Otro Madrid más seguro sanitariamente es posible
La elevada incidencia acumulada de la covid, la insuficiente trazabilidad, la intensidad del contagio entre los jóvenes y la infradetección de casos son cuatro aspectos a considerar en la situación de la Comunidad
Madrid lleva muchos meses con una transmisión comunitaria descontrolada de covid-19 y sin posibilidad de una trazabilidad adecuada, tanto por la insuficiencia de personal para realizar la investigación como por mantenerse en unos niveles de incidencia elevados, lo que complica sustancialmente la búsqueda de posibles contactos. En la panorámica de situación en la Comunidad destacan cuatro aspectos a considerar, previos a las consecuencias de la enfermedad en forma de hospitalizaciones, secuelas o fallecimientos.
La incidencia acumulada
El primero es la amplitud de las dimensiones de la incidencia de esta enfermedad. En las gráficas 1 y 2 se muestran las cifras máxima, mediana y mínima de la incidencia acumulada en 14 días por 100.000 habitantes de casos confirmados de covid-19 por Zonas Básicas de Salud (ZBS) durante los 41 periodos bisemanales estudiados, desglosando la capital del resto de municipios de la autonomía.
En ellas se observa que la mediana de esta incidencia (es decir, el dato central), ha superado holgadamente la cifra de 150 (representada en la línea negra discontinua) sin interrupción desde la quincena que finalizó el 18 de agosto, tanto en las ZBS correspondientes a la capital como en las de otros municipios. Sobrepasar la cifra de 150 en la incidencia citada de Covid-19 significa estar en un nivel de riesgo de transmisión alto y por encima de los 250 en uno muy alto, según los indicadores acordados en España por el Pleno del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud desde octubre de 2020.
En estas gráficas se puede apreciar que en la mayoría de los periodos estudiados las incidencias medianas también superan la cifra de 250 (en un 71% y en un 63% de los periodos, en la capital y en otros municipios respectivamente) e incluso que las incidencias mínimas han sido superiores a 150 en la capital en 14 de los 41 periodos estudiados (34%) y, en los restantes municipios, en nueve de ellos (22%). Se observa, tanto en la mediana como más claramente en las cifras máximas, una mayor afectación en la capital en el periodo correspondiente a la denominada segunda ola, y en el resto de municipios en la tercera ola. Actualmente está comenzando una cuarta ola.
El contagio entre los jóvenes
El segundo aspecto es la mayor intensidad de contagio en los jóvenes. En la incidencia acumulada en 14 días por 100.000 habitantes de casos de covid-19 distribuida por grupos de edad se observa una evolución temporal en cada uno de ellos similar a la del conjunto de la población. En la gráfica 3, referida al periodo completo, la incidencia citada muestra cifras más elevadas en edades jóvenes y también una mayor frecuencia de periodos bisemanales con niveles más elevados de riesgo, especialmente en el grupo de edad entre 20 y 29 años, seguido de los grupos más cercanos (un claro incremento a partir de los 15 años se muestra en el gráfico 2 del Informe Epidemiológico de Vigilancia de covid-19 de la Comunidad del 20 de abril de este año). Los grupos de edad utilizados son los disponibles públicamente procedentes de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica.
La trazabilidad
El tercer aspecto es la insuficiente información sobre la trazabilidad del contagio. Entre los motivos sobresalen algunos:
♦La investigación de los contactos estrechos de los casos es frecuentemente limitada, con una indagación centrada fundamentalmente en los convivientes familiares, aunque no hay datos públicos que permitan su evaluación.
♦Hay una escasa identificación / cumplimentación de datos sobre el ámbito de posible exposición de cada caso, pues solo consta en menos del 40% de los casos confirmados declarados por la Comunidad y lo mismo sucede con el dato de si el caso es o no un trabajador sanitario, que no alcanza el 60% de cumplimentación. Ambas afirmaciones se pueden apreciar observando las figuras 9 y 7 del Informe COVID-19 de 21 de abril de 2021 Nº 75 del Centro Nacional de Epidemiología-ISCIII.
♦El dato a obtener sobre los ámbitos de posible exposición de la encuesta de caso está desglosado en escasas categorías: centro sanitario, sociosanitario, domicilio, laboral, educativo, social y otros sin especificar; la Comunidad no ha ampliado estos datos mínimos acordados estatalmente. Con estas categorías no se puede conocer, por ejemplo, si se sospecha de una transmisión en un establecimiento hostelero, de una reunión de amigos, de una celebración familiar, etc., excepto si se trata de brotes.
Por otra parte, pese a la relevancia mediática que se les ha llegado a atribuir, los casos confirmados detectados como importados de otros países suman 634 (0,1% de los totales correspondientes al periodo desde el 11 de mayo de 2020 hasta el 18 de abril 2021, según informa la Dirección de Salud Pública en su último informe anteriormente citado.
La detección de casos
El cuarto aspecto es la infradetección de casos en relación con las pruebas diagnósticas indicadas a contactos estrechos asintomáticos de casos confirmados. Para todos los contactos estrechos se recomendaba realizar una PCR, pero la estrategia cambió en la Comunidad el 28 de septiembre de 2020, sustituyéndose esa prueba por test de antígenos para los contactos estrechos “asintomáticos”. Y desde unos dos meses después (el 20 de noviembre de 2020) para los contactos asintomáticos en el ámbito comunitario se abrió la posibilidad de emplear una PCR o una prueba rápida de antígenos “en función del ámbito y operatividad”, posibilidad que se mantiene actualmente (se puede consultar en el documento Estrategia de detección precoz, vigilancia y control de Covid-19 de la Consejería de Sanidad, actualizado a 5 de marzo de 2021).
En este documento se expresa que la sensibilidad de los test rápidos de antígenos en personas asintomáticas es “no conocida” (a diferencia del 98% de sensibilidad en casos con síntomas) pudiendo por tanto generar resultados con falsos negativos. Desde el 29 de junio hasta el 4 de octubre de 2020, el 97% de los casos se diagnosticaron en la región mediante PCR. A partir de ese momento se produjo una disminución brusca, que posteriormente se estabilizó en torno al 50%; esta disminución ha sucedido en contraposición al incremento de los test rápidos de antígenos, como se puede observar en la gráfica 4.
Sería conveniente profundizar en la trascendencia de la aplicación de estas pruebas, pero no están disponibles los datos desglosados en casos sintomáticos o asintomáticos de forma que permitan estudiar su evolución temporal. En esta gráfica [la que se observa sobre este párrafo] también llama la atención la disminución del porcentaje de PCR por debajo del 50% coincidente con un mayor número de casos en la segunda ola en enero y actualmente. Se desconoce el número y el motivo de los contactos estrechos identificados a los que no se ha realizado ninguna prueba diagnóstica (rompiendo la cadena de trazabilidad con otros posibles contactos o casos).
Por todo ello, hay que redoblar esfuerzos en la contención y control de la covid-19 en Madrid hasta que un buen porcentaje de población esté defendido por la vacunación (aunque de momento no se conozca la eficacia de las vacunas frente a la capacidad de contagio). Es esencial la detección precoz de casos para el control de contagios y sustituir las laxas medidas actuales de salud pública, que contribuyen a una sensación de falsa seguridad y consecuentemente a la reducción de la protección individual, por otras más rigurosas y avaladas por la evidencia.
Hay que tener esperanza en que la Comunidad priorice el refuerzo a los sanitarios que se están dejando la piel intentando hacer su trabajo para que consigan, entre otras cosas, trabajar con una menor presión asistencial. Es imprescindible que, en fluida coordinación con la atención sanitaria, los epidemiólogos cuenten con datos de calidad para investigar y analizar con tranquilidad la trazabilidad de los contagios, y puedan así aportar su experiencia y sus recomendaciones encaminadas a conseguir controlar la transmisión comunitaria. Una pandemia hace estragos, muchos de ellos no controlables, pero otros sí, y el sistema sanitario público debe estar preparado y con suficientes recursos para atender a la población.
Madrid cuenta con una apreciada y extrovertida vida social, pero hay que priorizar la seguridad sanitaria, minusvalorada en ocasiones frente a aspectos económicos. Tras más de un año sufriendo una pandemia cruel, que deja muchos muertos y secuelas, se empieza a ver luz al final del túnel gracias a la vacunación, pero sigue siendo necesario que se tomen las mejores decisiones posibles para que, más pronto que tarde, esté dominada esta pandemia y sea posible volver a la ansiada “normalidad” social.
Gloria Hernández Pezzi es epidemióloga.
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