Cómo la ‘podcaster’ Alexandra Cooper levantó un imperio millonario hablando de intimidades y “cosas de chicas”
La estadounidense es la conductora de uno de los ‘podcast’ más escuchados del mundo, ‘Call Her Daddy’, al que habitualmente acuden celebridades a hablar de su vida sexual, y que Spotify compró por una cifra estimada en 60 millones de dólares en 2021
Según los últimos datos, en 2023 existen cinco millones de podcast con más de 70 millones de episodios publicados. En este océano de contenido, en el año 2022, uno titulado Call Her Daddy, presentado por Alexandra Cooper, se convirtió en el segundo más escuchado del mundo en Spotify, solo por detrás de The Joe Rogan Experience, presentado por el cómico estadounidense del mismo nombre. Tan solo un año antes, en 2021, la plataforma había firmado un acuerdo estimado en 60 millones de dólares con Cooper para emitir en exclusiva Call Her Daddy durante tres años, lo cual convirtió a la joven, que por aquel entonces tenía 25 años, en multimillonaria y quizá en uno de los escasos ejemplos en los que parece cumplirse el mito del denominado sueño americano.
Tan solo cinco años antes, en 2018, Alexandra Cooper (28 años, Pensilvania) se acababa de quedar sin trabajo. Hacía un año que había terminado sus estudios en Media and Entertainment en la Universidad de Boston y había decidido probar suerte en la ciudad de Nueva York, donde las cosas no fueron como esperaba: “Vivía del subsidio de desempleo, no tenía trabajo. Me dedicaba a hacer vídeos e intentar hacerme un hueco en YouTube”, explicaría en su propio programa. También ganaba dinero a través de una página de citas llamada Seeking Arrangement por la que los hombres le pagaban dinero por salir con ella. “Mi objetivo era solo ir a tomar algo, cenar y, al final de la noche, tener suficiente dinero para el alquiler”, contaría más adelante. Se mudó al Lower East Side, donde comenzó a compartir piso con Sofia Franklyn (30 años, Utah), quien se convertiría en la otra mitad de Call Her Daddy. Un conocido les propuso grabar sus aventuras como jóvenes solteras en Manhattan en formato podcast. Pensaron que por qué no hacerlo. En menos de dos meses, Call Her Daddy había pasado de tener 12.000 oyentes a dos millones. ¿Cómo? Hablando de citas que salen bien, citas que salen mal, sexting, felaciones, posiciones sexuales, consejos para superar una ruptura y hasta fórmulas para descubrir si tu pareja te engaña. En vistas del éxito, la productora Barstool Sports les ofreció un contrato de 75.000 dólares anuales durante tres años por seguir grabando Call Her Daddy. Firmaron.
El éxito de Call Her Daddy se debe a varios factores. El primero de ellos es su cercanía: desde su lanzamiento, tanto Cooper como Franklyn desprendían la química que solo pueden tener dos mejores amigas que, con sentido del humor, intentaban poner algo de cordura a todas las situaciones a las que cualquier veinteañera soltera, con casi total seguridad, iba a enfrentarse en algún momento de su vida, sobre todo si pisaba las arenas movedizas del complejo universo del sexo exprés y las relaciones líquidas. Ambas son a menudo descritas por sus fans como “hermanas mayores”, un perfil un tanto más elevado, con mayor sabiduría y experiencia que sus seguidoras, que hablan de “cosas de chicas”. El segundo factor es su manera de surfear la siempre delicada línea entre la aspiracionalidad y el realismo: Cooper y Franklyn podían ser invitadas a fiestas en los Hamptons, una de las zonas vacacionales más elitistas y al mismo tiempo codiciadas de Estados Unidos, pero, una vez allí, las protagonistas contaban que las habían echado de una discoteca o que la cita a la que habían acudido había salido terriblemente mal. A pesar de lo excesivo que pudiera parecer su estilo de vida, al final seguían ofreciendo contenido con el que sus seguidoras podían identificarse. Y el tercer motivo de su éxito tiene que ver con el momento: en 2018 existían solo un tercio de los podcast que existen a día de hoy, el formato conversacional todavía se veía como algo fresco y diferencial, y, en la era posterior al MeToo, Cooper y Franklin podían posicionarse como feministas de la cuarta ola, sin recibir todavía críticas sobre si su feminismo era, en el fondo, demasiado blanco y demasiado liberal.
“El podcast literalmente explotó”, contaría más adelante Cooper. “En nuestro contrato original se establecía que al final de cada año podíamos renegociar nuestra compensación”. Y fueron a por más. El formato se había convertido en su propia marca, que no solo atraía contratos publicitarios, sino que vendía su propio merchandising. Alex y Sofia hicieron cuentas de lo que querían ganar por él, y fueron con su lista de deseos a su productora. Pero Barstool Sports les dijo que no. Era el año 2020, y Cooper y Franklyn emitieron un último episodio doble, titulado Kesha... The End y esperaron. Según ellas mismas han contado, la productora llegó a ofrecerles medio millón de dólares anuales, pero estaban en desacuerdo. Cooper pensaba que la cifra era correcta, Franklyn consideraba que les estaban pagando poco. Decidieron esperar unos días para tomar la decisión y, en ese espacio de tiempo, en mitad de las negociaciones, Franklyn descubrió que Cooper ganaba más que ella por el programa. La relación entre las amigas terminó.
Más adelante, Alexandra Cooper daría su propia versión de los hechos: ella hacía más trabajo que su compañera, puesto que también se encargaba de editar el contenido y subirlo a redes sociales, y esa era la razón por la que ganaba más dinero. Sofia Franklyn expresó más adelante su opinión sobre lo sucedido a través de sus redes sociales: “Realmente no sé cómo es sentir la ruptura de una amistad y, en parte, es porque me he dado cuenta de que esa persona nunca fue mi amiga. Creo que fui utilizada como una vía para que se hiciera famosa. Me conoció, pensó que era graciosa y pensó que teníamos química. Yo confundí todo eso con una verdadera amistad, pero eran solo negocios”. Como era natural, los fans se sintieron confusos y dolidos por esta ruptura. El futuro de Call Her Daddy no estaba claro. Hasta que Alexandra Cooper tomó las riendas, se quedó con el podcast de la mano de Barstool Sports, y volvió al programa presentándose como “un padre soltero”.
Sin Sofia, Alexandra apostó por un Call Her Daddy donde la segunda voz la dieran siempre sus invitados. La primera estrella en aparecer en el programa fue Miley Cyrus, quien fue al programa en agosto del año 2020 y habló sin tapujos sobre su vida privada. La cantante confesó que había perdido la virginidad con su exmarido, Liam Hemsworth, cuando tenía 16 años. Habló abiertamente sobre su bisexualidad, confesando que se sintió atraída por mujeres antes que por hombres. Y habló sobre cómo todas las teorías aparecidas en prensa sobre su vida amorosa le hacían sentirse completamente frustrada al no permitirle “controlar la narrativa”. Desde la aparición de Cyrus, son muchas las celebridades que han sido invitadas al programa (Jane Fonda, Hailey Bieber o Christina Aguilera) y todas se han mostrado abiertas a hablar de su vida íntima.
Un año más tarde, en verano de 2021, Alexandra Cooper firmó un acuerdo con Spotify para coproducir junto a la plataforma su afamado podcast. Los medios especializados publicaron que el acuerdo era de 20 millones de dólares al año, durante tres años. “Estoy increíblemente agradecida a todos aquellos que han apoyado, ayudado y formado parte de Call Her Daddy”, publicó ella tras conocerse el acuerdo. “Desde sus inicios hace tres años, el programa siempre ha tratado de desafiar el status quo y tener conversaciones que antes solo ocurrían a puerta cerrada”. Cooper, ahora millonaria, intercala episodios en los que entrevista a personajes de interés para el gran público con otros más íntimos y personales, en los que solo habla ella. ¿Por qué nunca estoy cachonda?, Cómo superar una infidelidad o Tu guía de supervivencia para las apps de citas son algunos de los últimos programas publicados.
Pero conforme el programa ha madurado, ella también lo ha hecho. En los últimos tiempos, ha conducido programas enteros dedicados a temas de salud mental o emprendimiento. En un simposio el pasado 20 de junio en el Festival de Cannes de la Creatividad, la propia Cooper explicó que todavía le quedan muchos temas que tratar, además del sexo: “Hablaba de sexo todas las semanas y, mirad, me encanta el sexo, pero soy mucho más que una chica mona que quiere ligar con chicos. Fui deportista, he ido a la universidad, he estudiado cine y comunicación. Hay muchísimos más temas de los que quiero hablar”. Probablemente funcione. Sus fans, autodenominadas #DaddyGang, siguen sus consejos como si se tratase de la Biblia de la mujer millennial. Es natural que se refieran a ella como Padre Cooper.
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