Cuándo envejecen perros y gatos, y cómo cuidarlos cuando se hacen mayores

Los perros y gatos llegan a la senectud cada vez más a menudo gracias a los cuidados adecuados que reciben en casa y que preservan su salud durante más años. “Los chequeos geriátricos permiten detectar a tiempo ciertas enfermedades, antes de que progresen, y de esta forma podemos frenar su evolución para mantener un buen estado físico del animal durante más tiempo, como por ejemplo con una patología cardíaca”, explica Manuel Lázaro, veterinario y vocal del Colegio de Veterinarios de Madrid. Pero, ¿a qué edad se puede considerar que son mayores los perros y los gatos? Envejecen antes las razas de canes de tamaño grande que los pequeños. “La longevidad media de un perro grande sería entre los 11 y los 13 años. Los pequeños pueden vivir hasta los 13 o 16 años y en el caso de los gatos, entre los 14 y los 17 años”, detalla.

Las señales que indican que un perro o gato ha llegado a su vejez son diversas. Este veterinario menciona las siguientes: “El encanecimiento del pelo, pérdida de cierto grado de visión y oído, sarro dental, osteoartritis moderada o adelgazamiento de la piel”. Las revisiones veterinarias de los perros y gatos mayores son importantes para asegurar su calidad de vida durante sus últimos años. “Conviene prestar especial atención a síntomas como la fatiga, la tos, cuando beben y orinan mucho, el estreñimiento o dificultades con el movimiento”, describe Lázaro. También menciona que los animales de edad avanzada pueden padecer una patología similar al alzhéimer, conocida como disfunción cognitiva, que afecta, según el experto, a un 25% de los perros mayores de 12 años.

La antesala de la vejez de los animales es el denominado síndrome de fragilidad, que se caracteriza por un mayor riesgo del animal a enfermar. “Con síntomas como pérdida de masa muscular, una menor resistencia a infecciones, deterioro de la función cardíaca, renal o hepática, fatiga, alteraciones hormonales o artrosis”, comenta el experto, que aconseja detectar pronto estas señales para paliar cuanto antes la situación de deterioro de la salud de la mascota.

Preservar la salud de perros y gatos mayores es posible a través de algunas pautas, como seguir una dieta específica conocida como Senior. “Una reducción en la cantidad de proteína, así como de fósforo y sodio, además de baja en calorías tiene efectos muy positivos, porque la disminución de proteínas favorece el correcto funcionamiento del hígado, el riñón y el corazón del animal”, recomienda Lázaro. Y añade otras pautas: “El ejercicio moderado, una correcta hidratación a través de la ingesta de agua y seguir el calendario de vacunaciones del animal”.

Las primeras señales específicas de que el animal está envejeciendo

Los gatos suelen camuflar más los signos de su declive vital, debido a que los felinos son depredadores que no pueden mostrarse vulnerables con el fin de sobrevivir. No obstante, hay señales que indican el inicio del envejecimiento de canes y felinos. Pedro Ruf, vocal de la Junta de Gobierno del Colegio de Veterinarios de Madrid, menciona las siguientes:

• Falta de interacción con el propietario.
• Eliminación inadecuada de orina y heces, como en el caso de los gatos fuera del arenero o del perro al margen de su horario de paseo.
• Vocalización excesiva de maullidos o ladridos.
• Comportamientos fuera de lo normal, como mirar fijamente las paredes.
• Desorientación espacial, falta de actividad, apatía o excesivo sedentarismo con respecto a la dinámica del animal cuando era más joven.
• No acudir a la llamada ni reconocer a los propietarios.
• Episodios de agresividad que antes no se producían.

Los perros y los gatos tienen puntos en común con las personas en el proceso de evolución hacia su declive físico debido a la edad. “Pueden desarrollar enfermedades como diabetes, artrosis, alteraciones cardíacas o problemas renales, por lo que es importante acudir al veterinario si se detecta cualquier signo físico fuera de lo normal, como beber más de lo habitual”, aconseja Ruf. El deterioro cerebral también se produce en canes y felinos mayores. “Puede comenzar a manifestarse a partir de los siete u ocho años en razas menos longevas, como el mastín o el bóxer, y en general en razas de gran tamaño; en las más pequeñas, puede ser a partir de los 10 años”, explica. Para estos casos, destaca la existencia de medicamentos que mejoran la irrigación y la oxigenación cerebral del animal.