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‘Privacidad’, un viaje por las redes sociales que explora los límites entre lo público y lo privado

La obra, inspirada en la historia de Edward Snowden, lleva a los espectadores a infiltrarse en una especie de yincana digital que plantea si la privacidad es real, de la mano del actor Adrián Lastra y el director Esteve Ferrer

Esteve Ferrer y Adrián Lastra, director y protagonista de la obra teatral 'Privacidad', en el Teatro Marquina.
Esteve Ferrer y Adrián Lastra, director y protagonista de la obra teatral 'Privacidad', en el Teatro Marquina.Kike Para
Patricia Segura

Las paredes de la sala están repletas de grandes pantallas que recorren las calles de Madrid hasta llegar al Teatro Marquina a través de Google Maps. Los asistentes se conectan con sus móviles, que deben permaneces encendidos, a la red wifi de Privacidad. El público se sumerge en un viaje por las redes sociales. El actor Adrián Lastra protagoniza la historia inspirada en el caso de Edward Snowden, el antiguo trabajador de la CIA que destapó los programas de espionaje masivo de Estados Unidos hace nueve años.

La función, dirigida por Esteve Ferrer, transcurre por las condiciones de uso de diferentes aplicaciones y advierte de la delgada línea que divide lo público y lo privado en Internet. La vigilancia gubernamental, el uso de cookies, la huella digital o la suplantación de la identidad son solo algunos de los misterios en los que ahonda esta función, que mezcla documentación y ficción.

Como si se tratara de un capítulo de la serie de Netflix Black Mirror, la obra rompe con las reglas del teatro convencional. Los espectadores se infiltran en una especie de yincana digital que plantea si la privacidad es real. “Cada vez que entras en una página web tienes que aceptar unas cookies, pero no las leemos porque no tenemos tiempo. Esto hace que la privacidad en la red no sea una tarea fácil”, asegura el actor principal, Adrián Lastra.

Hologramas

Chema del Barco, Canco Rodríguez, Juan Antonio Lumbreras, Rocío Calvo y Candela Serrat se convierten en hologramas que interpretan a diferentes personajes. Los actores se presentan como expertos en tecnología y sociólogos que explican el riesgo del uso de aplicaciones como Google, Instagram o Uber. El libreto original, del británico James Graham, recoge entrevistas a varios académicos, historiadores, legisladores y CEO de empresas tecnológicas. Entre ellos, Jill Lepore, profesora de historia de Harvard, Clive Humby, creador de la tarjeta de fidelización de los supermercados Tesco, y Ari Ezra Waldman, profesor de derecho y autor del libro Privacy as Trust.

Las 18 escenas se inspiran en diferentes géneros teatrales, como la tragedia, la parodia y el cabaré. Las situaciones hilarantes convierten una función didáctica en una obra dinámica y divertida. Esta variedad de recursos se asemeja a la heterogeneidad de las redes sociales, donde los usuarios publican fotografías que capturan momentos de cualquier tipo, desde la muerte de una mascota hasta la celebración de una fiesta de disfraces. “Cuando interaccionas con alguien personalmente el pudor siempre está ahí, pero, cuando lo haces a través de un aparato desaparece porque el cuerpo no tiene la necesidad de sentirlo”, explica su director, Esteve Ferrer.

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El actor madrileño Adrián Lastra interpreta al protagonista de 'Privacidad' en el Teatro Marquina.
El actor madrileño Adrián Lastra interpreta al protagonista de 'Privacidad' en el Teatro Marquina.Nacho Arias

La historia explica cómo las redes sociales tienden a alejar a las personas de la realidad que viven. Los personajes, inmersos en un mundo digital, dejan de lado las relaciones interpersonales que no se desarrollan a través de una pantalla, aquellas que evocan a emociones palpables y tangibles. Un ejemplo de esto es la relación que tiene con su madre, que se queja de que desconoce la vida de su hijo. Lastra se dedica a la escritura. El autor escribe obras de teatro y busca una inspiración para su próxima creación. “La interpretación del personaje puede confundir porque hace que el público se pregunte si lo que esta viendo es real o no”, comenta el actor madrileño. El protagonista sufre ansiedad porque tiene pánico a estar expuesto, tanto en las redes sociales como en su vida cotidiana. Él reprime sus sentimientos, aunque, poco a poco, reconoce cuáles son sus miedos y se abre emocionalmente con el público.

La participación de los espectadores es clave en el desarrollo de la obra. El creador de una aplicación de citas invita al protagonista a tener un encuentro con varias personas del público. Lastra desliza su dedo por la pantalla para descartar a los candidatos. A partir de sus perfiles en redes sociales descubren rasgos de las personalidades de los participantes, a través de un exhaustivo análisis de su actividad en la nube. Un ‘influencer’ retoca una imagen con los famosos filtros de Instagram. El protagonista espera ansioso los likes de sus seguidores. La escena representa la complejidad de encontrar el equilibrio entre compartir contenido y disfrutarlo a tiempo real.

Cultura española

En esta adaptación, las secuencias se han reconstruido a partir de elementos míticos de la cultura española. Lastra decide ir a terapia después de que su expareja rompiera con él. El protagonista le escribe un mensaje de correo electrónico mientras escucha en Spotify la canción de Corazón Partío de Alejandro Sanz.

Ferrer utiliza la estructura del guion original, pero añade guiños a la actualidad en una obra que ha evolucionado con el tiempo: “Estoy convencido de que en seis meses tendré que reescribir y actualizar el texto”. El libreto ha sufrido modificaciones para adaptarse al momento y a la cultura de los países en los que se ha estrenado.

La obra original realizó su debut en 2014 en Londres, bajo la dirección de Josie Rourke. Dos años después, llegó al Public Theatre de Nueva York de la mano del actor británico Daniel Radcliffe. La primera versión en español se presentó en México, con Diego Luna como protagonista y Fran Franco en la dirección. Tras llegar a Bilbao en septiembre, la obra se ha instalado en el Teatro Marquina de Madrid, donde se podrá disfrutar hasta el mes de noviembre.

El impacto de la digitalización durante la pandemia y la búsqueda de potenciales votantes por parte de partidos de extrema derecha a través de Facebook se presentan de manera inquietante sobre el escenario. “La tecnología nos ayuda a mejorar nuestras vidas, pero no podemos permitir que se apodere de ellas”, sentencia su director. Tras un recorrido inmersivo por los entresijos de una red social, la reflexión queda en las manos de cada espectador: “¿Apagamos nuestros móviles?”.

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