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Monasterio, sancionada con 15 días de sueldo por votar dos veces en el pleno de la Asamblea de Madrid

La Mesa del Parlamento asume la propuesta de la instructora del expediente, aunque la portavoz de Vox recurrirá previsiblemente y la amonestación quedará en suspenso

La portavoz de Vox en la Asamblea de Madrid, Rocío Monasterio, en la Asamblea de Madrid, el pasado 15 de febrero.
La portavoz de Vox en la Asamblea de Madrid, Rocío Monasterio, en la Asamblea de Madrid, el pasado 15 de febrero.Fernando Sánchez (Europa Press)
Juan José Mateo

La portavoz de Vox en la Asamblea de Madrid, Rocío Monasterio, ha sido sancionada con 15 días de sueldo por haber votado dos veces en una misma iniciativa en el pleno del 1 de febrero. Aunque la líder del partido ultra se enfrentaba a ser suspendida como diputada por un periodo de un mes, además de a perder el sueldo durante ese tiempo (cobra 4.244,85 euros mensuales), la instructora del expediente abierto contra ella, Mercedes Zarzalejo, abogó por aplicar el principio de proporcionalidad, ya que su voto no afectó al resultado de la iniciativa sometida a votación (la enmienda a la totalidad presentada por Más Madrid contra la ley de economía circular del Gobierno). Y este miércoles, la Mesa de la Asamblea ha asumido ese planteamiento con el voto a favor de PP y PSOE y el voto en contra de Vox (opuesto a la sanción) y de Más Madrid (que creía que debía ser más dura e incluir que la portavoz no pudiera ejercer como diputada durante al menos dos semanas). Monasterio ha anunciado que recurrirá porque se considera víctima de un trato “discriminatorio y arbitrario”.

Así, Vox argumenta que el sistema de la Asamblea contabilizó en el pleno del 14 de septiembre hasta cuatro votos del consejero Emilio Viciana, que no tiene derecho a sufragio por no haber ido en las listas electorales. Y así fue, pese a que el titular de Educación no se encontraba en el Parlamento. La explicación, según un portavoz del Parlamento, es que el consejero de Digitalización, Miguel López Valverde, habría votado desde el escaño de su compañero de Gobierno tras un error de asignación por parte de los servicios de la Cámara. La diferencia con Monasterio, señaló este interlocutor, es que nadie votó dos veces, ni ningún grupo tuvo más votos de los que debía, ni la maniobra se intentó ocultar, pues el presidente del Parlamento, Enrique Ossorio, avisó a todos los diputados de lo que ocurría. Esta tesis fue avalada por un informe de la Dirección de Informática de la Asamblea, que adelantó la agencia Europa Press.

“Se habilitó para votar el escaño del consejero de Educación (número 12) y no el escaño del consejero de Digitalización (número 11)”, y en las votaciones los votos del consejero López-Valverde se registraron en el escaño del consejero Viciana, recoge ese documento, que recuerda: “El presidente sometió a la consideración de la Cámara la aceptación de las votaciones emitidas en los términos expuestos más arriba y la Cámara expresó su conformidad por asentimiento”.

Caso distinto es el de Monasterio, a la que la instructora de su caso dedica palabras de gran dureza. “Se considera que es autora de las siguientes conductas”, se lee en el documento firmado por Zarzalejo sobre los votos emitidos desde el escaño de la portavoz (número 125) y el colindante (número 126), vacío porque había dimitido su ocupante y aún no había sido designado su sustituto. “Ejecutar un doble voto desde dos escaños diferentes [...]; vulnerar, con ello, el principio de personalidad del voto y su carácter indelegable [...], alterar con ello, de forma consciente e intencionada, el orden de las votaciones”, prosigue. Eso supone, añade, “un atentado contra la dignidad de la Asamblea y contra la disciplina que obliga a todos los diputados de la Cámara”.

Pese a ello, añade la propuesta de sanción, “se aprecia que la conducta infractora, aun existiendo intencionalidad en ella, no es reiterada ni constan antecedentes que pudieran constatar una continuidad, persistencia o reincidencia de la señora diputada, por lo que se propone que la suspensión de los derechos económicos [...] se extienda por el periodo mínimo [...], esto es, por un tiempo de quince días naturales, durante los cuales la señora diputada responsable de la infracción no podrá percibir ninguna cantidad económica”.

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Estos son los pasos, acciones y fechas clave de una polémica que puede acabar con Monasterio sancionada:

25 de enero. José Luis Ruiz Bartolomé, mano derecha de Monasterio en la cámara, deja su escaño para volver a la actividad privada. Vox tiene una semana para reemplazarle antes del primer pleno del nuevo periodo de sesiones. Tampoco es que sea urgente: el PP tiene mayoría absoluta y su presencia no cambiará nada.

31 de enero. Un día antes de la celebración del pleno, Pablo Gutiérrez de Cabiedes renuncia a ocupar el escaño, que le corresponde por ser el siguiente en la lista electoral. Su decisión agudiza la crisis de un partido que va de polémica en polémica en los últimos meses. Y así, Vox llega al pleno del día siguiente sin que su nuevo diputado, Javier Pérez, haya tomado posesión y, por lo tanto, con un voto menos y una silla vacía.

1 de febrero. Al final del pleno, el presidente de la Asamblea, Enrique Ossorio (PP), toma la palabra para hacer una advertencia antes de que arranquen las votaciones. “Antes de empezar a votar, les aclaro que un diputado, por error, ha apretado el botón de presencia en dos escaños distintos”, anuncia el exvicepresidente regional, que resta importancia a esa acción. La polémica, de hecho, estalla posteriormente, cuando los servicios técnicos de la Cámara detectan que se ha votado desde el escaño de Ruiz Bartolomé, que ya no es diputado y no ha sido sustituido por Vox. Es decir, que alguien ha votado dos veces.

5 de febrero. Ossorio decide abrir una investigación y todas las miradas se dirigen inmediatamente hacia Monasterio. Porque el diputado Íñigo Henríquez de Luna admite en la junta de portavoces que él activó como presente dos lugares distintos, porque no quería que el asiento contiguo al de Monasterio quedara vacío, cosa poco estética ante las cámaras. Pero finalmente volvió a su escaño. La líder de Vox es quien viene a admitir haber votado varias veces, aunque tampoco lo expresa claramente.

“Son cosas de la tecnología”, se ríe Monasterio durante una rueda de prensa en la que se describe apretando y desapretando botones a toda prisa para intentar apagar el escaño. Pero nadie se toma el asunto a broma en el Parlamento. Y mucho menos el PP, que ve una oportunidad ideal para cobrarse cuentas pendientes con su antigua socia, o en la oposición de izquierdas, en la que Más Madrid registra un escrito solicitando que sea suspendida como diputada durante 30 días.

Nunca había pasado nada igual en la Asamblea de Madrid, según detalla un portavoz de la institución. Pero sí hay precedentes fuera de la región. Por ejemplo, en el País Vasco. Allí, en 2003, el Parlamento sancionó con un mes sin poder ejercer sus derechos a Carlos Iturgaiz por haber activado el indicador electrónico de presencia en la Cámara de su compañero Jaime Mayor Oreja.

8 de febrero. En plena sesión de control a su Gobierno, Ayuso apuesta por sancionar a Monasterio por su acción. “Si usted va por una carretera en la que tiene que circular a 80 [kilómetros por hora], y la pillan a 140, señora Monasterio, usted comprenderá que tendrá que ser multada”, asegura la presidenta regional. “Lo que no se ha visto en la vida es que vote por otro diputado que se ausenta”, denuncia. Monasterio responde asegurando que la líder conservadora persigue expulsarla de la Cámara a toda costa, y bromea, gesticulando, cuando llega el final de la sesión, toca votar, y hace movimientos grandilocuentes a cada paso.

9 de febrero. La Mesa de la Asamblea decide poner en marcha el proceso que previsiblemente acabará por sancionar a la portavoz del partido de extrema derecha.

4 de abril. EL PAÍS accede al contenido de la propuesta de sanción firmada por Zarzalejo, que ha confirmado este miércoles la Mesa de la Asamblea.

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Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.
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