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Detenido un hombre que llevaba a dos menores ucranias a Málaga para prostituirlas

Un miembro de una ONG dio la voz de alarma tras observar un comportamiento sospechoso del sujeto y los agentes lo interceptaron en la estación Sur de Madrid

Prostitución ucranianas
Una mujer ucrania sujeta un folleto informativo del Ministerio de Interiores Polaco en el que se alerta a las mujeres en la frontera con Ucrania sobre el riesgo de caer en manos de mafias que se dedican a la trata de seres humanos.MASSIMILIANO MINOCRI (EL PAÍS)
Patricia Peiró

En el largo viaje en autobús desde Varsovia, un voluntario observó un comportamiento extraño en aquel hombre que aseguraba ser el tío de las dos menores a las que acompañaba. Las dos chicas, de 15 y 16 años, habían escapado de la ciudad portuaria ucrania de Jersón, cerca del mar Negro. Dejaban atrás las bombas de la guerra, pero se encaminaban a un destino de explotación. Desde el autobús, el voluntario llamó a una comisaría de Córdoba y alertó de que algo raro estaba sucediendo. Los agentes de la ciudad andaluza alertaron a su vez a los de Madrid, que lograron interceptar el convoy de ayuda humanitaria en la estación Sur el 24 de marzo. En él viajaba el hombre de 41 años con las dos chicas. Bastaron unas comprobaciones y una charla con las menores para desmontar la historia del parentesco entre el detenido y las chicas. Él fue detenido, acusado de trata de menores, y ellas están ya bajo protección.

A las pocas semanas de comenzar el masivo desplazamiento de refugiados por la ofensiva rusa en Ucrania, las ONG que trabajan en el terreno empezaron a alertar del peligro de trata de seres humanos. En el caos es donde mejor operan las mafias para pescar a sus víctimas y pasar desapercibidos. El detenido en este caso es ucranio, como las niñas, y habían partido de la capital polaca, Varsovia. El hombre mostró una actitud muy violenta con los agentes cuando lo pararon en la estación. Gritos, insultos e incluso golpes a los policías, además de amenazas a sus víctimas. Los investigadores del Grupo VI de la Brigada Provincial de Extranjería y Fronteras pudieron comprobar que el adulto no compartía ningún apellido con las chicas, ni ellas entre sí.

Una conversación con las menores corroboró aún más las sospechas. Bastó poco para que reconocieran que no guardaban ningún parentesco entre sí, e incluso fueron incapaces de coincidir a la hora de decir el color de la casa en la que supuestamente residían en su Jersón natal. Todos los pasos que dieron los policías les llevaban a la triste conclusión de que efectivamente aquel voluntario había tenido buen ojo al desconfiar de ese sujeto. Cuando abrieron sus maletas, encontraron en las de ellas ropa que “no era propia de esta época del año”, informan fuentes policiales y gran cantidad de cosméticos. Al inspeccionar la de él, hallaron droga, joyas y 4.300 euros en efectivo.

Cuando pudieron profundizar algo más en la historia que había desembocado en este viaje hacia Málaga, una de las chicas explicó que el hombre era su pareja y que, entre los dos, habían convencido a la otra menor de que les acompañara a España, a pesar de la oposición de sus padres. También en este punto es reconocible una de las técnicas que usan los proxenetas para atraer a chicas de entornos vulnerables en sus países de origen y explotarlas una vez que llegan a otros países. Se trata de la técnica del lover boy, un chico, normalmente atractivo, enamora a las chicas y les promete una nueva vida lejos de sus casas, para entregarlas a la telaraña de la prostitución, una vez que están solas y lejos de sus familias. Ahora ambas son consideradas menores extranjeras no acompañadas, por lo que han quedado bajo la tutela de la Comunidad de Madrid.

Un coladero en la frontera

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A pesar de las medidas que se están tomando en las fronteras ucranias para evitar este tipo de casos, la marea humana que genera una guerra siempre representa un coladero ideal para las bandas dedicadas a la trata y la explotación. Las autoridades polacas, país del que había partido este detenido con las niñas, se afanan en repartir folletos informativos a los refugiados que llegan a su territorio. En ellos, les dan unas claves muy básicas para evitar caer en estas redes. Además, los conductores de transportes autorizados para el traslado de refugiados están obligados a llevar una pulsera identificativa.

“Hemos registrado los primeros casos de proxenetas acosando a mujeres ucranias cerca de los puntos de refugiados en Lublin; abordándolas, a veces con agresividad, bajo la apariencia de ofrecer transporte, trabajo o alojamiento. No solo hombres, también hay mujeres tratando de captar para la prostitución a refugiadas en las estaciones de autobuses. Esperan a que lleguen desde Ucrania y fingen ofrecer un viaje o alojamiento a mujeres angustiadas y exhaustas por el viaje”, avisaba hace apenas dos semanas Karolina Wierzbinska, coordinadora y cofundadora de la ONG polaca Homo Faber.

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Sobre la firma

Patricia Peiró
Redactora de la sección de Madrid, con el foco en los sucesos y los tribunales. Colabora en La Ventana de la Cadena Ser en una sección sobre crónica negra. Realizó el podcast ‘Igor el ruso: la huida de un asesino’ con Podium Podcast.

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