Madrid cede a la presión de las familias y renuncia al plan de incrustar una escuela europea en el Ramiro de Maeztu

El Gobierno de la Comunidad de Madrid, que preside Isabel Díaz Ayuso, ha renunciado a incrustar una escuela internacional para hijos de funcionarios de la UE (EEA) en el corazón del Ramiro de Maeztu tras las protestas de familias y profesores, según ha anunciado este jueves el consejero de Educación, Emilio Viciana. El proyecto de instalar este centro dentro del original desde el próximo curso 2024-2025, y de hacerlo crecer hasta acoger a 390 alumnos de infantil, primaria y secundaria distribuidos en 22 aulas en el curso 2028-2029, iba a multiplicarse posteriormente con la inclusión del Bachillerato, que llevaría el total de estudiantes de las dos instituciones que compartirían los mismos espacios hasta unos 2.000. En consecuencia, las familias habían denunciado que el proyecto supondría “la segregación del alumnado”, pues los hijos de funcionarios de la UE tendrían preferencia de ingreso; implicaría “mermar los espacios, recursos y capacidades” del centro original, que describen como ya saturado; y abriría la puerta a un posible recorte de plazas públicas en el futuro para liberar espacio para las de la EEA.

“Siempre queremos ponernos del lado de las familias. Seguimos creyendo que la Escuela Europea Acreditada es una buena idea, y que es lógico que exista en una región como Madrid”, ha dicho el consejero de Educación, Ciencia y Universidades, Emilio Viciana, durante el pleno de control al Gobierno de Isabel Díaz Ayuso en la Asamblea madrileña, y tras una pregunta del PSOE. “Precisamente por esto, porque es una buena idea, y porque hemos escuchado a las familias, y no queremos que algo bueno se convierta en algo malo, quiero anunciar que hemos decidido suspender, por ahora, la implantación de la escuela, y que estamos estudiando posibles nuevas ubicaciones, para que la Escuela Europea Acreditada sea lo que tiene que ser, y las familias del Ramiro sigan manteniéndose como una de las instituciones clave, no solo educativas, sino deportivas, de la Comunidad de Madrid”, ha añadido. “Y por supuesto, vamos a seguir adelante con las obras de mejora, y la ampliación del Ramiro, por valor de 850.000 euros, que van a poder disfrutar todos sus alumnos”.

La rectificación ha sido acogida con entusiasmo por la oposición de izquierdas y los sindicatos. “Es una buenísima noticia”, ha dicho Alicia Torija, de Más Madrid. “Y lo será del todo cuando comprobemos qué sucede con las matrículas de las plazas ya ofertadas para este curso, con la aplicación del aula virtual donde sigue apareciendo la EEA, o cuando veamos el proyecto de obra que ha dicho [el consejero] que igualmente se va a realizar, o cuando veamos una propuesta de nueva ubicación ratificada por Europa”, ha seguido. “Desde Más Madrid seguiremos solicitando todos los documentos que garanticen que esto no es un engaño más”, ha subrayado. “La lucha sigue mañana, pero hoy podemos celebrar este triunfo de las “sardinas en lata” movilizadas”, ha rematado, en alusión al símbolo que ha acompañado a las protestas.

También lo ha celebrado Isabel Galvín, de CC OO: “Después de las actuaciones emprendidas por CC OO, en las que se ha advertido que se estaba incumpliendo la normativa básica estatal en cuanto a la necesidad de aprobación del proyecto tanto por el Claustro como por el Consejo Escolar, los requisitos mínimos de los centros en cuanto a espacios o la ley de presupuestos; el apoyo a la comunidad educativa y, finalmente, el requerimiento intimando el cese, se ha conseguido la suspensión”.

La decisión no supone únicamente un raro ejemplo de rectificación por parte del Gobierno autonómico. Coloca en una posición de debilidad a Viciana, que heredó el proyecto del anterior consejero, Enrique Ossorio, y acumula una polémica tras otra. Deja a las familias expectantes ante las obras de mejora que se anuncian. Y fotografía la capacidad de presión que tienen las movilizaciones ciudadanas, porque las familias del Ramiro se organizaron para protestar en cuanto el proyecto les fue comunicado.

Todo comenzó con una carta enviada por el colegio a las familias en mayo. “Para nuestros alumnos, la EEA supondrá convivir con compañeros de otros países y conocer otras culturas”, defendía el texto sobre la decisión de ofrecer en el Ramiro de Maeztu el currículum europeo desde los 7 a los 18 años, finalizando con el Bachillerato Europeo, que permite el acceso a universidades en toda la Unión. “Para el centro, adquirir una dimensión europea, basada en la multiculturalidad y disfrutar de una mejora de las instalaciones”, seguía sobre la iniciativa, que debía comenzar el próximo curso con clases en primero y segundo de Primaria y primero de Secundaria de Escuelas Europeas (equivalente a 6º de Primaria), y se iba a ir ampliando en cursos sucesivos, incluyendo Infantil desde el curso 2025-2026. “El funcionamiento del centro no cambiará con la EEA, manteniéndose el número de unidades, alumnos, profesores, etc...”

Esa argumentación, sin embargo, venía acompañada de datos que inquietaban a más de una familia. La llegada de los nuevos alumnos, se detallaba, obligaría a reorganizar espacios de la última planta del pabellón A y a crear aulas polivalentes, que “serán de uso común”. Además, los profesores, maestros funcionarios habilitados en lengua inglesa, contarían con una Jefatura de Estudios diferenciada de la del Ramiro. Y el nuevo centro dentro del ya existente estaría abierto a alumnos que no sean hijos del personal de instituciones de la UE, aunque no se detallaba cuál sería el procedimiento de inscripción.

“El colegio está masificado y no entran más alumnos”, reaccionó de inmediato al anuncio la plataforma SOS Ramiro a través de un comunicado. “Se pretenden emplear los espacios comunes (bibliotecas, salas de uso deportivo, otras aulas polivalentes) para albergar a estos estudiantes”, siguió. “Esta medida va a suponer la segregación del alumnado, estando, por un lado, los alumnos de la pública, y, por otro, los hijos de los funcionarios de la UE y de otros organismos internacionales que tendrán sus propias aulas, sus propios profesores y su propia jefatura de estudios”, añadió. “Nos transforman el Ramiro y, poco a poco, lo van a privatizar, puesto que los alumnos que quieran entrar en las escuelas europeas que no tengan el perfil de hijos de funcionarios de la UE tendrán que pagar previsiblemente unas tasas elevadas”.

Un análisis que comparten sindicatos y oposición: tanto Más Madrid como el PSOE se movilizaron en apoyo de las familias. Como resultado, el Gobierno de Ayuso no ha tenido más remedio que rectificar. No habrá EEA en el Ramiro de Maeztu. Se busca una nueva ubicación, y queda en el aire si arrancará el próximo curso 2024-2025, como se había anunciado. De hecho, el plazo de admisión de alumnos en los centros educativos ya está cerrado.

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