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Ayuso se enfrenta sola al desgaste por la crisis de la sanidad en Madrid

La presidenta regional se ha puesto a la cabeza de un fallido plan de reapertura de las urgencias que da argumentos a la oposición para movilizar a los votantes a siete meses de las elecciones autonómicas y que hasta Vox critica

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, durante un acto de su partido, este sábado.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, durante un acto de su partido, este sábado.Jesús Hellín (Europa Press)

Finalizaba el mes de junio cuando la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Diaz Ayuso, optó por quedarse sola ante el peligro. “Todos los centros de urgencias de atención primaria serán abiertos nuevamente”, anunció, 10 días después de que el consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, expusiera su plan para reabrir solo 17 de los 37 servicios de urgencias cerrados durante la pandemia. Era una rectificación en toda regla, que la presidenta asumía en solitario. “La presidenta ha escuchado a los madrileños”, subrayaba aquellos días el número dos del Gobierno regional, Enrique Ossorio. Cinco meses después, el Ejecutivo afronta una crisis de múltiples aristas por el caos desatado por esa decisión y la fallida reorganización del servicio, que incluye reformular toda la red con 80 centros sanitarios 24 horas cambiando sobre la marcha los turnos y los centros de trabajo de los profesionales. Esta situación ha dado argumentos a la oposición para movilizar a la izquierda con la vista puesta en las elecciones de mayo de 2023, mientras Vox, único socio posible del Gobierno de Ayuso, ha optado por no respaldarla. En esta situación crítica, el afán de los portavoces gubernamentales por personificar en la figura de su líder cada decisión del Ejecutivo la coloca ahora a ella en la diana.

“De eso va todo esto: de desgaste político, no de sanidad”, se indignaba esta semana una fuente que cuenta con la confianza de la presidenta. “Mantenemos el plan y no se prevén cambios en la Consejería”, añadía sobre el futuro de Ruiz Escudero, que ya estuvo a un milímetro de salir del Gobierno durante la crisis del coronavirus, hasta que Ayuso interpretó que perder al portavoz de sus decisiones más polémicas era acusarse a sí misma de haberse equivocado. “Algún error habrá en la reapertura de las urgencias, pero no para esta reacción claramente política”, zanjaban.

El Gobierno se ha movilizado con actos públicos y encuentros privados con periodistas para defender una decisión personalísima de su presidenta con una estrategia claramente definida: convertir un conflicto laboral en un enfrentamiento político; acusar a la izquierda de orquestar una campaña con la complicidad de los sindicatos; y negar cualquier problema de calado provocado por unos cambios que han llevado a la huelga a los profesionales. Tres ejemplos:

¿Que dimite al completo la dirección de toda la red de centros de salud del sudeste de Madrid? No pasa nada grave: “No hay ninguna dimisión en bloque”, aseguraba Ruiz Escudero este viernes. Poco después, y ante la evidencia de que la dimisión había pasado por registro, el consejero se echaba para atrás: “Sí, es verdad, han dimitido”.

¿Que casi una decena de altos cargos de Sanidad han dejado sus puestos desde julio? Circulen: “El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha cambiado 40 ministros y no es un problema, forma parte de las [dinámicas de las] estructuras”, defendía el titular de Sanidad, sin aclarar de dónde sale esa cifra.

¿Que faltan médicos? Tampoco es para tanto: “La situación de no tener médicos se producía antes de esta reapertura, y está protocolizada”, contestaba el viernes Ruiz Escudero, que fue el número dos de la última lista electoral de Ayuso. Después, reconoció el problema, admitió su preocupación por las 6.000 jubilaciones que calcula que se van a producir en la próxima década, e intentaba disolver la cuestión regional en una de escala nacional dependiente del Estado. “Hay una campaña feroz de la izquierda que está generando temor a la hora de acudir a estos puntos”, acusaba finalmente.

Concentración del personal sanitario a favor de la sanidad pública en el exterior del Hospital de La Paz, a finales de octubre.
Concentración del personal sanitario a favor de la sanidad pública en el exterior del Hospital de La Paz, a finales de octubre. PABLO BLÁZQUEZ DOMÍNGUEZ (GETTY)

Una tesis que se hace eco de los argumentos de Ayuso. “Cada vez que a la izquierda le va mal en esta Comunidad, recurre a la sanidad pública, porque solo saben vivir de sembrar el terror y el miedo entre los ciudadanos, empezando por los mayores y las personas que más lo necesitan”, afirmó la presidenta regional el jueves en la Asamblea de Madrid.

Esa interpretación de la polémica en clave política resume que la acción del Gobierno está mimetizada con los intereses electorales del PP. Si el partido conservador explotó el anuncio de la reapertura de los centros de urgencias extrahospitalarias por la vía de enviar a sus candidatos municipales a hacerse fotos y vídeos ante las puertas ―la izquierda pierde una sede electoral, venía a ser el eslogan―, ahora digiere las críticas mientras calcula cómo afectará a su balance en las urnas.

Y, sin embargo, el problema laboral y organizativo existe. Por eso dimiten profesionales y gestores: desde julio han dejado la Consejería, por distintos motivos, tres directores generales, dos gerentes, un gerente adjunto, y el viceconsejero Antonio Zapatero. Por eso hay sanitarios que renuncian a sus empleos: al menos 30 lo hicieron incluso antes de la reapertura de las urgencias, incluyendo excedencias, porque hasta ese momento realizaban horarios específicos para conciliar con sus situaciones personales y no podían asumir el cambio de condiciones de un día para otro. Y por eso la tensión es máxima en la Consejería de Sanidad, donde se buscan cambios operativos que permitan detener la hemorragia y reconducir la situación.

No es sencillo, se reconoce en el departamento de Ruiz Escudero, enfrentado a un jeroglífico. Por ejemplo, la orden presidencial de ampliar las horas de servicio de los centros depende de que haya voluntarios para trabajar los fines de semana y los festivos. Y hacerlo con la mitad de los sanitarios que antes de la pandemia.

Mareas blancas

“Es una chapuza”, lamenta Mónica García, la portavoz de Más Madrid, que se dio a conocer al gran público durante 2020 y 2021, cuando aprovechó su conocimiento del sistema sanitario como médica anestesista para criticar las decisiones del Gobierno de Ayuso en la pandemia. Meses después, y con las elecciones en el horizonte, los estrategas de su partido coinciden en que la crisis desatada por las urgencias extrahospitalarias le ofrece a la líder de la oposición una oportunidad inmejorable para volver a su terreno predilecto.

“Le pido a Ayuso que rectifique”, reclama Juan Lobato, el líder del PSOE en la región, que ha movilizado a todos los alcaldes socialistas para denunciar la situación de los centros de salud y las urgencias extrahospitalarias, con el objetivo de contraponer el anuncio de la reapertura con la dura realidad.

“Las dimisiones por la nefasta gestión sanitaria de Ayuso son insoportables ya hasta para los suyos”, remata Alejandra Jacinto, la portavoz de Unidas Podemos en la Asamblea.

Pero nada de eso inquieta a Ayuso. La presidenta se mueve como pez en el agua en la confrontación con la izquierda, que además moviliza a su electorado. Sin embargo, el pleno del jueves dejó una escena mucho más inquietante para sus intereses. En medio de la negociación entre el PP y Vox para aprobar los Presupuestos de 2023, la extrema derecha lanzó las críticas más duras posibles a la gestión sanitaria del Gobierno.

“Nos hemos encontrado con el caos”, dijo la diputada (y médico) Gádor Joya. “Dicen ustedes que van a mirar con lupa, una por una, cada baja que ha habido esta semana”, siguió sobre el 60% de ausencias de médicos contabilizado por el Ejecutivo. “Les animo a ello, y también a que si comprueban que alguna de ellas ha sido por estrés laboral causado por lo que acaban de hacer, que asuman sus responsabilidades”, acusó. “Han pasado de llamarles héroes a llamarles villanos. Tienen un problema, cómo gestionan los recursos humanos en la sanidad madrileña. La mejor forma de quitarse un problema es resolverlo, y ustedes están demostrando que hoy no saben hacerlo”.

No es una acusación cualquiera. Un hilo invisible, hecho de cargos compartidos e ideología, une los Gobiernos de Esperanza Aguirre y Ayuso. Mientras la diputada de Vox pronuncia esas palabras en dirección a Ruiz Escudero, también las escucha su compañero de bancada Javier Fernández-Lasquetty. El hoy titular de Economía y Hacienda dimitió hace casi un decenio como consejero de Sanidad por la movilización de los profesionales en contra de la privatización de un puñado de hospitales regionales. El recuerdo de las mareas blancas, todo un fantasma para el PP, y más a las puertas de unas elecciones, vuelve ahora a la política madrileña.

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