“Tras enfrentarme a la Cienciología terminé en ‘la cárcel de Hollywood’, pero allí han relegado a gente como Mel Brooks”
El estadounidense J.D. Shapiro charla este viernes en el festival CutreCon sobre su guion para ‘Campo de batalla: La Tierra’, considerada una de las peores películas de la historia
Antes de convertirse en madrileño de adopción, J.D. Shapiro (Estados Unidos, 51 años) era un guionista sin padrino en el muy nepótico Hollywood. Logró hacerse un pequeño hueco en la industria trabajando junto a Mel Brooks, un genio de la comedia en horas bajas, en Las locas, locas aventuras de Robin Hood (1993). Hasta que la Iglesia de la Cienciología le propuso escribir el guion de Campo de batalla: La Tierra (2000), adaptación de una de las novelas del fundador de la considerada secta, L. Ron Hubbard. La disparatada cinta de ciencia ficción protagonizada por John Travolta encabezó desde el mismo día de su estreno las listas de las peores cintas de la historia del cine. Este viernes, el estadounidense dará una charla sobre la historia detrás del libreto que lleva más de 20 años persiguiéndole, como invitado de CutreCon. El festival de cine de malo ofrece entre el 19 y el 21 de marzo encuentros y proyecciones en las salas del mk2 Palacio de hielo. Shapiro habla sobre ello en una de las mesas de la chocolatería San Ginés, desde donde le gusta escribir sus nuevos proyectos.
Pregunta: CutreCon lleva 10 ediciones programando cine pésimo. ¿Por qué cree que hay una cuota de público que disfruta con él?
Respuesta: Es algo que yo también me planteo. Todos cometemos errores en nuestra vida. Incluso cuando hacemos algo con la mejor de las intenciones, puede acabar fatal. Supongo que estas películas nos recuerdan que también hay otros que se esforzaron en algo y el resultado fue una mierda.
“Para prepararme el guion, me vi un montón de documentales nazis. No quería caer en la progaganda”.
P: Usted nunca se ha considerado cercano a la Cienciología, ¿por qué cree que le ofrecieron escribir el guion de Campo de batalla: La Tierra?
R: Creo que querían a un escritor profesional que montara la estructura de un guion para luego entregárselo a un mercenario que pudiera añadir todos los cambios que ellos pidieran. Lo que se ve en la película no es lo que yo escribí. Yo me apeé del proyecto y lo que queda es lo que Corey Mandell hizo a partir de mi texto.
P: ¿Cómo fue su encuentro con los mandamases de la Iglesia?
R: En mis primeras reuniones, les dije que había muchas cosas en el libro que no funcionaban y que había que cambiar. Pensé que me iban a echar de la sala en ese mismo momento, pero no fue así. Me dijeron que entendían que Ron no era escritor profesional. Me extrañó.
P: ¿Y cuándo se torció todo?
R: Para prepararme el trabajo, me vi un montón de documentales nazis. Precisamente porque quería evitar propaganda en mi historia. Creé un relato oscuro en el que John Travolta iba a ser el héroe. Pero el estudio me envió una serie de cambios que eran un sinsentido, con antagonistas que eran caricaturas ridículas. Nunca supe si eran sus ideas o de la Cienciología.
P: Fue bastante cáustico por su parte ir a recoger en dos ocasiones el Razzie, el anti-Oscar a peor guion y peor película de la década. ¿Sufrió las consecuencias tras enfrentarse a una poderosa organización religiosa y a los grandes estudios de Hollywood?
R: Intenté firmar el guion con un seudónimo, pero el sindicato de guionistas no te lo permite si has recibido determinada cantidad de dinero por el proyecto. Mis amigos no querían salir a comer conmigo por si un francotirador me quitaba de en medio (ríe). Pero en su momento conocí a David Miscavige, el presidente de la Cienciología, y es un tipo bastante bajito que me llega por la nariz y habla como el pato Donald (ríe de nuevo mientras lo imita). La industria me metió en lo que allí llamamos la cárcel de Hollywood. Es ese lugar en el que te conviertes invisible después de tener un gran fracaso de taquilla o haber sido díscolo. Pero ahí ha estado gente tan talentosa como por ejemplo Mel Brooks. Cuando trabajé con él en los 90 estaba repudiado.
“Es curioso cómo los gobiernos conservadores son tan provida y luego nos quieren matar a todos en esta crisis sanitaria con sus pocas restricciones".
P: Una vez, Stan Lee dijo sobre usted en Twitter que él seguía siendo su amigo a pesar de haber firmado esa película.
R: En Hollywood tienes la oportunidad de conocer a muchos de tus héroes, que resultan ser gente decepcionante. Eso no pasaba con Stan. Era como una figura paterna para mí. Me permitió trabajar durante años en varios proyectos con él después de todo lo que había pasado conmigo. Uno de ellos era sobre superhéroes de la tercera edad reunidos en una residencia de ancianos, pero no salió adelante porque es una industria que odia a quien envejece.
P: Lleva ya un tiempo viviendo en Madrid. ¿Cómo terminó aquí?
R: Mi exmujer es española. Vivíamos en Los Ángeles, pero comenzamos a pasar temporadas aquí por motivos laborales de ella. Me enamoré del modo de vida de esta ciudad y, con la llegada del confinamiento, decidí pasarlo aquí en vez de en Estados Unidos.
P: ¿Ha tenido estos meses más libertad aquí que la que tendría en su país?
R: Mis amigos de Los Ángeles llevan casi un año sin pisar un restaurante. En cambio, los de Texas apenas han vivido restricciones, porque su gobernador está pirado. Es curioso cómo los gobiernos conservadores son tan provida y luego nos quieren matar a todos en esta crisis sanitaria. Su hipocresía no conoce límites.
P: ¿Tiene proyectos aquí?
R: Un día, caminando por Malasaña, me encontré la estatua de esa chica que está con un libro en la mano [la famosa Julia de la calle del Pez, creada por Antonio Santín]. Luego me enteré de la leyenda en torno a ella, la de una chica que se disfrazó de chico para poder ir a la universidad en el Madrid del siglo XIX, y estoy creando un cortometraje sobre ello llamado Mi nombre es.
P: ¿Conoce el edificio que la Cienciología tiene en Madrid? Lo inauguró en su día Tom Cruise.
R: Cuando visito otros países, suelo entrar en sus sedes y me presento como el hombre que escribió Campo de batalla: La Tierra. Al principio me miran como si estuviera de broma. Cuando se dan cuenta de que no, los trabajadores del centro ponen un gesto muy preocupado, como preguntando: ¿Qué quiere usted de nosotros?
Información: Campo de batalla: La Tierra con la presencia de J.D. Shapiro. Cuándo: viernes 19 de marzo a las 19:00 horas. Dónde: mk2 Palacio de hielo. (Calle de Silvano, 77). Precio: 6,5 euros.
Un festival de humor involuntario
Al CutreCon, el Festival Internacional de Cine Cutre De Madrid, le gusta rememorar esos rodajes “llenos de erróneas e incomprensibles decisiones que provocan la risa del espectador, sin que esa fuera la intención real de los autores”. Así es como definen la película que firmó el guionista estadounidense J.D. Shapiro. En esta décima edición, su programa muestra una especial querencia por las décadas de los 80 y los 90. La cinta de acción Presa mortal (1987) es, según los responsables del ciclo, “posiblemente la copia de Rambo más divertida jamás rodada”. Y en Grupo asesino (1982) “las peleas multitudinarias se suceden cada cinco minutos sin ton ni son y todo el que pasa por allí es experto en artes marciales”. De Robotrix (1991), “híbrido hongkonés entre Terminator y Robocop”, destacan entre sus talentos el ser “una cinta muy cafre y extrema”.
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