El triplete de Juan Lobato “para ganar visibilidad”: jefe en la Asamblea, en el PSOE madrileño y ahora también senador
El dirigente socialista, que solo es conocido por el 65% de los madrileños, combinará su tarea de oposición a Ayuso con un escaño en el Senado, una decisión que ha causado cierto malestar en sus filas
El de este jueves fue un pleno raro en la Asamblea de Madrid. No hubo bronca entre la presidenta y la izquierda, todo se votó por unanimidad y la sesión se acabó en cuestión de 26 minutos. Los diputados se despidieron hasta septiembre cuando volverá la actividad ordinaria al hemiciclo de Vallecas. El motivo de una jornada tan rápida y pacífica fue que el orden del día solo recogía cuestiones protocolarias, entre ellas el nombramiento de los siete senadores que corresponde al parlamento regional. De este grupo, ha llamado la atención la designación del líder del PSOE madrileño, Juan Lobato. Es su tercer cargo, que suma a los que ya tenía como secretario general de la federación madrileña y portavoz del grupo socialista en la cámara autonómica. A partir de ahora, tendrá más trabajo y no se dedicará solo a asuntos que versen exclusivamente de Madrid. Él explica que busca “ganar visibilidad en un nuevo espacio de cara al Madrid de 2027″, cuando se celebren nuevas elecciones, pero parte del PSOE madrileño ha reaccionado con incredulidad. Piensan que la medida conseguirá justo lo contrario que se propone Lobato: disminuir su presencia en la Asamblea. Creen, además, que es un regalo para Más Madrid en la competición por llevar la voz cantante de la oposición a Isabel Díaz Ayuso.
El problema que busca resolver Lobato es que sigue siendo un gran desconocido para buena parte de los madrileños. El barómetro de 40dB para EL PAÍS una semana antes de las elecciones del 28-M mostraba que su grado de reconocimiento era solo del 65%. Lobato no consiguió el objetivo de devolver al PSOE al puesto de segundo partido más votado y volvió a quedar por detrás del partido de Mónica García, aunque empató con ella a 27 escaños y sacó solo 5.453 votos menos, una diferencia de 0,2%. El resultado no contribuyó a mejorar los ánimos en la federación madrileña, que lleva ya 28 años apartada del poder. Por eso, esta decisión de Lobato, que fue conocida la semana pasada, ha causado perplejidad y críticas, según cuatro miembros destacados del partido que piden anonimato. “Queda mucho trabajo por hacer, como se demostró en las últimas elecciones”, dice una de estas fuentes. “El mensaje que se lanza con este nombramiento es que Lobato se va a trabajar a otro ámbito, en lugar de dedicarse al trabajo diario en la Asamblea. Hay que centrarse en Ayuso”.
Lobato explica que la actividad en la Asamblea es insuficiente para conseguir el foco que necesita en su propósito de batir a la líder del PP. Cree que podrá compaginar sus tres trabajos. Su rol como portavoz parlamentario le obliga a participar los martes a las 10.00 en las juntas de portavoces y los jueves a esa misma hora en los plenos de control al Gobierno. Él argumenta que le sobra tiempo y que la agenda del Senado es compatible con la de la Asamblea. En la última legislatura ha habido plenos del Senado los martes y miércoles cada 15 días. “Desde luego, estar en el Senado me da más visibilidad que quedarme en casa los miércoles por la tarde”, explica él, que agrega que dedicarse al Senado no supone apartarse de los asuntos de Madrid. “Es la cámara territorial donde se discuten políticas que afectan a los madrileños”.
La queja del dirigente socialista sobre las limitaciones de la Asamblea la han manifestado otros diputados autonómicos en el pasado. Buena parte de la actividad diaria de la cámara no tiene eco en los medios de comunicación. Los plenos de los jueves han sido durante la era Ayuso un gran espectáculo que ha dado juego en Twitter y las televisiones, pero el resto del tiempo la Asamblea cae en el olvido.
Lobato también argumenta que “no está inventando la pólvora” porque otros líderes regionales usaron el Senado como trampolín antes de convertirse en presidentes. Cita al popular andaluz Juan Manuel Moreno, que fue senador entre 2014 y 2017, antes de ganar las autonómicas de su región en 2018; y al socialista castellanomanchego Emiliano García-Page, quien pasó por el Senado entre 2011 y 2015, el período previo a su elección como presidente de Castilla-La Mancha.
Algunos críticos también ven con malos ojos que Lobato acapare todo el poder, en una muestra de “hiperliderazgo”. Dicen que lo que necesita el partido es “repartir el juego para que haya más personas que sean la voz del PSOE de Madrid”. De este modo, cuando sea necesario un relevo, habrá candidatos ya preparados en la rampa de salida, argumentan.
La tradición que rompió Gabilondo
Un antecesor de Lobato, Rafael Simancas, niega que las voces discrepantes sean significativas. “No hay división ni tampoco malestar por el resultado del 28-M”, afirma Simancas, que ahora es presidente del PSOE en Madrid ciudad. Para defender la decisión se pone como ejemplo. Simancas combinó las tareas de senador, secretario general del PSOE-M y portavoz del grupo socialista en la Asamblea entre 2003 y 2007. “Es lógico, razonable y eficaz para maximizar su conocimiento y trasladar la realidad madrileña al Senado”, responde. “Lo que tiene que hacer Lobato es defender los intereses de los madrileños y una parte de esa labor es a través de iniciativas y leyes, tanto en la Asamblea como en el Senado, que es la cámara de representación territorial. Si Ayuso participa en el debate nacional a través de sus plataformas, Juan Lobato también debe hacerlo”.
El sucesor de Simancas, Tomás Gómez, también combinó esos tres cargos. Sin embargo, Ángel Gabilondo rompió con esa tradición.
En Más Madrid también se ha recibido la noticia sobre Lobato con sorpresa, según el senador saliente del partido, Pablo Gómez Perpinyá. “Entiendo que si el PSOE quiere un papel más destacado, debe enfatizar ese rol y no reducirlo”. Su partido ha elegido a Carla Antonelli como sucesora, lo que supone un hito porque se convierte en la primera senadora trans. En una comparecencia ante la prensa este jueves, Mónica García celebró este hecho. Preguntada sobre Lobato, dio una respuesta que puede ser interpretada como una pulla sutil: “Como portavoz del grupo parlamentario voy a dedicar todo mi tiempo a hacer eso que los madrileños me han encomendado que es ser el líder de la oposición y trabajar por y para solucionar los problemas de los madrileños”.
Además de Lobato y Antonelli, los otros cinco senadores madrileños serán del Partido Popular: el exconsejero de Sanidad Enrique Ruiz Escudero, el secretario general del PP-M Alfonso Serrano y las diputadas Mari Mar Blanco, Miriam Bravo y Yolanda Ibarrola.
Lobato tendrá que elegir uno de sus dos salarios como representante público porque está prohibido recibir ambos. Como diputado autonómico cobró el año pasado un sueldo de 4.246 euros, según su declaración de bienes. Los senadores perciben 3.173 euros mensuales.
Hay otra posible justificación para la decisión de Lobato que él no menciona: la legislatura que ahora empieza puede ser muy distinta. Ayuso tiene mayoría absoluta y va a aplicar su “rodillo legislativo”. Además, si Pedro Sánchez desapareciera de la escena, la presidenta perdería a su némesis. Los focos de los jueves se podrían apagar y, quizás entonces, el tiempo dará la razón a Lobato.
Corrección: La primera versión del artículo informaba por error de que Lobato sumaría su salario de diputado al de senador.
Contacta al autor por email a fpeinado@elpais.es o por Twitter @FernandoPeinado
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