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Los altercados en la sede del PSOE en Ferraz durante el ‘noviembre nacional’ dejaron 84 detenidos y 367 sancionados

El dato había sido reclamado al Gobierno por el diputado de IU Enrique Santiago para “arrojar luz” ante la supuesta brutalidad policial contra los manifestantes que denunciaba la derecha

Protesta frente a la sede del PSOE en la calle Ferraz de Madrid contra la amnistía.
Protesta frente a la sede del PSOE en la calle Ferraz de Madrid contra la amnistía.Samuel Sanchez
Diego Sánchez

En la recta final de la ley de amnistía, las protestas de la calle Ferraz en contra de la medida de gracia convirtieron en un polvorín los alrededores de la sede federal del PSOE durante los pasados meses de noviembre y diciembre. Todavía hoy hay manifestantes que acuden por las tardes a rezar el rosario en las inmediaciones, pero las concentraciones se desarrollan de manera pacífica, lejos de los violentos enfrentamientos diarios con la Policía y el destrozo de mobiliario urbano, de aquellos dos primeros meses de protestas. Entonces, las fuerzas de seguridad detuvieron a 84 personas y sancionaron mediante la ley mordaza, principalmente por desobediencia y falta de respeto a la autoridad, a 367 más. Así se recoge en una reciente respuesta parlamentaria del Gobierno al portavoz parlamentario de IU en el Congreso, Enrique Santiago, y los diputados de esta formación en el grupo de Sumar Engracia Rivera y Nahuel González.

La respuesta se produce después de que Santiago, durante una comparecencia del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, solicitase datos sobre la “respuesta real” de la Policía a unas protestas que contaron con la presencia diaria de “elementos radicales con simbología fascista”, y en las que las amenazas y ataques a los agentes fueron constantes. En su punto álgido, las concentraciones comenzaban en torno a las 20.00 y se extendían hasta pasada la medianoche. Decenas de furgones de las Unidades de Intervención Policías (UIP, los conocidos como antidisturbios) acordonaban sistemáticamente la zona y establecían controles en las vías cercanas a la calle Ferraz. En una secuencia de hechos que se repetía buena parte de los días, tras dos horas de consignas contra el Gobierno, el nacionalismo e, incluso la monarquía, comenzaban los disturbios en los que no faltaba el lanzamiento de objetos contra las fuerzas de seguridad y los periodistas.

La primera protesta se saldó con el primer detenido. Fue el 3 de noviembre, coincidiendo con el acuerdo de investidura anunciado por el PSOE y ERC y un día después de que el expresidente José María Aznar llamase a la movilización. Desde entonces, un total de 79 personas más ―la última, el 3 de diciembre― fueron detenidas en los alrededores de la sede del PSOE. Otras cuatro fueron arrestadas en otros puntos de la ciudad tras una operación policial para identificar a los presuntos cabecillas de los incidentes. Todos ellos se enfrentan a consecuencias penales. Los más de 360 sancionados la llamada ley mordaza pueden recibir multas que van desde los 100 euros, los casos más leves, a los 30.000 en los graves.

Aunque las movilizaciones congregaban a miles de personas que protestaban pacíficamente contra la ley de amnistía, el protagonismo siempre se lo acababa llevando el centenar de manifestantes con estética ultra y actitud violenta que cada día se colocaban en primera línea, junto a la valla policial, y que se organizaban por redes sociales en torno a plataformas ligadas a Vox, como Revuelta.

El cénit de la violencia contra la Policía se alcanzó el 7 de noviembre, cuando 30 agentes sufrieron lesiones y se quemaron contenedores, motos y bicicletas. Aquel día hubo seis detenidos. La noche en la que se registró un mayor nivel de afluencia fue el 9 de noviembre, con 8.000 asistentes y 24 detenidos. Otras noches con un destacado número de detenciones fueron las del 11 de noviembre (13 detenidos) o el 15 de noviembre (15). Los asistentes tachaban a los agentes de ser “cómplices del sanchismo”, proferían insultos homófobos contra el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, o hacían alusiones racistas e imprecaciones a la policía al afirmar que “contra los moros” las fuerzas del orden “no tenían los mismos cojones”.

El éxito de la investidura de Pedro Sánchez el 16 de noviembre supuso un punto de inflexión. De los 8.000 manifestantes que marcaron el récord de asistencia el 8 de noviembre, se llegó a la cifra más baja un solo mes más tarde, el 6 de diciembre, cuando solo acudieron 75 personas, según los datos de la Delegación de Gobierno en Madrid. En la actualidad, y con excepciones como la manifestación de Falange Española del pasado 9 de febrero, en la que 200 personas cantaron el Cara al Sol y realizaron el saludo romano a las puertas de la sede nacional del PSOE, tanto la calle Ferraz como las zonas circundantes viven en relativa calma estos días.

Ahora las protestas se reducen al rezo del rosario en las escaleras de la parroquia del Inmaculado Corazón, en la esquina de Ferraz con la calle Marqués de Urquijo. A diario, un centenar de personas se congrega a las 19.00 para acompañar a José Andrés Calderón, un joven católico que lidera los rezos y propaga mensajes en aras de la salvación del espíritu nacional y el catolicismo para salvaguardar la patria de la decadencia ética que, según él, experimenta occidente. “La protesta política, de la que no formamos parte los que rezamos, ha disminuido. Eso sí, la afluencia al rezo del Rosario resiste. Más de cien personas acuden cada tarde para pedir a la Virgen que el mensaje de Cristo vuelva a estar presente en España. El ambiente es pacífico, aunque hay días en los que algunas personas nos insultan por rezar en la calle”, explica.

Disturbios frente a la sede del PSOE tras la concentración contra la anmistia, en  Madrid.
Disturbios frente a la sede del PSOE tras la concentración contra la anmistia, en Madrid. Jaime Villanueva

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Sobre la firma

Diego Sánchez
Redactor en la sección de Nacional. Graduado en Estudios Ingleses por la Universidad de Salamanca, su ciudad natal. Vivió en Irlanda, Francia, Reino Unido, Granada y Tenerife antes de trasladarse a Madrid para cursar el Máster UAM-EL PAÍS. Le interesan la política, la música, el deporte y la Educación.
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