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La campaña para prevenir el cáncer de mama no alcanza a la mitad de las mujeres en Madrid

La extensión del programa regional para detectar la enfermedad está muy por debajo de lo que recomiendan las organizaciones sanitarias: al menos el 70%

Cancer de mama
Revisión de una mamografía en febrero de 2020.Paco Puentes
Isabel Valdés

Uno, dos, tres intentos. Ana María Díez repitió durante dos días la marcación en su móvil para intentar contactar con el Centro Médico Maestranza, uno de los que la Comunidad de Madrid le daba como opción para ir a hacerse la mamografía que le tocaba dentro del Programa de Detección Precoz del Cáncer de Mama (Deprecam). Le habían enviado una carta en la que venía el listado de centros con dirección y teléfono de contacto. Acabó buscando el número en Internet: “Venía otro distinto, llamé y ahí sí me lo cogieron. Lo primero que pensé fue que cómo podía ser que viniese mal el contacto en la carta de la Comunidad”. En esa clínica le dijeron que estaban “saturadísimos”, “que buscase otra”. Llamó a un segundo lugar, el Hospital Beata María Ana, también tras varios intentos le cogieron el teléfono: “Que tenían de dos a tres meses para citar. Les dije que me pusieran para septiembre. Sin más explicaciones me contestaron que no podían porque va a llegar un momento en el que van a cortar, es decir, que van a dejar de hacerlas”.

Los problemas que tuvo Díez solo para fijar una cita muestran por qué Madrid es la comunidad donde está menos extendida la campaña de prevención del cáncer de mama, que ya es el de mayor incidencia del mundo. Un análisis de los datos facilitados por la Comunidad de Madrid tras una petición por Transparencia de la Asociación Madrileña de Enfermería (AME) refleja esa participación. El vicepresidente de esta organización, Víctor Jiménez, la cifra: “No alcanza ni a la mitad de las mujeres que podrían entrar en el programa en los últimos 10 años, pero además, disminuye año a año: 2016 con un 46,5%, 2018 fue 43% y ya el pasado año, con la pandemia, se espera que ni siquiera llegara al 30%”.

Las organizaciones sanitarias recomiendan que la cobertura de estos programas supere al menos el 70%

Este programa, que arrancó hace más de dos décadas, estuvo externalizado hasta 2017: dinero público, gestión privada. Aquel año el Gobierno regional anunció que lo llevaría a los hospitales del Sistema Madrileño de Salud (Sermas). Ya en 2021, los problemas siguen ocurriendo, esa internalización no ha terminado y Madrid es la comunidad con menos penetración en la población de esta práctica que solo tiene un objetivo: coger a tiempo un cáncer que ya es el de mayor incidencia en el mundo.

El último informe de la plataforma Audita Sanidad sobre el programa de la Comunidad, que analiza datos de 2013 a 2018, concluye que los “indicadores de proceso y resultados del Deprecam son inferiores a la mayoría de las comunidades autónomas que facilitan datos a la Red de Programas de Cribado de Cáncer en España [a la que Madrid no aporta cifras desde 2011] y, en particular, contrastan poderosamente con los resultados del programa de la Comunidad Navarra, un ejemplo de buenas prácticas que demuestra que los estándares deseables de la Guía Europea son factibles. La cobertura en Madrid no llega al 50% de las mujeres admisibles al programa cuando la cobertura deseada es del 75% y en algunas CC AA [como Navarra] supera el 85%”.

También la Dirección General de Salud Pública del Ministerio de Sanidad establecía como cifra razonable, “ya en 1998, el 70%”, recuerda Jiménez. Y la Organización Mundial de la Salud establece que “si su cobertura supera el 70%, esta forma de cribado puede reducir la mortalidad por cáncer de mama en un 20-30% en las mujeres de más de 50 años”.

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Un portavoz de la Consejería de Sanidad reconoce que la “cobertura de la Comunidad de Madrid en la ronda previa ha sido del 45%”, y, amplía, “en las próximas semanas se va a disponer de un sistema de citación por app y web dentro de las aplicaciones de citas sanitarias del Sermas”. La respuesta de Transparencia a AME, añadía que “en la actualidad para la ronda de 2019-20 para toda la Comunidad de Madrid, se han enviado 331.120 cartas de invitación al programa y se han citado a 258.064 mujeres”. Y en los últimos seis meses, la Comunidad “ha remitido carta de citación directa de cribado a 157.926 mujeres”, explica ese mismo portavoz. La región, en la edad diana para participar en el Deprecam, de 50 a 69 años, tiene 889.330 mujeres en 2020, según el padrón continuo del INE.

Poco alcance

La diferencia entre la población que registra el INE y la que la Comunidad cita es, según la fuente oficial, porque “Deprecam trabaja con la población habitual de Cibeles, que es el sistema de identificación único de usuarios del sistema sanitario público madrileño, que reúne los criterios homogéneos de filiación en los centros de atención primaria y atención especializada adscritos al Servicio Madrileño de Salud para facilitar la comunicación y seguimiento de las mujeres en las pruebas pertinentes que DEPRECAM precisa y garantizar la periodicidad bienal que el programa requiere”.

Debido a esos criterios internos, por el momento, quedan fuera de esa invitación directa para el cribado 731.404 mujeres, el 82,2% del grupo diana por edad con las cifras del INE. Según la última encuesta Nacional de Salud, de 2017, “el motivo fundamental para realizarse la mamografía en el grupo de edad en el que está recomendado el cribado poblacional fue la invitación al mismo, referido por el 62,2% de las mujeres”. En País Vasco, Navarra y Comunidad Valenciana, enumera ese informe, “más del 70% mujeres que se habían hecho una mamografía lo hicieron por invitación al cribado institucional. Este motivo fue en cambio poco frecuente en Madrid, donde no alcanzó el 20%”.

En la comunidad, los últimos datos del Observatorio de la Asociación Española Contra el Cáncer, de 2020 con información de 2018, cifran en 4.797 los diagnosticados; es la tercera autonomía con mayores cifras totales y la primera si se observa por provincias. En cuanto a mortalidad y prevalencia a cinco años [el número o proporción de la población con una enfermedad determinada durante un periodo o en un momento concreto] su posición respecto al resto de CCAA es la misma; en 2018 hubo 815 mujeres que fallecieron por esta causa; y hay 18.955 con esa patología durante ese quinquenio.

Esa misma organización explica en su último informe que, en 2019, un cuarto de la población femenina afectada son mujeres de Madrid y Barcelona. Algo normal por la población que reside en ambas ciudades, pero que, según Víctor Jiménez, vicepresidente de la Asociación Madrileña de Enfermería, esto “debería” hacer a la Comunidad “dedicar muchos más recursos de los que dedica, que ahora mismo son bastantes menos de lo que es recomendable”.

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Esto, dice, provoca de “los muchísimos problemas que arrastra este programa, que tiene retrasos, paralizaciones [en 2019, el Deprecam estuvo paralizado nueve meses en la capital, y en 2013, durante siete meses] opacidad y por supuesto, privatización”, apunta Jiménez. Una “externalización” que la Comunidad comenzó a la par que el programa y que el portavoz de la Consejería explica por “la necesidad de dar una respuesta adecuada a esta demanda asistencial de los pacientes beneficiarios”.

Eso, dice, “es lo que condicionó la concertación de mamografías digitales y otras pruebas complementarias, con medios ajenos, al amparo de la normativa de Contratación Pública vigente en aquel momento”. Aquel momento fue 1998. Casi un cuarto de siglo después, y cinco años tras el compromiso del Ejecutivo regional que entonces presidía Cristina Cifuentes sobre llevar al sistema público esas pruebas, “quedan cuatro hospitales por internalizar”, cifra esa misma fuente oficial.

Aún con ese proceso en marcha, los conciertos con clínicas privadas no han cesado —este año hay acuerdo con siete centros privados y no se conoce el importa total de la privatización de estas pruebas desde su inicio— y los centros públicos se enfrentan a un volumen de pruebas que, según Jiménez, no pueden cubrir. “Y es aún más difícil tras este año de pandemia. En muchos hospitales solo hay un mamógrafo y tenemos a los radiólogos hasta arriba de trabajo de rayos. Hay que sumar todas las pruebas diagnósticas que ya tenemos en lista de espera, más todo lo que ha traído la pandemia, con un alto volumen de trabajo de radiología. Falta personal y es materialmente imposible que se pueda asumir, los hospitales que lo hacen es a costa de horas extra y alargar las jornadas de los profesionales”.

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La Comunidad es consciente de los retrasos que ha añadido la crisis sanitaria: “La reorganización en la gestión y la pandemia han generado alteraciones en la cobertura especialmente en este último año, pero se está trabajando en la recuperación”. Ha ocurrido en todas las autonomías en España y en todos los países afectados por el virus.

La Sociedad Española de Oncología avisaba en su último análisis sobre las cifras del cáncer en España que “a causa de la pandemia de la covid-19 los programas de cribado de cáncer se vieron afectados en mayor o menor grado por lo que, con toda probabilidad, el número de cánceres colorrectales y de mama finalmente diagnosticados en 2020 fue menor al esperado. Todavía no está claro cómo todo esto afectará al número de diagnósticos de cáncer del año 2021″.

Lo que es “seguro”, dice Ana María Díez, es que “quien tenga dinero se lo hará sin problemas”. Ella, con “problemas de mamas desde antes de los 50 años”, preguntó en el Centro Maestranza si las hacían de forma privada: “Entonces sí, 200 euros. Y ahí sí había disponibilidad para coger cita”.

"Los cribados tienen como objetivo reducir la mortalidad y otros problemas derivados de la enfermedad avanzada"

En España, según los últimos datos recogidos por el Sistema Europeo de Información del Cáncer (ECIS, por sus siglas en inglés), la incidencia del cáncer de mama aumenta respecto al resto de Europa —de los 1.237.588 nuevos casos, el 28,7% corresponden a cáncer de mama—, suponen un 30,7% de todos los nuevos,110.946 en 2020. Y fue el segundo con más mortalidad en mujeres, de las 44.990 muertes por cáncer, el 14,7% se debieron a esta enfermedad, solo por detrás del colorectal (15,2%). La doctora Isabel Echavarría, secretaria científica de SEOM y oncóloga del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, asegura que la detección precoz en esta patología “es fundamental y en el momento actual un porcentaje significativo de los cánceres de mama se diagnostican por los programas de cribado”.

En España se iniciaron en Navarra en 1990 y se extendieron al resto de comunidades, “con una cobertura total en el momento actual”, dice la médica. Se estima que en 2011 estos programas cubrieron “a más del 90% de la población diana, y que participaron en torno al 71% de las mujeres”. Estas prácticas tienen como objetivo “reducir la mortalidad y otros problemas derivados de la enfermedad avanzada, mediante el diagnóstico de mujeres asintomáticas o la detección precoz de tumores sintomáticos”, asevera Echavarría. Además, permiten aplicar tratamientos menos agresivos: “Cirugías menos agresivas (menor porcentaje de mastectomía y cirugías conservadoras más sencillas), y más mujeres que pueden prescindir de forma segura de la quimioterapia complementaria”.

Además de estos programas, “sería importante realizar campañas de prevención, en las que se insista en la importancia de los hábitos de vida para prevenir el cáncer de mama. A día de hoy, se estima que hasta 1 tercio de las muertes por cáncer se deben a factores de riesgo evitables”, cifra la doctora. En el caso del cáncer de mama, “llevar un estilo de vida saludable, controlando el sobrepeso y obesidad, una alta adherencia a la dieta mediterránea rica en fruta y verduras, abstención de alcohol y tabaco, la práctica de ejercicio físico, fomentar la natalidad y la lactancia materna, podrían reducir de forma notable la incidencia”.

Echavarría explica que “estas medidas de promoción de los hábitos de vida saludables y prevención del cáncer, que podrían reducir la incidencia, derivarían en el mayor beneficio para la población, mucho más significativo que el impacto que pueda tener la detección precoz o desarrollo de nuevos tratamientos”.

Sobre la firma

Isabel Valdés
Corresponsal de género de EL PAÍS, antes pasó por Sanidad en Madrid, donde cubrió la pandemia. Está especializada en feminismo y violencia sexual y escribió 'Violadas o muertas', sobre el caso de La Manada y el movimiento feminista. Es licenciada en Periodismo por la Complutense y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. Su segundo apellido es Aragonés.

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