El largo camino del hidrógeno verde en España
La ambiciosa hoja de ruta lanzada por el Gobierno para el despliegue de este vector energético es factible, pero requiere un esfuerzo constante y mucha inversión
Para España, que aspira a convertirse en el gran hub de energías limpias del sur de Europa, el hidrógeno (H₂) verde, alternativa al negro o gris (producidos a partir de hidrocarburos), obtenido mediante electrólisis con el concurso de renovables, es una enorme oportunidad. Pero esta entusiasta afirmación, leída y escuchada hasta la saciedad es, en realidad, el final de un camino que comienza a andarse ahora, según una hoja de ruta, publicada en octubre de 2020 por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), que prevé, para 2030, de 100 a 150 hidrogeneras públicas, entre 5.000 y 7.500 vehículos para transporte de mercancías y entre 100 y 150 autobuses FCEV (Vehículo Eléctrico de Pila de Combustible según sus siglas en inglés), dos líneas de trenes comerciales impulsadas con H₂, o el 25% del consumo de hidrógeno en la industria.
“Antes de eso hay que hablar del despegue en la producción de hidrógeno renovable”, tercia Maty García, gerente senior de Desarrollo Industrial de Hidrógeno en Repsol. En su opinión, la hoja de ruta ha enfocado muy bien esa primera fase, que culminará con al menos 4 gigavatios de potencia instalada de electrolizadores previstos para 2030, con un objetivo intermedio de alcanzar una potencia instalada de entre 300 MW y 600 MW para 2024.
Esa base de H₂ limpio, que ha de sostener todos los usos finales planteados es, hoy por hoy, insignificante. “Se producen 50 toneladas al año de H2 renovable en España, frente a las 500.000 toneladas anuales de convencional; es insignificante, un 0,01% del total”, calcula Javier Brey, presidente de la Asociación Española del Hidrógeno (AeH2), que reconoce que habrá que pasar de prácticamente 0 a 4.000 MW en menos de una década. “Es factible. Ten en cuenta la cantidad de pilotos y proyectos de I+D en marcha. Estamos comenzando”, asegura.
“La tecnología está madura, las renovables tienen la suficiente penetración, y hay voluntad social y política, junto con el compromiso de grandes empresas, como Repsol”, coincide García. De hecho, la compañía energética figura en prácticamente todas las pomadas que bullen por el territorio: en el Corredor Vasco del Hidrógeno, puesto en marcha en febrero por Petronor-Repsol, que arrancó con 78 empresas, y ya va por 128; en el Valle del Hidrógeno de Cataluña, coordinado por la Universitat Rovira i Virgili, Repsol y Enagás , que se plantea “consolidar en la región un ecosistema integrado alrededor de la cadena de valor del hidrógeno”; en el polo del hidrógeno renovable, en torno al Valle de Escombreras en Cartagena (Murcia); en el clúster de Hidrógeno de Castilla La Mancha, que “situará al complejo industrial de Puertollano a la vanguardia con una planta de producción de hidrógeno renovable a partir de fotoelectrocatálisis, tecnología que Repsol está desarrollando junto a Enagás”, informa en nota de prensa.
Cifras importantes
El año pasado, el Gobierno puso encima de la mesa 1.555 millones de euros (que serán 8.900 millones para 2030), con cargo a los fondos de recuperación europeos, los Next Generation, en inversiones para proyectos de producción de hidrógeno renovable, y pidió a las empresas que manifestaran su interés por la apuesta mediante dos convocatorias: a la primera, de julio, concursaron propuestas muy repartidas geográficamente; para la segunda, en diciembre, ya se habían presentado 502 proyectos de todo tipo, con compañías de todos los tamaños involucradas, y con todas las provincias representadas, por valor de unos 10.000 millones de euros. “Se ha multiplicado casi por diez el envite del Gobierno. Hay quien ve en eso una burbuja del hidrógeno. Yo le hago una lectura totalmente positiva: si el sector privado responde con muchos más proyectos que los que se ejecutarán, solo me cabe pensar que saldrán adelante los mejores”, argumenta Brey.
Y, algo muy importante, según subraya: “El objetivo de los 4 GW se cubre de sobra”. El presidente de AeH2 cree que los hitos marcados por la hoja de ruta están, igualmente, garantizados. “Solo tenemos que echar un vistazo a esas 502 propuestas presentadas, o leer la prensa, con noticias como que hay al menos un fabricante internacional interesado en el tren de hidrógeno”, apunta. Le parece, incluso, que el objetivo de 150 hidrogeneras para 2030 es un poco bajo, cuando “la idea es lograr un 1% de vehículos de pila de combustible, que sumarían, en un país con 30 millones de coches, unos 300.000”, según sus cábalas. “A lo mejor no llegamos a los 300.000, pero sí a los 100.000”, pronostica.
Las claves: Administración ágil, formación, investigación y empleo
La agilidad de las administraciones a la hora de las tramitaciones, un marco regulatorio claro, una colaboración público-privado firme y unas acciones transversales decididas en investigación, desarrollo y gestión del conocimiento van a ser clave para que la apuesta española por el hidrógeno verde sea sostenible, según lo ve la gerente senior de Desarrollo Industrial de Hidrógeno en Repsol. El presidente de la Asociación Española del Hidrógeno hace hincapié en la importancia de la pata formativa, recogida en la medida 37 de la hoja de ruta del Gobierno: “Impulsar el estudio de las tecnologías del hidrógeno en los planes educativos de titulaciones existentes que tengan relación temática, a nivel de grado universitario y ciclo formativo de grado medio y superior, analizando por parte de las universidades y las autoridades educativas competentes la necesidad de titulaciones especificas dedicadas al conocimiento y desarrollo del sector del hidrógeno”.
“Necesitamos formación en hidrógeno en todos los eslabones de la cadena educativa”, resume Javier Brey. “Entre otras cosas, porque el sector tiene el potencial de ofrecer 30 millones de empleos en todo el mundo para 2050. “Por situarnos en una cifra más cercana, una búsqueda en LinkedIn con la palabra clave hidrógeno arroja como resultado más de 3.000 puestos de trabajo; con oil&gas, 30.000. Una tecnología de la que nadie hablaba hace un año tiene hoy un 10% de las ofertas de un sector como el petroquímico. Es una penetración rápida, transversal, en muchos sectores, edades y geografías”, enfatiza.
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