El Madrid de Sánchez, frente al Madrid de Ayuso: de la “sede del fango” al bastión ante la “dictadura”
Separados por menos de un kilómetro, el presidente del Gobierno y la líder regional ofrecen este miércoles dos descripciones radicalmente opuestas de la situación política
Los dos mundos opuestos, día y noche, en los que se divide ahora mismo la política española, están a punto de rozarse este miércoles en Madrid. A primera hora del día, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, habla en el Congreso de los Diputados, donde señala como ejemplo de la necesidad de un plan de regeneración para el país que en la Comunidad de Madrid se hayan reformado leyes, dice, para “controlar” la Cámara de Cuentas o el Consejo de Transparencia, o que se impida investigar en la Asamblea regional las muertes en las residencias durante la pandemia. Unas horas después, en la misma ciudad y a apenas un kilómetro, en la Puerta del Sol, Isabel Díaz Ayuso, la presidenta de Madrid y autora de esas iniciativas, hace balance del curso político 2023-2024 de manera muy distinta: defiende su gestión, lanza un nuevo eslogan (”sanchismo es chavismo”), y afirma que España está “en la situación más peligrosa que ha tenido en democracia” porque entra “de poco en poco” en una “dictadura”. Conclusión: las dos visiones políticas irreconciliables que conviven en el corazón de la capital se buscan porque se retroalimentan electoralmente.
Ayuso convoca la cita que analiza su primer año con mayoría absoluta cargada de cifras. El Gobierno regional presume de haber cumplido ya con el 25% de su programa, de haber aprobado 10 nuevas leyes o modificaciones legislativas, del Plan Vive de vivienda de alquiler asequible, la expansión del Metro o el plan de reforma del hospital de La Paz.
Sin embargo, esos hitos, mencionados junto a muchos otros por Ayuso durante una comparecencia en la sede del Gobierno, son un mero aderezo en un discurso cocinado con otro objetivo: cargar contra el Ejecutivo central formado por PSOE y Sumar con Pedro Sánchez a la cabeza.
Porque por encima de las polémicas por reformar las leyes LGTBI de la región, o controlar la Cámara de Cuentas, el Consejo de Transparencia y Telemadrid, asuntos todos ellos sobre los que tendrá que pronunciarse el Tribunal Constitucional, el leit motiv del Ejecutivo regional sigue siendo la confrontación con La Moncloa. Y Ayuso actúa en consecuencia.
“Los tentáculos y actitudes propios de una dictadura se han colado en el sistema”, dice en referencia a Sánchez durante una rueda de prensa en la que atiende a todos los medios y todas las preguntas, empeñada como está en denunciar, por contraste, que eso no ocurre en La Moncloa. “Tenemos un presidente que traga con todo”, añade. “Sanchismo es chavismo (...) Sánchez quiere perpetuarse en el poder, al más puro estilo chavista (...) ”, diagnostica. “El gobierno hará lo que le dé la gana, incluso delinquir”, aventura. Y sobre la votación de la Junta de Fiscales que avaló por un estrecho margen el criterio del fiscal general, Álvaro García Ortiz, de aplicar la amnistía a los líderes del procés, sentencia: “Nos demuestra la situación esperpéntica y triste, pero sobre todo dictatorial en la que nos encontramos”.
La lista de hipérboles es amplia. Sin embargo, nada escandaliza más a Ayuso que las referencias hechas por Sánchez en el Congreso a sus reformas legislativas. “Han cambiado las leyes para controlar, por ejemplo, el Consejo de Transparencia y la Cámara de Cuentas de la Comunidad de Madrid, y prohíben que haya una comisión de investigación que investigue los muertos en residencias en la Comunidad de Madrid”, dice el presidente en la Cámara Baja.
Unas horas después, así contesta la presidenta regional: “Hay que tener el rostro de cemento armado para decir nada de la injerencia de nuestro gobierno en los organismos públicos, cuando el sanchismo ha ocupado todas las instituciones del Estado”.
Consejo General del Poder Judicial
Ocurre que por segundo miércoles consecutivo, Sánchez se refiere a la Comunidad de Madrid durante la sesión de control en el Congreso de los Diputados. Sus referencias del miércoles pasado incluso pueden ser entendidas como una respuesta por adelantado a las repetidas acusaciones de Ayuso de que España se aproxima a la dictadura; o de que no ha dado explicaciones por el caso de su esposa, Begoña Gómez, citada a declarar por la presunta comisión de los delitos de corrupción en el sector privado y tráfico de influencias; o por las diligencias abiertas contra su hermano por un presunto delito contra la Administración.
Sanchismo es chavismo. pic.twitter.com/wTgud5OX9h
— Isabel Díaz Ayuso (@IdiazAyuso) June 19, 2024
“La máquina del fango tiene una sede social, que es la Comunidad de Madrid”, dijo hace una semana Sánchez, como si vinculara el resultado electoral del PSOE en las europeas, que fue especialmente malo en la región, con la localización de los medios que son más críticos con su gestión. “Esto es un problema para la política española”, argumentó. “Aznar dijo: quien pueda hacer que haga. Y el que fue su jefe de comunicación y ahora jefe de gabinete de la presidenta de Madrid, Miguel Ángel Rodríguez, va anunciando una semana antes en redes sociales lo que van a hacer los jueces. Se atreve a decir que ahora va p’alante la denuncia contra la Fiscalía General del Estado. Todo esto merece una reflexión”, aseveró el presidente.
Lo mismo, pero en sentido contrario, pide Ayuso: que los ciudadanos abran los ojos ante la intervención, dice, de Álvaro García Ortiz, el fiscal general del Estado, en el caso de su pareja, Alberto González Amador, investigado por la presunta comisión de dos delitos de fraude fiscal y uno de falsedad en documento mercantil. “Estamos ante un hombre de dudosa reputación”, dice, marcando otro contraste entre los mundos irreconciliables que parecen habitar ella y Sánchez.
Aunque probablemente no haya un asunto que tenga a los dos políticos más distanciados que el de la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Por eso, este miércoles, Ayuso lanza una advertencia al PP. “Nos va la democracia en el cambio, no podemos fallar (...) Esta renovación, como la plantean [en el PSOE], sería la estocada final para la separación de poderes”, dice. “El presidente Feijóo lo ha dejado claro. No habrá acuerdo si no se despolitiza la elección de los jueces. No puedo estar más de acuerdo”, recalca. Todo un aviso a navegantes, sea Sánchez o sea Núñez-Feijóo.
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