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Más allá del flechazo: ¿Es posible (y positivo) racionalizar nuestras relaciones?

Para muchas parejas, existe un limbo entre la pasión extrema y el amor tranquilo y aletargado. Una experta nos da las claves para mantener vínculos estables y sanos con la pareja sin terminar siendo solamente buenos amigos, como intentar relacionarse de una forma en la que haya espacio para la sorpresa

El éxtasis del enamoramiento no siempre es la puerta de entrada a una relación sana, feliz y duradera.
El éxtasis del enamoramiento no siempre es la puerta de entrada a una relación sana, feliz y duradera.Bob Thomas (Getty Images)

Chispa, flechazo, química, magia… Hay bastantes formas de denominar al enamoramiento repentino, la pasión súbita, la fascinación, el encandilamiento. Es un sentimiento incontrolable, difícil de describir, pero que a veces se parece un poco al fuego: nos puede desbordar, destruir, pero también iluminar. Por amor podemos hacer las mejores y las peores cosas, tomar las mejores y las peores decisiones. En esos momentos de éxtasis, independientemente de lo que ocurra a nuestro alrededor, nos sentimos las personas más afortunadas del mundo y estamos convencidos de que nadie más, en toda la historia, ha sentido algo como lo que nosotros estamos sintiendo.

Conocí a Óscar por unos amigos y enseguida conectamos. Teníamos el mismo humor. Nos pasábamos el día haciendo chistes que solo nos hacían gracia a nosotros. Supongo que nos enamoramos perdidamente a los cinco minutos”, recuerda María José, de 33 años. “Enseguida empezamos a quedar casi todos los días. Todo pasó muy rápido. Hicimos un par de viajes juntos, conocimos a nuestras familias, él se mudó a mi piso y muy poco tiempo después (ahora me da algo de vergüenza contarlo) nos casamos. Mi familia no entendía nada, pero al salir del juzgado yo era la mujer más feliz del mundo”, termina de relatar María José sobre el flechazo instantáneo que sintió.

“En psicología definimos el concepto de chispa o de flechazo como una enorme explosión hormonal que se produce cuando sentimos atracción, conexión y deseo por alguien”, explica Nuria Jorba, psicóloga, sexóloga y terapeuta de pareja. “Lo curioso es que psicológicamente no se sabe del todo por qué ocurre esto. Se sigue investigando para descubrir qué es lo que desencadena esa respuesta hormonal que, a su vez, genera fuertes cambios emocionales y físicos. Existen diversas teorías, claro, como que está relacionado con el acoplamiento del ADN, con patrones culturales, con la simple idealización… Pero realmente todavía no está claro”, advierte.

En una gran cantidad de casos la existencia o no de esa chispa a la hora de iniciar una relación amorosa es un requisito imprescindible para continuar o terminar con una persona
En una gran cantidad de casos la existencia o no de esa chispa a la hora de iniciar una relación amorosa es un requisito imprescindible para continuar o terminar con una personaurbazon (Getty Images)

No obstante, el éxtasis del enamoramiento, el amor fou, no siempre es la puerta de entrada a una relación sana, feliz y duradera. De hecho, muchas veces lo es hacia todo lo contrario. “Poco tiempo después de la boda tuve que irme unas semanas de viaje debido a mi trabajo”, continúa relatando María José. “A partir de entonces comencé a ver una cara de Óscar que hasta ese momento no había visto. Llegaron los celos, las sospechas y la desconfianza. Empezó a haber altibajos muy grandes en nuestra relación. Momentos de disfrute brutal seguidos de crisis muy profundas. Dramas, lloros, conversaciones de madrugada, finalmente todo degeneró de una manera muy rápida. Tal y como empezó, el amor se terminó, y acabamos divorciándonos”, recuerda.

No todas las relaciones que empiezan de forma tan explosiva acaban así, pero lo cierto es que en una gran cantidad de casos la existencia o no de esa chispa a la hora de iniciar una relación amorosa es un requisito imprescindible para continuar o terminar con una persona. Por tanto, muchas veces es esa atracción irracional, inexplicable, lo que acaba determinando con quién compartimos nuestra vida. Pero cabe preguntarse, ¿es eso una buena idea? Y, ¿es posible hacerlo de otra manera?

Cuando la pareja se reduce al deseo y la pasión inmediatos

No es raro que todos busquemos ese arrebato romántico como una especie de semáforo en verde para arrancar una relación cuando la pasión amorosa ha sido el sentimiento que ha tenido la mejor campaña de publicidad (y la más larga) de la historia. De Homero a García Márquez, pasando por Shakespeare o Jane Austen, todos han escrito algunas de sus mejores obras hablando, precisamente, del amor. Lo mismo pasa en el cine, la música o la televisión. “Estamos convencidos de que ese tipo de atracción es necesaria para comenzar y mantener una relación amorosa”, explica Jorba. “Cada vez más la base de las parejas es el deseo y cuando la pasión se reduce, muchos se separan”.

Se ha demostrado que el enamoramiento nos produce a nivel cerebral un efecto similar al de una dosis de cocaína. Cada vez acuden a consulta más personas con esta adicción.
Se ha demostrado que el enamoramiento nos produce a nivel cerebral un efecto similar al de una dosis de cocaína. Cada vez acuden a consulta más personas con esta adicción.Flashpop (Getty Images)

Este hecho, que nos parece lo más lógico del mundo, es, sin embargo, relativamente nuevo. Las relaciones en tiempos de nuestros abuelos e, incluso, de nuestros padres, no eran así. El deseo no tenía tanta importancia y las parejas se mantenían unidas por aspectos como la unión de la familia, el qué dirán o la estabilidad económica. Algo que también se alejaba bastante de lo ideal.

Sin embargo, las formas en las que nos conocemos ahora también favorecen esta “ley del deseo”. Hoy en día parece más difícil que nunca conocer a alguien en el mundo real y comenzar una relación con él o ella. De ahí el auge de las plataformas para encontrar pareja. Según un informe de la empresa de investigación de mercados y análisis de datos GfK, cada mes, en España más de cuatro millones de personas utilizan alguna de estas aplicaciones o webs. El chispazo amoroso se hace especialmente necesario para iniciar una relación a través de ellas. La competencia, la facilidad de conseguir una cita y la sensación de que siempre habrá alguien disponible hace que, según la experta, el enamoramiento repentino sea casi obligatorio. “Esos encuentros, además, ya sea en persona o a través de la aplicación, suponen una fuerte inyección de autoestima y de dopamina, lo que puede provocar una adicción al enamoramiento”.

La psicóloga continúa con estas palabras sobre los efectos del flechazo en nuestro cerebro: “Se ha demostrado que el enamoramiento nos produce a nivel cerebral un efecto similar al de una dosis de cocaína. Cada vez acuden a consulta más personas con esta adicción”, afirma. “Por tanto, las aplicaciones para encontrar pareja han contribuido muchísimo a la búsqueda constante de la pasión y a la identificación de la pareja con el sentimiento a flor de piel, haciéndonos olvidar que la pareja también es racionalidad, es compromiso y es esfuerzo”.

Enamorarse con tranquilidad

No obstante, también hay amores que empiezan de maneras más tranquilas, que se van construyendo a lo largo del tiempo y sin tantos arrebatos. En ocasiones, para dar forma a una pareja se puede tardar años y, según la experiencia de Jorba, las uniones que se gestan así suelen mostrar algo más de equilibrio. “Hay bastantes pacientes que me cuentan que el inicio de su relación fue tranquilo, sin mucha chispa, pero que se fueron enamorando con el tiempo”, reconoce la terapeuta. “Eso tiene una parte muy buena, que es que pueden ponerle un poco más de cabeza al asunto. Como hemos visto, la pasión nos lleva a elegir desde la irracionalidad y eso en ocasiones sale mal. Ir tejiendo algo más elaborado nos permite acoplar mejor los valores, plantear un proyecto futuro y formar un equipo cohesionado por algo más que la pasión”.

La pasión lleva a las personas a elegir desde la irracionalidad y eso en ocasiones sale mal. Ir tejiendo algo más elaborado permite acoplar mejor los valores, plantear un proyecto futuro y formar un equipo cohesionado por algo más que la pasión.
La pasión lleva a las personas a elegir desde la irracionalidad y eso en ocasiones sale mal. Ir tejiendo algo más elaborado permite acoplar mejor los valores, plantear un proyecto futuro y formar un equipo cohesionado por algo más que la pasión.Tom Werner (Getty Images)

Aun así, la doctora no defiende únicamente las relaciones que se crean de forma lenta y pausada. “La clave es encontrar una combinación de ambos extremos”, plantea la experta. “Lo que asegura una relación duradera son tres cosas: que haya cierta pasión, pero quizá una que no sea demasiado desenfrenada para que podamos añadirle el segundo ingrediente: un poco de cabeza que nos permita analizar si somos compatibles, si el estilo de relación que queremos es el similar. Finalmente, el tercer factor es que vayamos evolucionando juntos en la vida. Esto último creo que es lo más difícil y consiste en no caer en relaciones divergentes y que al cabo de muchos años sigamos teniendo un camino en común por delante”.

El secreto para conseguir (y mantener) una relación estable

Conseguir el equilibrio entre los dos tipos de relaciones que se plantean en este artículo resulta complicado. Podemos conseguir evitar una pareja guiada por la irracionalidad, pero es muy fácil caer en el otro extremo: ser solamente dos buenos amigos. Cada uno de nosotros, además, tenemos nuestras preferencias y un histórico personal de relaciones pasadas. Por tanto, ese equilibrio se encontrará en diferentes puntos entre pasión y racionalidad dependiendo de la persona.

Si nos encontramos al inicio de una relación y la pasión lo inunda todo, la doctora recomienda que, además de disfrutar de ello, intentemos buscar un momento para considerar qué es lo que realmente necesitamos de nuestra pareja, analizar si, aparte de esa diversión inicial, podemos llegar al equilibrio que necesitamos.

Y si ya hemos superado la etapa inicial de la relación y la pasión se ha reducido, ya sea porque el amor apasionado se ha esfumado tras un tiempo o porque este nunca fue el protagonista, Jorba considera positivo que tratemos de activar lo que ella denomina el “rol de amantes”. “Es decir, una forma de relacionarse en la que quepa la sorpresa, en la que activamente se encienda la chispa. Dar besos inesperados, invitar al otro a cenar sin previo aviso o generar un espacio erótico, puede hacer que nuestra relación mantenga la buena salud durante más tiempo”, concluye.

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