Los primeros 100 días del nuevo PP en Madrid o cómo se instala el reinado de Ayuso y Almeida
Los populares madrileños se acercan al final del período de gracia de sus nuevas mayorías absolutas en Ayuntamiento y Comunidad con caras nuevas y las primeras tensiones internas
Isabel Díaz Ayuso retorna este lunes a la Puerta del Sol para su tradicional ronda de reuniones con los portavoces de la oposición al inicio del curso. La presidenta, tres meses después de su aplastante éxito electoral, ha vuelto empoderada tras un verano silencioso, estrenando mayoría absoluta. Es el último paso de Ayuso en su escalada de poder: primero se deshizo de sus socios de Gobierno, después ganó la guerra interna por el control del PP de Madrid, y ahora podrá legislar a su gusto. Ella responde por escrito a este periódico que “todo sigue igual” y seguirá “pensando en los problemas reales que tienen los españoles en Madrid”. “Lo que tengo es más libertad para tener un gobierno pequeño, ejecutivo y al servicio de todos los ciudadanos, de quienes me han votado y quienes no”, dice la presidenta a EL PAÍS.
José Luis Martínez-Almeida, por su parte, ha comenzado el curso sin grandes novedades en el horizonte. El alcalde madrileño todavía no se ha reunido con los 28 ediles. Han pasado casi 100 días de su toma de posesión, el 17 de junio, y todos los concejales de distrito tienen que desarrollar un documento interno con las primeras medidas que se han sumado en estos primeros 100 días. La petición viene de Vicealcaldía, donde Inmaculada Sanz ha ganado cuotas de poder. “Inma es prácticamente una alcaldesa”, cuenta un concejal por teléfono. “Ella tiene ahora el control de los distritos. Nos reúne los lunes, una vez a la semana. Ahora mismo ejerce incluso más que el propio Almeida”.
Después de cosechar sendas mayorías absolutas, las dos máximas figuras del PP madrileño han disfrutado de un verano plácido. Los focos siguen concentrados en la política nacional, donde su líder popular Alberto Núñez Feijóo, escenifica un intento de investidura improbable, mientras Ayuso y Almeida se acercan a la marca significativa de los primeros 100 días de gestión. Las caras al frente de Comunidad y Ayuntamiento no han cambiado, pero sí su cuota de poder. Tanto en Comunidad como en Ayuntamiento los opositores se preparan para sufrir un “rodillo” legislativo.
De la presidenta Ayuso llama la atención que últimamente ha ocupado un plano secundario. Se la ha oído menos de lo habitual, pero hay imágenes que valen mil palabras y su aparición en Génova vestida de rojo en la fiesta blanca de Alberto Núñez Feijóo fue interpretada como un aviso, aunque ella lo niega.
La presidenta retorna este lunes en la Puerta del Sol su tradicional ronda de reuniones con los portavoces opositores al inicio del curso. Es un gesto diplomático, pero la oposición ya se queja. Un ejemplo, dicen, es el largo período sin careos en la Asamblea del que ha disfrutado la líder conservadora gracias a que el PP se permitió el lujo de obviar los pedidos de un pleno de control el 13 de julio solicitado por los tres grupos de la oposición (Más Madrid, PSOE y Vox). Por tanto, será finalmente este jueves, después de 175 días, cuando Ayuso vuelva a enfrentarse a una sesión de control. Han pasado casi seis meses desde la última vez, el 23 de marzo, antes de las elecciones del 28-M.
En este período, Ayuso ha tomado decisiones de calado como la eliminación del Bachillerato nocturno o la subida del precio de los comedores escolares, pero el PP rechazó el pleno de julio alegando que hacía solo unos días que se había formado el nuevo Gobierno. Lo cierto es que en circunstancias similares, ese parón veraniego no se dio tras las elecciones de 2021, cuando sí se celebró un pleno ese mes para aprobar una ley que aumentó el control de Ayuso sobre Telemadrid.
La líder de la oposición, Mónica García de Más Madrid, predice que en esta nueva etapa nos encontraremos “a la Ayuso de siempre”, pero la diferencia será que “ahora no necesitará su actuación pimpinelesca con Vox”, la relación de amor odio de los últimos cuatro años. “Hemos visto su poca capacidad de diálogo durante cuatro años, pero ahora van a tener menos escrúpulos a la hora de pasar el rodillo”, contesta al teléfono.
El portavoz del PSOE, Juan Lobato, suena algo más optimista: “Veremos si el Gobierno de Ayuso tiene esa capacidad de escucha y de interlocución”, dice al teléfono, pero añade: “En un escenario en que vamos seguramente a un PP post-Feijóo es muy probable que tenga la tentación de implicarse en la política nacional y dejar a un lado los problemas de la Comunidad”.
Azote de Sánchez
Esa predisposición para saltar de arena y ser azote de Pedro Sánchez y su Gobierno no ha cambiado. El primer tuit de Ayuso en la mañana del lunes, cuando el suroeste de Madrid se despertaba en medio del desastre por el temporal, era para criticar la reunión de la vicepresidenta en funciones Yolanda Díaz con el líder fugado de Junts, Carles Puigdemont.
A la hora de legislar, la presidenta ya no tendrá los problemas que se ha encontrado hasta ahora. Se espera que para finales de octubre presente los presupuestos a la Asamblea —hasta ahora solo ha aprobado unos presupuestos en cuatro años—. En su respuesta a este periódico, Ayuso no incluye entre sus prioridades la reforma de la Ley regional de Identidad y Expresión de Género e Igualdad Social y no Discriminación (conocida como ley trans), que en la legislatura anterior no consiguió modificar debido a las discrepancias con Vox, que pretendía tumbarla por completo.
“Quiero hacer una apuesta como nunca por la calidad educativa, contra el fracaso escolar y a favor de la cultura en español”, dice la presidenta. “También para proteger a la infancia, mejorar la sanidad y seguir modernizando el transporte, y medidas para el medioambiente, como cuidar del patrimonio natural y la calidad del aire”.
Una incógnita es el papel que interpretarán sus nuevos consejeros, aún poco conocidos. Ayuso ha renovado por completo las caras y ya no queda nadie a su lado de quienes la acompañaban a su llegada al poder en 2019. Ha llamado la atención la ausencia de perfiles políticos, lo que ha llevado a los críticos a interpretar que no quiere que nadie le haga sombra —“se rodea de palmeros”, dice García—, pero en el PP defienden que la presidenta ha elegido perfiles de gestión. El número dos de Ayuso en el partido, Alfonso Serrano, dice que se harán conocidos en función de los acontecimientos y su liderazgo, y no por sus polémicas. “Prefiero que hagan trabajo discreto a que sean como (la ministra de Igualdad en funciones) Irene Montero”.
En Cibeles también se ha producido un profundo cambio en el equipo de Almeida. La renovación tuvo su momento clave el día de la toma de posesión, según recuerdan ahora varias personas cercanas. Esa mañana del 17 de julio, el alcalde de Madrid acababa de ser reelegido por segunda vez. Sube las escaleras del palacio de Cibeles. Se dirige a la cuarta planta, donde se encuentra su despacho con unas impresionantes vistas a la Puerta de Alcalá. Almeida estaba eufórico. De cosechar el peor resultado de la historia del PP en Madrid, con 15 ediles en 2019; a la mayoría absoluta de 2023, con 29. Un resultado que los populares no repetían en la capital desde 2011. Estaba a punto de designar la función que desempeñaría cada uno de sus 28 ediles hasta, al menos, 2027, pero un alto cargo del Gobierno cuenta ahora que el secretismo de entonces era inusitado: “Nadie sabía nada. Solo él”. Otros concejales confirman ahora su estado de nervios durante los días previos. Que se llamaban entre ellos. Que hacían hasta sus propias quinielas sobre su futuro destino. Finalmente, tras la llamada del alcalde a cada uno y con la publicación oficial del nuevo organigrama municipal, un movimiento sorprendió a la gran mayoría: la ubicación de los emisarios de Isabel Díaz Ayuso, los tres consejeros que formaban parte del Gobierno de la presidenta madrileña terminaron en mayo en la lista del PP al Ayuntamiento.
De su anterior Ejecutivo no queda ni rastro. Tanto es así, que David Pérez, que ejercía de consejero de Transportes; Carlos Izquierdo, con las funciones de consejero de Administración Local y Digitalización, y Marta Rivera de la Cruz, que venía de Ciudadanos y desempeñaba la cartera de Cultura y Deporte, han acabado en el Ayuntamiento. Para sorpresa de los populares, Almeida acabó implantando su criterio por encima de las sospechas internas. Y solo Rivera de la Cruz ha continuado en el Ayuntamiento con la cartera que ostentaba en la Comunidad: Cultura.
Una decisión que, según cuentan altos cargos municipales, Almeida sabía que iba a chocar de lleno con Andrea Levy, que ejerció en el pasado mandato como delegada del área de Cultura. El alcalde, sin embargo, optó por De la Cruz para estos cuatro años de mayoría absoluta y envió a Levy a presidir el distrito del Retiro. La misma decisión la tomó con los otros dos exconsejeros que han acabado presidiendo los distritos de Hortaleza y Carabanchel.
A nivel interno, según cuentan ahora varios concejales, la sensación de estos primeros 100 días es que Almeida ha conformado un ejecutivo donde dos ediles están acumulando muchísimo peso interno. Por un lado, Borja Carabante, que repite como Delegado de Medio Ambiente y, también, de Desarrollo Urbano: dos de las principales áreas. Por otro, Inmaculada Sanz, que ejercía de portavoz y delegada del área de Emergencias y Seguridad en el anterior mandato, y ahora asume todas estas áreas junto a las de Vicealcaldía.
Otro subraya las primeras divisiones: “Hemos pasado de un grupo en el que éramos 100% de Almeida, con un grupo de WhatsApp donde nos llamábamos los 15 magníficos, a un grupo en el que apenas nos conocemos, y eso se nota mucho. Ahora nuestras reuniones son más técnicas. Ha cargado demasiada responsabilidad en algunos delegados (en referencia a Carabante y Sanz)”.
Según cuentan en su equipo, los principales planes de Almeida para este mandato son, fundamentalmente, desarrollar el nuevo Distrito Financiero — que ya anunció el propio alcalde el 5 de julio de 2022 y que está guardado en un cajón desde entonces—, impulsar los desarrollos del sureste y la cubrición de la M-30 a su paso por Ventas. “Son propuestas que se llevarán a cabo y se pondrán en marcha”, recalca un alto cargo del Ayuntamiento. La realidad, según apunta otro concejal con mucho peso interno, es que, al menos él, no ha recibido ninguna directriz. Otras voces populares hablan incluso de que el regidor está instalado en una especie de “piloto automático” tras la mayoría absoluta, centrado, sobre todo, en el “día a día”. O dicho de otra manera: no se prevén grandes anuncios a corto plazo.
La oposición a Almeida tendrá su puesta de largo a finales de mes, con el primer pleno de mandato, y ya sin Ciudadanos. Más Madrid, con 12 ediles –siete menos que el anterior mandato–, PSOE, con 11, tres más que en la pasada legislatura, y Vox, con cinco, uno más que el periodo pasado, afrontan un mandato que apunta, según sus portavoces, a rodillo popular permanente. “La misma semana en que se cumplen los 100 primeros días de su nuevo mandato”, observa por teléfono la portavoz y líder de la oposición, Rita Maestre, “Almeida los ha celebrado con una desautorización del trabajo científico de la Agencia Española de Meteorología que ha vuelto a poner un foco de bochorno y mala imagen sobre nuestra ciudad. Y no deja de ser muy irónico porque si algo nos demuestran estos 100 primeros días es que quien debe afinar mejor su gestión es Almeida antes de dar lecciones. Hay cada vez más disonancia entre el Madrid real y las prioridades del alcalde”.
“Nosotros vemos un arranque muy continuista”, cuenta por teléfono la portavoz socialista Reyes Maroto. “Con una ausencia de proyecto y de ambición para afrontar retos como la emergencia climática, la vivienda o la movilidad, e incapaz de ver ni anticiparse a los problemas como los episodios climáticos extremos que ha sufrido la ciudad en las últimas semanas. La respuesta de Almeida a cualquier iniciativa que presentamos es el no por el no, una forma de hacer política que no representa los resultados de las urnas”.
El portavoz de Vox en Madrid, Javier Ortega Smith, en una nota enviada por WhatsApp, apunta a un inicio exigente frente al PP: “Vamos a exigir menos propaganda con el dinero de todos los madrileños y más resultados prácticos, queremos un Madrid seguro, libre, limpio, ahorrador, con una fiscalidad reducida y en definitiva, una ciudad que ofrezca oportunidades para todos”.
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