido de los audímetros, que no dejan mal parada su Pesadilla en la cocina, sino de un programa especial en dos entregas que emitió LaSexta, en el que el cocinero viajaba supuestamente por el mundo para explicar el porqué de los precios de la comida. El periodista Luis Garrido-Julve destapó el viernes en su blog Bangkok Bizarro que Chicote jamás había ido a Tailandia, y que las imágenes de aquel país las había tomado él para otro producto de la cadena, Equipo de investigación. Sin embargo,en el reportaje salieron precedidas de tomas en las que el chef aparecía llegando a Barajas, mirando el vuelo a Bangkok, subiendo al avión, durmiendo y bajándose de él, que daban a entender al espectador que había estado en el país asiático.
Enésima prueba de la peculiar visión del rigor que parecen tener algunos responsables televisivos, el engaño corrió como la pólvora por medios y redes sociales. Chicote, que no ha respondido a mis mensajes para explicar lo ocurrido, sufrió en silencio su particular calvario hasta el lunes, cuando en un comunicado de tres frases aseguró que “tomaba nota de las críticas” y deslizaba que la responsabilidad era de la dirección del programa. La cadena, por su parte, pasó a la historia de los eufemismos más desvergonzados al explicar que la mentira era un “recurso narrativo”, como si El precio de los alimentosfuera una serie de ficción o un folletín por entregas.
Tercer frente: Mediaset negocia poner en marchaChef busca esposa,versión patria deThe single chef,con la productora La Competencia,según ha revelado la web Vertele!En estefrankensteinque une el concurso de cocina, elrealityy los rituales de apareamiento, tres cocineros y un montón de chicas lucharán por darse amor entre pruebas de habilidad con los cuchillos. Posible presentadora: Edurne. Posible juez: CarlosProfesor BacterioMedina. Posibles participantes:Max Colombo, del restaurante Xemei, y Peña, deTop Chef.Personas que si querían taza, recibirán taza y media: los que criticaban a dicho programa y aMasterchefpor no ser suficientemente culinarios.
Éste último espacio también presenta alarmantes síntomas de degradación en su tercera serie. El espectáculo que dio el jurado en el caso León come gamba fue sólo un aperitivo de lo que ha venido después. A estas alturas, todo el mundo debería saber a qué se expone cuando va a Masterchef, ¿pero es necesaria esta actitud cuartelera de los jueces hacia los concursantes? ¿A qué viene tanta increpación personal? ¿Es de recibo hacerles pasar por el castigo corporal de probar sus platos más fallidos y repugnantes? ¿Seguro que se eligió a dichos participantes por sus habilidades culinarias?
Cada nueva temporada, el cásting se parece más al deGran Hermano y menos al del formato original, a la vez que se pone más énfasis en el friquismo, los roces, el sentimentalismo y las lágrimas. Todo aliñado con un constante bombardeo de publicidad encubierta y llamamientos a comprar libros, cursos online, campamentos de verano para niños o botellas de aceite con la marca Masterchef, en un tenderete comercial en el que sólo faltan el muñeco hinchable con la cara de Jordi Cruz o el Omeprazol especial Pepe Rodríguez.Suerte que después se emiteCocina2,donde los hermanos Torres demuestran que un programa gastronómico divertido, informativo y 100% libre de humillaciones y tontunas es posible.
Está por ver si el final de Robin Food, la crisis de reputación de Chicote, el advenimiento de Chef busca esposao la evolución de Masterchef marcan un antes y un después en la hasta ahora imparable expansión de los contenidos relacionados con la comida en la televisión. Si ha empezado el declive. Por ahora, lo que dejan claro son los peligros de tan pantanoso medio. Cómo el salto a una cadena grande puede acabar en traspiés. Cómo la aceptación sumisa de prácticas muy televisivas pero nada ejemplares te deja a la altura del betún. Cómo la búsqueda de la fama llevará a algunos profesionales a mostrar sus intimidades de la manera más ridícula. Y cómo un programa digno se puede deslizar fácilmente hacia la patochada.
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