¿El potaje más nutritivo de la historia?
A veces los accidentes tienen consecuencias positivas, y te llevan a los más insólitos hallazgos. No es que me quiera comparar con Alexander Fleming, pero la semana pasada sentí que descubría la penicilina (más o menos) con un potaje al que llegué tras un pequeño desastre, equiparable al que vivió el doctor con sus cultivos bacterianos.
Casa Ruiz, una tienda de productos a granel de Madrid, me había enviado una caja con muestras de sus legumbres y arroces para que los probara. Quizá por el trajín al que sometí a la misma transportándola del despacho a casa, las bolsitas de plástico que envolvían cada producto se rompieron, y cuando la abrí descubrí un bonito cóctel de lenteja de la Armuña, lenteja roja pelada, garbanzo de Fuentesaúco, alubia tolosana roja, alubia canela, arroz Albufera, arroz rojo y bulgur. Pude salvar parte de las bolsas, pero el resto estaba bien mezclado y exigía una paciencia que ni el santo Job en Lexatín para separar cada ingrediente.
Odio a muerte tirar comida, por lo que descarté de inmediato la posibilidad de arrojar a la basura el megamix legumbrero. Decidí cocinarlo en la olla rápida como si fuera un cocido vulgaris, siendo perfectamente consciente de que aquello podía acabar en fracaso dados los diferentes puntos de cocción de cada ingrediente. Recordé uno de los dichos que más le gustaban a mi madre -"si sale con barba, San Antón, y si no, la Purísima Concepción-, y me puse a ello con la tranquilidad del que no tiene nada que perder.
Lo que salió de aquella cazuela superó todas mis expectativas. Los elementos más tiernos -las lentejas rojas, los arroces y el bulgur- casi se habían disuelto formando una crema finísima y deliciosa, mientras que los más resistentes aguantaban enteros pero convertidos en pura mantequilla. La combinación de sabores, impulsada por las hortalizas añadidas (cebolla, ajo, puerro y pimiento seco) y realzada con un chorrito de vinagre, no podía ser más poderosa, y además encajaba con facilidad la suma de cualquier verdura de hoja tipo acelga o espinaca.
Seguramente no inventé la pólvora -los italianos tienen un invento que se parece un poco, llamado ribollita-, pero tanto por sus propiedades gustativas como por su importante valor nutricional, me parece que es un plato digno de compartir y de elaborar en cantidades industriales. Recuerda que el viejo truco abuelesco de juntar legumbres con cereales logra que ingieras proteínas de alta calidad sin necesidad de matar animalitos. Si no dispones de todas las legumbres, no pasa absolutamente nada: yo diría que con tirar de las tres básicas (judías pintas, garbanzos y lentejas), un arroz cualquiera y el bulgur es suficiente.
Dificultad: Debes saber poner la tapa a una olla.
Ingredientes
Para 6 personas
- 50 g de garbanzos
- 50 g de judías rojas
- 50 g de judías blancas
- 50 g de lentejas
- 50 g de lentejas rojas
- 50 g de arroz
- 50 g de arroz rojo o salvaje
- 50 g de bulgur
- 1 puerro
- 1 pimiento choricero (o ñora, o chile poblano seco si se quiere que pique un poco)
- 1 cebolla
- 2 dientes de ajo
- 2 litros de caldo de verduras (en su defecto, agua)
- 3 cucharadas de vinagre blanco
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal
Instrucciones
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