El dominio del espacio, clave para la reducir la vulnerabilidad
Indra, empresa clave en seguridad y defensa, cuenta desde junio con una filial dedicada a impulsar la autonomía estratégica
Indra es el centro del ecosistema de la defensa en España. Una compañía estratégica participada en un 28% por el Estado. En línea con el 25%-30% que manejan otras naciones en empresas similares. El pasado es otro país; en junio aprobaba la creación de la filial Indra Espacio. Evidencia de que su importancia es proporcional al mar, la tierra y el aire. El ser humano ha cambiado su forma de mirar al cosmos. Marc Murtra lleva 25 años en el sector tecnológico y resulta difícil sorprenderle. “Sabíamos de la existencia de las curvas de cambio, pero no imaginamos que fueran tan rápidas”, admite el presidente ejecutivo de la firma. Desde el momento que poner un kilo de material en el espacio —SpaceX y Elon Musk son una prueba de lanzamientos en serie de satélites— cuesta entre un 20% y un 40% menos que antes, algo profundo ha cambiado. Por eso tiene lógica si adquieren Hispasat o Hisdesat. Crecer de forma inorgánica es un buen atajo. ¿Lo harán? Murtra esquiva la respuesta. “Nuestra estrategia es compatible con esos activos empresariales valiosos, pero vamos a ser ambiguos y discretos”, admite.
Además, el análisis tampoco cambia con la llegada de Trump. “El dominio del espacio resulta básico para la seguridad”. El reto, por ejemplo, es competir con Musk, que lleva años de ventaja incluso a las Fuerzas Armadas estadounidenses. El mercado espacial —acorde con Bank of America— crecerá con fuerza. Pasará de 339.000 millones de dólares en 2016 a 2,7 billones durante 2045. De 287.000 millones a 2,3 billones de euros. La carrera en la era del Cosmos 2.0 será muy diferente a la Guerra Fría.
En el fondo, la narrativa gira sobre la autonomía estratégica. El gozne brillante de la Unión Europea. Indra resulta esencial cuando el gasto militar llegue al 2% del PIB en 2029. Ya es el coordinador nacional del Futuro Sistema Aéreo de Combate (FCAS) de Europa. En junio cambió su imagen —supone la creación de Indra Group, engloba Indra y Minsait— y también ha dado entrada a Escribano Mechanical & Engineering (8%). ¿Y qué pasará con su división tecnológica, Minsait? La prensa ha publicado que puede perder el control. Pero la enajenación parece cambiarse por socios que ayuden al crecimiento de la facturación y la rentabilidad. O sea, continuar su plan de negocio. “No decimos nunca nada, hasta que tengamos algo específico que anunciar”, subraya el directivo. Y Ucrania tampoco modifica el relato. Porque la política de Defensa corresponde al Gobierno de España y es “quien define las prioridades”. Sin embargo, la empresa piensa más lejos y más alto. La vocación europea la marcan compañías como Thales, Leonardo, GDELS o Rheinmetall. Pero también han llegado a un acuerdo con el Grupo Edge (Emiratos Árabes). “Tenemos alianzas con la OTAN y otras naciones”, describe Murtra. Hasta Andrómeda —la galaxia más cercana a la Tierra— queda espacio.
El reto de protegernos solos
Las palabras, la semántica y la ironía de un amigo de José María de Areilza Carvajal, secretario general de Aspen Institute España y director de la revista Política Exterior, Josep Borrell, alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, explica las relaciones transatlánticas en dos vívidas imágenes: “No podemos ser herbívoros en un mundo de carnívoros” y “cuando uno no tiene sitio en la mesa es que forma parte del menú”. Es la realidad de una nueva Guerra Fría que enfrenta a China y EE UU, sobre todo por el comercio. “Una contienda planetaria que se definirá mucho más en el sur global que en el choque entre los dos rivales”, prevé Areilza Carvajal. "La prioridad es la seguridad nacional o regional y no la prosperidad compartida. La UE no está preparada para este mundo, que agrupa además de la defensa, la energía, el comercio, las inversiones o las tecnologías disruptivas”, avanza. Europa ha confiado en exceso su seguridad a EE UU. El continente, que ha superado cinco crisis —la moneda común, las migraciones descontroladas, el Brexit, la pandemia y la invasión de Ucrania—, debe tomar el destino en sus manos. En camino está “la sexta crisis, que es la llegada de Trump a la Casa Blanca”, pronostica. Existe una caja secreta. Los 300.000 millones de dólares congelados a Rusia, y un riesgo: que la reconstrucción de Ucrania no se convierta en un agujero negro que comprometa esta nueva Europa basada en la defensa continental propia.
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