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El atractivo de la orquídea mariposa: el arte de engañar y tener flores varios meses al año

La especie más común y comercializada de esta planta despliega tonos blancos, rosados, amarillentos y anaranjados. Para cuidarla bien, se debe colocar al pie de la ventana, conseguir que sus raíces reciban luz solar y no hay que cortar su vara floral ni encharcarla con el riego

Orquídea Mariposa
Una orquídea mariposa en plena floración.Eduardo Barba
Eduardo Barba

“Pasaba todas las mañanas por una tienda estilo bazar, de las que venden de todo. En la puerta tenían varias orquídeas. Las veía allí, con tan solo dos hojas vivas, estaban en muy mal estado. Así que un día le dije al señor de la tienda que me las llevaba todas, las cuatro orquídeas que tenía”. Quien así narra esta pequeña historia cotidiana, y muy jardinera, es Marisa Damas, valenciana y apasionada de las plantas desde hace casi 50 años. A su compasión por los seres vivos que sufren se le unió el gusto por las orquídeas, un grupo de plantas de lo más peculiar y único que genera verdaderos arrebatos para los amantes de lo verde.

La cantidad de orquídeas es inmensa, ya que cuenta entre sus miembros con cerca de 28.000 especies englobadas en 736 géneros, según un estudio del año 2015. De esta forma, las orquidáceas es la familia más numerosa dentro de las plantas vasculares —que son la gran mayoría de plantas, si excluimos a los grandes grupos de los musgos, de las hepáticas o de ciertas algas—. Pero estas cifras siguen creciendo, debido a la prodigalidad de las zonas tropicales y subtropicales, donde viven muchas de estas plantas. Las orquídeas no serán siempre tan llamativas como las que se imagina uno habitualmente, sino que muchas veces contarán con minúsculas y discretas flores.

Estas son otras plantas campeonas en el arte de engañar a los animales, con estrategias en las que imitan a la perfección formas y aromas de ciertos insectos, por ejemplo, para atraerlos y así conseguir una polinización cruzada entre varios ejemplares de una misma especie. Al ser humano ya lo engatusó hace mucho tiempo gracias a la espectacularidad de sus flores. Dentro de los numerosos géneros cultivados, Phalaenopsis (pronunciado correctamente como falenopsis) es la orquídea más común y comercializada, y recibe el nombre popular de orquídea mariposa. Con sus varas florales de tonos blancos, rosados, amarillentos y anaranjados, destacan entre otras muchas plantas de interior en las floristerías y centros de jardinería. Una de sus sorprendentes características es que una misma flor puede durar abierta, sin morir, un largo periodo, no siendo raro que viva cuatro o cinco meses. Esta longevidad, unida a la facilidad para que florezca, ilustra por qué adorna tantísimas casas, oficinas y restaurantes en cualquier lugar del mundo.

Distintos cultivares de la orquídea mariposa, mostrando sus diferentes colores.
Distintos cultivares de la orquídea mariposa, mostrando sus diferentes colores.Lawren (Getty Images)

Una de las normas a seguir con la orquídea mariposa es la de no cortar esa vara floral una vez que se seque, sino que se debe dejar que sea la misma planta la que decida qué hacer con ella. Si sigue de color verde no se poda, ya que es muy posible que la planta active una nueva yema que forme más flores. Si la vara floral se comienza a secar y primero adquiere tonos amarillentos y después marrones, se puede ir cortando, pero sin dañar la parte de la vara que permanece verde, porque de ahí puede activar la siguiente floración. Respetando esta norma tan sencilla, nos aseguramos de no comprometer su belleza, ya que puede florecer en cualquier mes del año. Solo cuando veamos que la orquídea está exhausta, quizás con solo un par de hojas vivas, o cuando se quiera que la planta se haga más grande, se puede cortar esa vara para que la planta concentre más energía en producir raíces y hojas. Sin embargo, igualmente hay cultivadores que prefieren podar la vara floral y acortarla por encima de un nudo, después de que la orquídea ha florecido. De cualquier modo, cada sistema suele traer aparejado nuevas flores, así que lo mejor es experimentar y elegir cuál se prefiere.

Como con cualquier planta, es esencial encontrar el sitio correcto para que crezca. La iluminación ideal la tenemos justo al pie de una ventana orientada al Norte o al Este, ya que no es necesario que reciba el sol directo. Si alguno de sus rayos la alcanzan durante el día, tampoco le harán ningún mal, si no son demasiado fuertes; de hecho, si no florece, podemos activarla colocándola en una ventana orientada al Oeste, más luminosa todavía.

Las orquídeas mariposa crecen y florecen felices al pie de una ventana.
Las orquídeas mariposa crecen y florecen felices al pie de una ventana.Nadya So / 500px (Getty Images/500px Plus)

En su lugar de origen, el sudeste asiático tropical, es una orquídea epífita, es decir, crece sobre otras plantas más grandes que ella —como árboles o palmeras—, pero sin parasitarlas. Simplemente, utiliza a la otra planta huésped como un soporte. Para ello, la orquídea mariposa cuenta con unas poderosas aliadas: sus raíces, que se desenvuelven como tentáculos, aferrándose a troncos y ramas.

Estas raíces tienen, además, la peculiaridad de realizar la fotosíntesis, como se aprecia por sus colores verdosos, especialmente en la punta. Por esta razón se comercializan en macetas de plástico transparente. De igual forma, esta maceta se suele colocar dentro de un cubremacetas de cristal transparente, para que siga haciendo esa fotosíntesis. Muchas personas que crían esta orquídea no prestan atención a este factor, y tampoco les suele ir mal. Pero si la ayudamos a que también reciba luz en su parte radicular lo agradecerá.

'Phalaenopsis' son orquídeas epífitas que crecen sobre la corteza de los árboles.
'Phalaenopsis' son orquídeas epífitas que crecen sobre la corteza de los árboles.Rebeca Mello (Getty Images)

Esa raíz aérea de la orquídea mariposa es también un indicador para los cultivadores, que señala el momento correcto para regarla. Todas esas raíces están cubiertas por un tejido que se llama velamen. Su función es la de proteger a las raíces de la desecación. Cuando están hidratadas, el velamen es de color verdoso. Pero cuando la orquídea tiene menos cantidad de agua, el velamen de las raíces que están dentro de la maceta se vuelve de color plateado. Es entonces una señal perfecta para regar. Respetando este ciclo de raíces verdosas que pasan a estar plateadas se consigue no sobrepasarse con el agua, ya que prefiere no contar con sus raíces constantemente húmedas.

En cuanto al riego, varios son los métodos utilizados, dependiendo de la persona. Lo importante es que la orquídea pueda realizar sus procesos metabólicos con normalidad, y que el agua no se quede estancada entre sus hojas. Una de las formas más habituales para regar la orquídea mariposa es la de sumergir toda la maceta en agua, durante unos 10 minutos. Para ello, se puede emplear el mismo cubremacetas. Después, una vez que el agua ha hidratado todos los resquicios del sustrato, se deja que escurra por completo, y se retorna al cubremacetas, vacío de agua por completo. Por cierto, ese cubremacetas es una parte indispensable para su cultivo en maceta, ya que procura a la planta la estabilidad necesaria para evitar que vuelque.

Las raíces de 'Phalaenopsis' muestran el velamen de color plateado.
Las raíces de 'Phalaenopsis' muestran el velamen de color plateado.Евгения Матвеец (Getty Images)

Esta inestabilidad es debida a la extrema porosidad del sustrato, que evita el encharcamiento a la planta. Como se ha visto, el único sustrato que necesitaría esta orquídea es una planta a la que adherirse. En maceta, en cambio, el sustrato se compone principalmente de corteza de pino compostada, que confiere ese espacio poroso y poco retentivo de agua.

Asimismo, no podemos olvidar abonar estas plantas para conseguir floraciones de calidad, para lo que hay que nutrir ese sustrato con un buen abono específico para orquídeas, normalmente líquidos. Por cierto, las orquídeas mariposa rescatadas por Marisa Damas han vuelto a florecer, y ya vuelan sus colores por las estancias de su casa.

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Sobre la firma

Eduardo Barba
Es jardinero, paisajista, profesor de Jardinería e investigador botánico en obras de arte. Ha escrito varios libros, así como artículos en catálogos para instituciones como el Museo del Prado. También habla de jardinería en su sección 'Meterse en un jardín' de la Cadena SER.

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