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El homicidio de Andy, un crimen grabado como si fuera una película

Un jurado popular acaba de encontrar culpable de la muerte del cliente de un bar a otro con el que tuvo una disputa y que aparece en el vídeo de un vecino después de apuñalar a la víctima

A la derecha Andy, la víctima del crimen del bar de Usera en octubre de 2020, en una imagen facilitada por una amiga. Y a la izquierda el pantallazo de un vídeo que grabó un vecino en el que se ve el crimen.
A la derecha Andy, la víctima del crimen del bar de Usera en octubre de 2020, en una imagen facilitada por una amiga. Y a la izquierda el pantallazo de un vídeo que grabó un vecino en el que se ve el crimen.
Patricia Peiró

Lo que comenzó como una discusión sin sentido, como lo son casi todas las que estallan en un bar de madrugada, acabó con un hombre desangrado sobre el asfalto de una calle en Madrid. La noche del 17 de octubre de 2020, Yohandrés B., al que todos sus allegados llamaban Andy, se vio envuelto en una pelea con otro grupo de clientes, molestos porque habían tenido un encontronazo con sus amigas. Esa disputa se trasladó a la calle, y allí, sobre la calzada, fue donde Andy fue apuñalado hasta la muerte, sin posibilidad alguna de sobrevivir a las cuchilladas que le produjeron una pérdida de sangre masiva. Lo llamativo de este caso es que pocas veces los crímenes son grabados como si de una película macabra se tratase por un vecino que, además, comenta la escena. Un jurado popular ha encontrado culpable por unanimidad a Ever T. por este homicidio.

Andy comenzó el último día de su vida como otro cualquiera. Quedó con sus amigos Adis e Iván para celebrar que este último había encontrado un trabajo y se marchaba de Madrid. Estuvieron tomando algo en diferentes sitios y acabaron la fiesta en el establecimiento La Choza Boliviana, en Usera, en Madrid. Allí, en la planta baja, comenzó una trifulca entre este grupo de amigos cubanos y otro de ciudadanos bolivianos. Una mujer se quejó de que Andy e Iván les habían hecho fotos. Ellas se lo dijeron a sus amigos y empezó una pelea dentro del establecimiento.

El bar cerró a las once de la noche, era aún época de restricciones pandémicas y la reyerta continuó en el exterior. En un momento dado, los integrantes de la disputa se dispersaron. Ese es el punto en el que un vecino que se hallaba cerca del bar esa noche “sintió que iba a pasar algo”, como aseguró en el juicio por este caso, y empezó a grabar. Cinco vídeos que se incorporaron a la investigación y que han supuesto una prueba fundamental para la culpabilidad del que ha acabado siendo encontrado responsable de la muerte de Andy.

Las grabaciones llevan incorporados comentarios del autor. “Esto parece de telenovela”, “ay, lo van a matar”, “esto es de película”, “madre del amor hermoso”, se oye decir al improvisado cámara del macabro episodio. El epílogo de las imágenes es la llegada inmediata de la policía nacional con el autor de los vídeos diciendo: “agente, lo he grabado todo”. En la vista oral, este hombre contó que no llegó a presenciar, y, por tanto, no registró, el momento exacto del apuñalamiento, pero que vio a un hombre “hacer el gesto de Hulk” y que recordaba pensar “lo han matado”.

En las grabaciones se ven las carreras por la calle de los implicados en la pelea y a las mujeres, amigas de una y otra parte, gritando. En uno de los clips aparece la víctima con un cuchillo en la mano. “Creía que iban a matarme a golpes”, aseguró su amigo en el juicio. También se oye a uno del grupo de los bolivianos gritar desesperadamente: “¡Ever, va con cuchillo!”. Lo siguiente que se ve es a la amiga de Andy llevarse las manos a la cabeza mientras da vueltas en torno a su amigo tirado en el suelo, rodeado de tres agresores y ya mortalmente herido. Uno de ellos le increpa: “¡Huevón!”. Pero Andy parece que ya ha empezado a perder la consciencia. Pocos minutos después, Homicidios ya había detenido al responsable de la muerte.

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Ever, al que advierten en el vídeo, es al que el jurado ha considerado culpable de este homicidio. Un hombre que además había sido pareja de la mujer con la que comenzó la disputa en el bar y cuyos restos biológicos fueron identificados en el mango y la hoja del cuchillo con el que fue apuñalado Andy. Sus huellas estaban presentes en otra arma hallada en la escena.

—Recuerdo dar patadas para intentar quitarle los cuchillos— aseguró en su declaración.

—Entonces, ¿cómo puede haber tantos restos suyos en ellos? — le repreguntó el fiscal Ignacio Stampa.

Ante esto, Ever no tuvo respuesta.

El Ministerio Público acusaba a otros tres hombres participantes en la reyerta de actuar conjuntamente como autores del homicidio, pero finalmente el jurado encontró responsable del crimen al que empuñaba el arma y se la clavó a su víctima en el pecho sin posibilidad de defensa y con la clara intención de causar la muerte. Los miembros del jurado no encontraron creíble la tesis de la legítima defensa, entre otros motivos, por la superioridad numérica que existía sobre la víctima, que se encontraba sola en el momento de la agresión mortal. Las pruebas recopiladas tras el homicidio no han dejado lugar a dudas a los ciudadanos ordinarios que tenían que tomar esta decisión.

Andy tenía 33 años, era cubano, aunque residía en España desde hacía varios años, y estaba separado de una mujer con la que tenía un hijo pequeño. A las pocas horas de su fallecimiento, sus amigos montaron un pequeño altar justo donde él murió, con unas flores, velas y la palabra “Cuba” pintada en el asfalto.

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Sobre la firma

Patricia Peiró
Redactora de la sección de Madrid, con el foco en los sucesos y los tribunales. Colabora en La Ventana de la Cadena Ser en una sección sobre crónica negra. Realizó el podcast ‘Igor el ruso: la huida de un asesino’ con Podium Podcast.
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