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Piruetas por sorpresa en el aeropuerto

Los pasajeros de la T4 del Adolfo Suárez de Madrid son testigos del Día Europeo de la Música con una campaña que llevará actuaciones en directo a una veintena de terminales

Celebración del Día de la Música en el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid Barajas Madrid.
Celebración del Día de la Música en el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid Barajas Madrid.Jaime Villanueva
Patricia Gosálvez

Está el rumor de las ruedas de las maletas deslizándose sobre el mármol, y el “ding, dong, ding, presten atención a las pantallas y vigilen sus pertenencias”. El hilo musical de las tiendas de lujo y las conversaciones en varios idiomas. Susurra el aburrimiento y silba una bandada de azafatas al pasar con propósito y dirección, sin titubear, como el resto. El runrún habitual del aeropuerto se rompe entonces con los primeros acordes de I gotta feeling de los Black Eyed Peas a todo volumen.

Un variopinto grupo de viajeros —un chico con gorro, un señor con traje, una rapera con top y trenzas— abandonan sus pertenencias y se ponen a bailar entre saltos y piruetas. Alrededor, los pasajeros de verdad, con pinta de estar más cansados y llevar más trastos colgando, tardan unos segundos en darse cuenta de lo que pasa. Enseguida sacan el móvil. Si uno presencia una flashmob, lo primero que hay que hacer es grabarla.

El baile sorpresa lo ha organizado Aena para celebrar el Día Europeo de la Música y arrancar la campaña Siente el ritmo con la que la gestora pública de los aeropuertos españoles quiere amenizar este verano el paso por sus instalaciones. Hasta septiembre habrá actuaciones musicales en directo en una veintena de aeropuertos, empezando mañana en A Coruña, el 28 en Barcelona y pasando luego por Reus o Girona.

Hoy la fiesta es en la T4 del Aeropuerto Adolfo Suárez de Madrid. Margarita, que lleva limpiando en Barajas 18 años — dos más de los que lleva en funcionamiento esta terminal que proyectó Richard Rogers—, ha pausado su ronda de papeleras para grabar a los bailarines. “En tanto tiempo nunca había visto algo así, merece una paradita”, dice. Viviana, de 40 años, graba con una mano y sujeta a Juan Andrés, de 4, con la otra. Han llegado con dos horas de antelación para volver a Guatemala y el show servirá para entretener al pequeño al menos 15 minutos.

Una viajera observa el baile que ha organizado Aena por el día de la música en el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid Barajas.
Una viajera observa el baile que ha organizado Aena por el día de la música en el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid Barajas.Jaime Villanueva

Si se dan una vuelta por Salidas, pueden pillar algunas actuaciones más, que se repetirán cada hora a lo largo del día. Por ejemplo, “los peluchones”, como llama Raúl Gómez, Director de Marketing y Negocio Digital de AENA a los break dancers que llevan unos trajes que recuerdan a un Chewbacca de colores. Lo más difícil de montar un espectáculo como este es lo más difícil en general de un aeropuerto, explica: “Entrar y salir, pasar el material por seguridad, que todos los artistas tengan el DNI en vigor… Pero merece la pena por entretener un rato a los pasajeros”.

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Maricarmen Ruiz, 60 años, tiene seis horas entre que ha llegado su vuelo de Jerez y que sale el que la llevará a París para cuidar de su nieta y echar un cable a su hija. Viaja a Orly prácticamente todos los meses, es una experta de estar en tránsito: lo mejor de los aeropuertos, dice, es ver a gente tan distinta, escuchar los acentos, imaginar las vidas ajenas, por qué llevará esa prisa, qué pensará el niño que se sube por primera vez al avión. Lo peor: los precios (“¡5,65 euros un café con cruasán!”, lamenta) y las esperas. Por eso, cuando ha visto un escenario en una de las puertas de embarque se ha sentado cerca a ver qué pasaba. Se ha llevado gratis la actuación de un grupo a capella. “En un aeropuerto pasan muchas cosas: la última vez perdí el avión y dormí el día de la madre sola en un hotel aquí al lado y hoy esta sorpresa, siempre que viajo es una aventurilla”, dice risueña mientras las cantantes entonan Happy, de Pharrell Williams. Es la segunda vez que las ve esta mañana, ya le ha mandado el vídeo por WhatsApp a toda su familia.

Otro momento del espectáculo en el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid Barajas.
Otro momento del espectáculo en el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid Barajas.Jaime Villanueva

Elena López, una de las bailarinas de la flashmob, preferiría que la gente bailase a que sacase el móvil, “pero la moda es la moda”. No todos se pliegan a ella, en el segundo pase de la mañana de la coreografía, entre un público que sujeta sus teléfonos en alto, un hombre en bermudas, con un sombrero de paja, sandalias y una larga melena blanca bailotea entregado. Es Richard, un productor de cine jubilado de Hawaii que acaba de hacer el Camino de Santiago. “Cuarenta años en la industria, de Blade Runner a Lost, rodeado de cámaras, ahora prefiero estar presente y guardarlo todo aquí”, dice tocándose la cabeza con el dedo. Acaba la actuación y con un guiño el viajero se pierde entre los turistas, envuelto en otro sonido poco habitual en un aeropuerto: el aplauso.

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Sobre la firma

Patricia Gosálvez
Escribe en EL PAÍS desde 2003, donde también ha ejercido como subjefa del Lab de nuevas narrativas y la sección de Sociedad. Actualmente forma parte del equipo de Fin de semana. Es máster de EL PAÍS, estudió Periodismo en la Complutense y cine en la universidad de Glasgow. Ha pasado por medios como Efe o la Cadena Ser.

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