El giro de la Oficina del Español de Ayuso: del exactor Toni Cantó a un especialista del instituto Cervantes
La presidenta de Madrid anuncia al periodista Ramiro Villapadierna como sustituto del exdiputado de UPyD y Cs, que abandonó su cargo en el Gobierno del PP para presentar un programa en una televisión cercana a Vox
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha anunciado este miércoles que el periodista Ramiro Villapadierna, actual responsable de la Cátedra Vargas Llosa, sustituirá a Toni Cantó como director de la Oficina del Español. La decisión supone un giro radical en la dirección de este polémico ente. Se pasa de un exdiputado sin ninguna experiencia de gestión a un especialista en diplomacia cultural. De un exactor sin ninguna preparación para dirigir la Oficina del Español a un exrepresentante del Instituto Cervantes en Praga y Frankfurt. Y de un político que saltó de UPyD a Cs, y de Cs al PP, a un profesional de larga trayectoria en el periodismo que hasta ahora gestionaba la cátedra Mario Vargas Llosa, dedicada a promocionar el universo cultural del Premio Nobel de Literatura. Ese cambio de perfil tan acusado refuerza la idea de que la oficina se usó como un refugio para Cantó, que en ella cobraba más de 70.000 euros anuales, tras ser expulsado por la justicia de las listas electorales del PP por incumplir los requisitos.
“Cuenta con décadas de experiencia en Europa e Iberoamérica en la gestión de instituciones culturales”, ha dicho este miércoles la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, que así ha destacado de Villadapierna todo lo que faltaba al currículo de Cantó. “Ha escrito más de 3.000 publicaciones en materia de hispanismo y europeismo”, ha seguido. “La Oficina es una apuesta para posicionar a la región como referente mundial en español en todos los ámbitos”.
Cantó abandonó su puesto en septiembre, y por sorpresa. Tras provocar una crisis interna en el PP por su inclusión en las listas de Ayuso (apuesta impulsada por la dirección de Pablo Casado), el PSOE denunció que no se había empadronado a tiempo en la región y quedó fuera del proceso electoral. “El chiringuito soy yo”, ironizó cuando el PP lo rescató para ocupar un puesto con competencias poco definidas, jugoso sueldo y sin personal a cargo. Una crítica que lo persiguió hasta que decidió fichar por la televisión 7NN, cercana a Vox, y que ahora ha marcado el proceso de selección de su sustituto.
¿La razón? Ayuso, que apostó por el organismo en su último programa electoral, no quería alimentar la acusación de que había creado un chiringuito. Durante las entrevistas para elegir al nuevo director, se encontró con varios aspirantes que reclamaron contar con más medios y personal. La presidenta regional se negó: sabía que toda la oposición, de Vox a Podemos, estaba esperando una decisión similar para recrudecer sus críticas a la oficina, de la que apenas se conocen como todo balance un puñado de convenios firmados y su participación en la organización del Festival de la Hispanidad.
“Esto no es una oficina, esto en realidad es un puesto de trabajo dentro de la Consejería de Cultura”, dijo Ayuso esta misma semana en la cadena Cope. “No es un chiringo, es una persona. Le dimos el nombre de oficina para que cuando fuera a otras instituciones tuviera un mayor empaque a la hora de negociar, de hablar... pero yo no he creado un chiringuito, es un puesto de trabajo”, siguió. Y reconoció: “No todos los perfiles [de aspirantes al puesto] podían, porque venían de más alto [que el finalmente elegido], y pedían crear una estructura que no puedo crear porque estamos en tiempos de una austeridad absoluta”.
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