Los 'kits', una nueva forma de vender libros de cocina
Vender libros de cocina no es tarea fácil. A pesar de que el interés por la gastronomía crece, la abundancia de la oferta es tal que los editores han de estrujarse el cerebro para destacar. Más en España, donde comparativamente se compran pocos libros, y más todavía en tiempos de crisis, cuando el lector se lo piensa tres y cuatro veces antes de gastar su dinero.
Algunos pelean por precio, publicando libros-basura de menos de 10 euros con anónimas recetas sacadas de bases de datos. Hablo de esos cuadernillos baratuzos, mal editados y con platos nada fiables que se suelen vender en los hipermercados. Tirando por arriba, otros apuestan por obras firmadas por superchefs que garanticen tirón promocional y atractivo para el comprador. Problema: los cocineros estrella exigen tanto dinero en sus contratos que las editoriales deben vender muchos, muchos ejemplares para que la operación resulte rentable.
Una tercera vía es ligar el libro a un producto de éxito mediático, una fórmula que ha funcionado muy bien en casos como el de 'La cocina de Manolita y Marcelino', basado en la serie de TVE 'Amar en tiempos revueltos'. Y por último está el concepto del libro kit, gran esperanza de algunas editoriales españolas después de ver cómo sus hermanas en Francia han logrado duplicar las ventas y ocupar grandes espacios en las librerías gracias a su aparición.
Los kits no son otra cosa que recetarios temáticos más bien breves que vienen acompañados de algún tipo de instrumental apropiado para preparar sus platos. ¿Que el libro es de sushi? Pues incorpora la esterilla de bambú para hacerlo. ¿Que es de quesos? Pues una tabla y un cuchillo ad hoc. Y así sucesivamente. Se suelen vender en cajas de plástico flexible transparente, y están pensados más como objeto de regalo que como obra de referencia culinaria.
La editorial que más fuerte está apostando en España por los kits es Cúpula, perteneciente a Planeta, que ha lanzado en los últimos meses 'Recetas para tu bebé', de Marie Leteuré; 'Delicias de chocolate', de Trish Deseine, y 'Mini magdalenas', de Sandra Mahut. Además de el libro correspondiente, el primero incluye un tenedor y una cuchara, un bol y, ejem, un patito de goma. Los segundos parecen algo más serios, acompañados uno de utensilios para trabajar el chocolate y moldes para bombones y tabletas, y el otro, de dos moldes de silicona. La editorial también planea lanzar un kit dedicado a las pizzas con cortador incluido.
Grijalbo (Random House Mondadori) ha unido la idea del kit con el libro-de-cocinero-famoso. En este caso, de panadero, pues es Xavier Barriga quien firma 'Magdalenas', que se vende solo o en un paquete con unos cuantos moldes de silicona.
Aunque no incluye ningún instrumento, 'Un millón de menús', firmado por Susanna Capdevila y Ángeles Rojo y publicado por la editorial Terapias Verdes, está de alguna forma relacionado con la tendencia de los libros que tratan de ofrecer más que texto. Las 300 recetas están organizadas en tres tipos de fichas (primeros, segundos y postres) encuadernadas de tal forma que puedes formar distintos menús en la misma página. Los platos suelen ser bastante sencillos, muy de cocina sana del día a día.
¿Funcionarán esta clase de inventos en España? En mi humilde opinión, no creo que arrastren a multitudes de aficionados duros de la cocina a las librerías: desde luego a mí no me fascina la idea de adquirir recetarios básicos con instrumental de calidad desconocida. Sin embargo, sí pueden tener sentido como regalo para personas interesadas en cocinar pero no muy duchas en esta disciplina, y la verdad es que algunos como el del chocolate están bastante logrados. Desde luego, si sirven para inculcar a la gente el virus de la comida hecha en casa, bienvenidos sean.
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