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El calvario de cenar durante un año con insultos a Pedro Sánchez de fondo

A punto de cumplirse el aniversario de las concentraciones diarias en Ferraz, la Delegación de Gobierno dice haber intentado mover la manifestación de sitio, pero asegura que “los jueces no lo han permitido”

Concentración en la calle de Ferraz, a pocos metros de la sede del PSOE en Madrid, para protestar contra Pedro Sánchez y su esposa Begoña Gómez.
Concentración en la calle de Ferraz, a pocos metros de la sede del PSOE en Madrid, para protestar contra Pedro Sánchez y su esposa Begoña Gómez.Jaime Villanueva

“Buenas tardes, vamos a empezar a rezar el santo rosario por España y por el mundo”. Así da inicio todos los días a las 19.30 la concentración de unas 40 personas, muchas manifiestamente ultraderechistas, durante la semana, número que aumenta hasta cerca del centenar los fines de semana, entre las calles de Ferraz y Marqués de Urquijo, en Argüelles. Ya no se presentan entre ellos, todos se conocen. Llevan 358 días, desde el 2 de noviembre de 2023, concentrándose en el mismo sitio. No han faltado ni una sola noche. Ni en Nochebuena, Nochevieja, Reyes, ni en Semana Santa. Solo medio minuto después de acabar el rosario, se empiezan a escuchar los gritos e insultos en contra del PSOE y sus dirigentes. “Uno, dos, tres, que lo cuelguen de una vez”. Lo que nació como una protesta contra la amnistía y la investidura de Pedro Sánchez, ahora se ha convertido en una pesadilla interminable para los vecinos.

Los cinco misterios los dirigen personas diferentes. Entre los cinco se van pasando el megáfono. Unos lo rezan de pie, otros buscan apoyarse en las barandillas que separan la acera de la calle y otros pasan toda la oración de rodillas. Las letanías son lideradas por otra persona, que innova con una: “Reina de España, ruega por nosotros”. El rosario dura media hora, pero es solo el comienzo de la reunión. No han pasado ni 30 segundos cuando ya se oye: “Socialista, usted es terrorista”, “Sánchez preso, no en el Congreso”, “Sánchez subnormal, arréglate el ojal”, “Pedro Sánchez, hijo de puta”. Se empiezan a ondear banderas franquistas, la de España con la Virgen en el centro, con el escudo recortado y con la Cruz de Borgoña, según ha podido presenciar EL PAÍS. Ya no es solo con un megáfono, como en el rosario, ahora hay tres. Se multiplican al igual que los policías, que pasaron de ser tres a ser nueve en cuestión de minutos. La protesta incluye una representación de Sánchez y Begoña robando “lingotes de oro para enviárselos al dictador de Venezuela, Nicolás Maduro”, que termina con aplausos.

La zona de la protesta, en el distrito Moncloa-Aravaca, es residencial y hay decenas de ventanas que dan directamente a la concentración. Durante las primeras manifestaciones, que iniciaron el 2 de noviembre, solo había un factor de “mala suerte” por vivir frente a la sede socialista; algunos incluso las apoyaban. Pero tras un año de cenar con insultos como música de fondo, dicen no soportarlo más. En la Parroquia del Inmaculado Corazón de María, cuyas escaleras utilizan los convocantes, también se han cansado y critican que la protesta “molesta mucho la liturgia”. “No la apoyamos para nada, no tiene nada que ver con nosotros”, dice la secretaría a este diario.

María Rosa Obieta es una persona mayor que vive en una de las calles cercanas desde hace casi 70 años, y asegura que la concentración ya se ha salido de control. “Es horroroso. Cada uno piensa como quiere, pero hay que ser respetuosos con la gente, es una cuestión de buenos modales”, decía mientras paseaba con su perro en la acera de enfrente de la sede del PSOE. A otros les cambia su dinámica diaria, como a Nicole Jensen, estudiante de 27 años, que vive a 50 metros de la parroquia. Cuenta que ya no puede estudiar de 19.30 a 21.30. “Al principio yo estaba de acuerdo, pero ya ha sido suficiente. Mi horario de estudio era por las noches y ahora se me hace imposible porque mi ventana da al exterior”, comenta por teléfono.

Otros han ido más lejos. Javier Álvarez, de 64 años, lleva 30 años viviendo en la zona y su malestar lo llevó a presentar una denuncia en la Comisaría Integral del Distrito de Moncloa. “Es un sinvivir, tenemos que soportar una serie de ruidos que entran dentro de la libertad de expresión, a la que no me opongo, que no se compatibilizan con la vida natural y con el descanso habitual de las personas”, cuenta sentado en una cafetería frente al punto de las manifestaciones. “Por una parte, fingen rezar el rosario con devoción, y, por otra, insultan y envidian al partido socialista; eso es algo imposible de congeniar”, añade el jubilado. De momento, no ha obtenido una respuesta de la denuncia.

Públicamente, el grupo de ultraderecha afirma seguir orando y manifestándose para recuperar la democracia de España y lograr la dimisión de Sánchez. “Esto es algo más que una simple protesta, porque una protesta viene y va, hoy está y mañana desaparece. Estamos aquí fruto del pensamiento porque sabemos que esta situación requiere de oración. Con el Santo Rosario se ganan batallas”, decía este miércoles uno de los organizadores.

Los comercios también son víctimas. Algunos se han ido recuperando, aunque sigue siendo un desafío retener clientes en sus terrazas durante la tarde y la noche. Para otros, las protestas fueron el inicio del fin. De los cuatro bares que hay en la acera frente a la sede socialista, dos fueron puestos en venta este año. José Alberto Rodríguez es uno de los socios que creó La Bobal, un bar de vinos y tapas que abrirá este viernes, donde antes estaba la arrocería Elkano. “Lo pillamos en un momento bueno porque a lo mejor el precio de los locales bajó por culpa de las manifestaciones y hemos podido aprovechar la situación”, dice. Mientras, Barakas, el otro local que cambió de dueño, sigue intentando recuperar clientes. “He estado hablando con los vecinos y me dicen que la gente prefiere no venir a esta zona e irse una calle más abajo para estar más tranquilos”, afirma Karin Meneses, la nueva administradora.

¿Es legal concentrarse tanto tiempo?

Las molestias han llevado a los vecinos a cuestionarse si la concentración continúa siendo legal. Marc Carrillo, catedrático emérito de Derecho Constitucional de la Universidad Pompeu Fabra (Barcelona), explica que el derecho de manifestación, como cualquier otro derecho fundamental, no es un derecho absoluto; es decir, está sujeto a límites. El límite prescrito por la Constitución Española se encuentra en garantizar el orden público a fin de proteger personas y bienes. Para concentrarse en un lugar de tránsito público, los organizadores deben comunicar el movimiento a la Delegación de Gobierno, en este caso, el lugar, fecha, hora y duración de la manifestación; objeto de la manifestación, itinerario proyectado y medidas de seguridad previstas por los organizadores. “La autoridad gubernativa puede llegar a prohibir la manifestación si de las características de la misma se derivan razones fundadas de que el orden público pueda ser alterado, poniendo en peligro la integridad de personas y bienes”, explica Carrillo.

Otra opción, según dice el catedrático, es la que la ley orgánica ofrece a la autoridad gubernativa, que puede instar a los organizadores a modificar la hora, el lugar, la duración o el itinerario de manifestación, recogido en el artículo 10 de la LOPJ (Ley Orgánica del Poder Judicial). “La autoridad puede motivar esta decisión argumentando que, tras un año de manifestaciones de lunes a lunes, se está alterando el ruido producido, la integridad del derecho a la intimidad de los vecinos de la zona, su derecho a la libre circulación para acceder a su domicilio, así como la libertad religiosa de la iglesia que se encuentra enfrente, en lo que concierne a la libertad para el ejercicio del culto religioso”, asegura. Es decir, la Delegación de Gobierno puede instar a los convocantes a realizar su protesta en otro lugar de tránsito público ―un parque, por ejemplo― en el que no haya afectados.

La Delegación del Gobierno, consultada por EL PAÍS, ha asegurado que esta opción sí se ha intentado, pero judicialmente no lo han conseguido. “Lo único que nos han permitido los jueces ha sido una limitación temporal, hemos hecho una modificación para reducir a media hora la convocatoria para el rezo del rosario. Intentamos que no fuera ni todos los días, ni ahí, pero solo nos han permitido que sea más corto”, han dicho. Los manifestantes comunican mensualmente a la Delegación una concentración para rezar un “rosario por España y en defensa de la fe católica en todo el mundo”, únicamente de 19.30 a 20.00 horas, según ha podido comprobar este diario. Sin embargo, no menciona nada de la manifestación que realizan hasta las 21.30, cruzando los pasos de cebra y colocándose frente a los vehículos cuando el semáforo peatonal lo permite. “Lo que comunican no incluiría la protesta legalmente, juegan con eso y que no cortan el tráfico, porque cruzan en el paso”, agrega la fuente de Gobierno.

Los insultos que gritan tampoco son del todo considerados injurias o calumnias, según asegura Enrique Sanz, titular de Derecho Penal de la Universidad de Alcalá. Existe un conflicto entre el derecho a la libertad de expresión y el derecho al honor. El artículo 504 del Código Penal castiga las injurias a miembros del Gobierno, sin embargo, Sanz afirma que “en la práctica no suelen aplicarse con ocasión de manifestaciones públicas, y la jurisprudencia del Tribunal Constitucional ha declarado en algunos supuestos la prelación en tales casos del derecho a la libertad de expresión. “Suele entenderse que el recibir insultos en este tipo de actos, es algo que “entra en el sueldo” del político o gobernante, por cuanto el ataque a su persona no suele hacerse por su calidad de ciudadano particular sino por su condición de representante público”, explica.

La parroquia, la Delegación de Gobierno y varios vecinos que no quisieron identificarse, reconocen que ha habido decenas de denuncias, pero el Ayuntamiento de Madrid ha informado que “solamente ha entrado una queja por escrito”. También indican que “no se ha presentado ningún acta con medición, por tanto, no habrá habido ninguna solicitud al respecto”.

De las primeras manifestaciones en Ferraz nació este grupo de ultraderecha llamado Noviembre Nacional, reivindicado por Vox. Tienen 29.348 participantes en Telegram, divididos en subgrupos por comunidades autónomas, donde cuelgan información sobre las manifestaciones y comentan sobre su descontento con el Gobierno. Los apoya Núcleo Nacional, otro grupo también de ultraderecha, que publica mensajes en sus redes sociales con los rostros de sus militantes cubiertos. Ambos han convocado grandes manifestaciones para los próximos días de aniversario, principalmente el 2 y el 9 de noviembre, que saldrán de Plaza España rumbo a Ferraz. “Vuelta al origen, vuelta a Ferraz”, anuncian.

Así como las concentraciones siempre se inician igual, también finalizan igual, todos cantando: ‘Viva España, alzad la frente hijos del pueblo español, que vuelve a resurgir. Gloria a la Patria que supo seguir, sobre el azul del mar el caminar del sol’.

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