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¡Vaya, vaya!
Columna
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Los costureros, esas máquinas del tiempo

¡Qué capacidad para hacerte viajar a otros momentos y lugares tienen algunos objetos!

Bobinas, tijera, ovillos y otros objetos para coser en un costurero.
Bobinas, tijera, ovillos y otros objetos para coser en un costurero.Mitch Hrdlicka (Getty Images)
Rut de las Heras Bretín

Un minicojín lleno de alfileres clavados, algunos de ellos con cabezas de colores; varios cartones con metros de goma enroscada, blancas, negras, de medio centímetro de anchura, de algo más... Nueve, quizá ocho, dedales de metal, unos metidos en otros, y todos metidos en una pequeña caja rectangular y transparente de azafrán La Mancheguita ―”Puebla de Almenara (Cuenca). Peso neto aprox. 1 gramo”, indica el envase―. Dentro, junto a los dedales, agujas de varios tamaños, tanto los ojos como el cuerpo, un enhebrador, algún corchete y un pequeño botón automático metálico; también un trocito de tiza blanca ―podrían ser jaboncillos― para marcar la ropa. Rodeando la cajita, bobinas de mil tipos, carretes, hilos de todos los colores y grosores, para hilvanar y más fuertes, ovillos... Tijeras (tres), una más moderna y grande con los agujeros para meter los dedos forrados en plástico, pero las otras dos, las típicas tijeras de costura de toda la vida, metálicas, se abren y cierran con una facilidad pasmosa, ambas con punta y una de ellas con las hojas labradas ―”las de la abuela de toda la vida”, dice mi tía, que supera los 60 años, y que ha convivido con esas tijeras toda su vida―. Un frasquito de cristal, que antes era para pastillas, ahora contiene todo tipo de pequeños botones automáticos y corchetes. La típica cremallera suelta de alguna prenda vieja. Y, por supuesto, la reina de los costureros, la cinta métrica. ¿Dónde está la amarilla de toda la vida? ¿Por qué la que hay es azul?

No pasa el tiempo por los costureros de caja azul de galletas danesas de las abuelas. Conozco ese acerico de toda la vida, ¿cuántos años tendrá?, ¿más de 50? Al fondo hay punzones y agujas de coser cubiertas (gruesas y largas, de unos 10 centímetros, con las que se cosían las mantas y alforjas que llevaban los animales. “Mi padre contaba que tenía burra y no burro para que nadie dijera: ‘El burro del tío Federico”, relata mi abuela. Nos reímos). La funda verde llena de ganchillos, que de repente se transforman en máquinas del tiempo. Solo con cogerlos, colocando los dedos como se debe, te trasladan al siglo pasado, al banco del patio, en el pueblo, donde, de niña, cada verano hacía cadenetas. Pero la realidad es que el tiempo sí pasa, aunque muy lento ahí dentro, las variaciones son mínimas, un día descubres que la usada y requeteusada cinta amarilla es ahora otra azul, pero todo sigue igual, no hay brusquedad, hay calma, la misma con la que cuidadosamente se hilvana, en esa caja-costurero y en las que la acompañan, las que están llenas de botones e hilos. Ríete de las pantoneras. ¿Cuántas bobinas de hilo amarillo puede haber? Parecen todos iguales, pero no, son diferentes, ligerísimas variaciones, que se aprecian mejor con luz natural, que es con la que hay que coser. Palabra de abuela.

La caja de botones no tiene nada que envidiar a Pontejos: de todos los tamaños, decoraciones, colores y tiempos, de zapatos, de blusas, de abrigos. Cada uno con una historia detrás: “Estos son del traje que llevó tu padre a la boda de Juli”, “estos de una falda tipo Gilda que me hice antes de casarme”. Sí, también están esos que vienen de repuesto en el último pantalón comprado en las rebajas.

Tengo la impresión de que esas cajas son universales, da igual que sean madrileñas, alcarreñas, mañas, pasiegas o de Helsinki ―no en vano, las agujas llevan teniendo la misma forma toda la vida y ahora me refiero al toda la vida más amplio, ya se usaban en el Paleolítico―. Son costureros-máquinas del tiempo que pueden conectarte con el mejor verano de tu vida. Porque, ¿hay mejor verano que el que se pasa con los abuelos? No, no lo hay (y pido perdón a todas esas personas con los que he pasado los otros mejores veranos de mi vida). Si tienen abuelas o abuelos, o lo son, mañana es su día.

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