Un Forrest Gump a la madrileña: un grupo de jóvenes recorre a pie, de punta a punta, las líneas de metro

Armados con zapatos y bastones de senderismo, un callejero y una brújula, un grupo de jóvenes se ha puesto a la tarea de recorrer, por la superficie, las líneas del metro de Madrid. La última aventura que emprendieron fue la de la Línea 5, en octubre. Empezaron a caminar a las 8.00 desde Casa de Campo y llegaron a Alameda de Osuna sobre las 18.00. Como si se tratara de un Forrest Gump a la madrileña, decidieron que si habían sido capaces de atravesar la ciudad en una ruta de más de 30 kilómetros, podían caminar un poco más. “Decidimos ir hasta el Aeropuerto”, cuenta, entre risas, Carlos Valledor (Madrid, 19 años). Lo hicieron para ver, por arriba, por dónde pasaría la futura conexión que habrá entre Alameda de Osuna y el Barajas. “Casi que fue peor que el resto de la ruta, subimos y bajamos cuestas y escaleras, atravesamos varios parkings y completamos 37,5 kilómetros de camino”, dice Valledor y da pruebas, desde la aplicación móvil de actividad física y GPS Strava, de todo el trayecto. Luego, abre su galería de imágenes y muestra las 32 fotos que se tomaron delante de cada una de las 32 estaciones de la línea verde. Allí se lo ve a él y a su grupo de amigos con un cartel que llamaba la atención de otros peatones: “Estamos recorriendo la línea 5 del Metro Madrid entero andando”.

Valledor, estudiante de ingeniería mecánica, es una de las personas detrás de un plan de ocio que comparte, por ahora, con amigos y conocidos. Ya ha hecho las líneas 1, 2, 5, 6, 7, 9A, 10 y 11 entre 2018 y 2023, es decir, ha caminado más de 230 kilómetros, la distancia aproximada que hay entre Madrid y Salamanca. Hace un año empezó a publicar sus caminatas en TikTok y ha obtenido miles de me gusta en sus vídeos. No descarta abrir al público –con algunos requisitos– su próximo recorrido en diciembre: la línea 4 (Argüelles - Pinar de Chamartín) y, si las piernas dan, la línea de metro ligero ML1 (Pinar de Chamartín - Las Tablas)

“A veces la gente nos reconoce en la calle y se toma fotos con nosotros. A otros, sencillamente, les parece divertido”, afirma, en un encuentro al que asisten algunos de los jóvenes que también andaron por la línea 5. Robert Baraniecki (20 años), David Bonifacio (17 años) y Estefanía Guirado (18 años). Cuando se les pregunta por qué lo hacen, las respuestas se parecen a la que dio Forrest Gump a la prensa cuando se volvió una celebridad tras hacer una maratón por todo Estados Unidos: “Tenía ganas de correr”.

“Lo hago porque tengo ligirofobia. Me asustan los ruidos intensos, como el de los trenes”, dice Valledor. La primera vez que se lanzó a seguir, por la superficie, el trazado del metro fue en 2018. “Vivo en Carabanchel y tenía que ir a Vallecas. Para no tomar el metro, tomé el bus hasta la estación Las Suertes [línea 1]. Estando allí, quise ir a la estación Valdecarros y empecé a subir. Llegué a Pacífico y dije ‘un poco más’, entonces fui hasta Atocha. Dije ‘otro poco más’ y llegué hasta Chamartín”, relata. Aunque, por la pandemia, abandonó la idea de recorrer el metro, la retomó en 2022: por una apuesta que le pusieron sus compañeros de clase, caminó toda la línea 6. Después, empezó la aventura con los amigos.

Estefanía Guirado, que cursa la carrera de Psicología, dice que con las rutas del metro volvió a hacer actividad física, así encontró otra forma de hacer amigos. “En vez de ir a botellón, estás en un espacio más tranquilo para hacer nuevos amigos. Con ellos conocí la ciudad... por ejemplo, yo nunca había estado en Coslada. Lo visité gracias a la ruta por la línea 7”, afirma, “aunque sí es una paliza”. En el último reto, Guirado estuvo a punto de terminar con heridas en los pies. “¿Se acuerdan de la vez que en la ruta de la Línea 7 tuvimos que dar todo ese rodeo [de 13 kilómetros] porque no podíamos atravesar la M-40?”, exclama Robert Baraniecki, estudiante de ingeniería de la energía. “¿Y qué hay de la vez que, andando la línea 10, hicieron una recolecta para comprar guantes y bufanda para mí porque tenía frío?”, añade David Bonifacio. Valledor, por su parte, recuerda el día en que todos conocieron los rascacielos de La Castellana: “Yo los apuraba, porque no íbamos a llegar a tiempo, pero ellos solo miraban hacia arriba. Tengo en la memoria ver sus caras de sorpresa y felicidad”.

Nada se deja al azar. Antes de salir a la carga, Valledor revisa si el itinerario es “factible y seguro”, si hay descampados o grandes avenidas que no tengan paso peatonal, si hay puntos de interés y, también, dónde pueden parar a descansar o tomar algo. Para guiarse, tiran poco de Google Maps para obligarse a moverse a la antigua, es decir, con un callejero en mano. “Hasta hace poco, tenía una tarifa de datos en el móvil tan limitada que no siempre podía tener Google Maps. Mis padres me enseñaron a usar el callejero y yo aprendí otros trucos en YouTube”, explica Valledor.

Cuando terminen la serie de rutas del metro –aún faltan las líneas 3, 4, 8, 12 y los tres tramos de metro ligero–, buscarán nuevas maratones. Forrest Gump corrió durante tres años, dos meses, 14 días y 16 horas y, una vez llegó al Valle de los Monumentos, en la frontera entre Utah y Arizona, supo que era hora de ir a casa. Valledor, Baraniecki, Bonifacio y Guirado, por ahora, no conocen ese límite. Sueñan también con caminar por el trazado de los Cercanías C9, C5, C1. Solo para empezar.

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