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“En Madrid se están utilizando enfoques distintos a otras autonomías y eso contribuye a la confusión”

Arantxa Elizondo, de la Asociación Española de Ciencia Política y de la Administración, habla de una crisis que no solo es sanitaria y de un ámbito, el político, que está estrechamente relacionado con la gestión de esa recesión

Isabel Valdés
Arantxa Elizondo, presidenta de la de la Asociación Española de Ciencia Política y de la Administración, en febrero de 2021.
Arantxa Elizondo, presidenta de la de la Asociación Española de Ciencia Política y de la Administración, en febrero de 2021.Imagen cedida

Durante el último año, las ciencias biomédicas han sido objeto de todos los focos, todas las esperanzas y todas las críticas. Mientras, la pandemia ha provocado estragos más allá de los epidemiológicos o los clínicos. Educación, empleo, movilidad. El virus se ha llevado por delante infinidad de estructuras sobre las que las ciencias sociales tienen capacidad de análisis y de perspectiva. Lo recuerda Arantxa Elizondo (San Sebastián, 1967), socióloga, doctora en Ciencias Políticas y Sociología y profesora titular en la Universidad del País Vasco, donde estudió. En 2017 ocupó la presidencia de la Asociación Española de Ciencia Política y de la Administración, fue la primera mujer en hacerlo. Su sociedad, junto a otras cinco de este ámbito, emitió un comunicado el pasado otoño alertando de que “no hay salida posible a la crisis de la covid-19 que no incluya los saberes y experiencia de las ciencias sociales”. En esta entrevista, a través del teléfono, habla de las turbulencias que no solo vapulean al sistema sanitario y de un ámbito, el político, que está estrechamente relacionado con la gestión de esa crisis.

Pregunta. ¿Ha contribuido el ruido político y mediático a la confusión y el aparente hartazgo de la población durante la pandemia?

Respuesta. Diría sobre todo la confusión, porque el hartazgo parece una cuestión que ocurre en todos los contextos, por el factor tiempo. La cantidad de meses que llevamos llevan a lo que se está llamando fatiga pandémica, en mayor o menor medida. Un término que utiliza ya la OMS.

P. ¿Cómo afecta que la población esté confusa?

R. Es lo que me parece más preocupante. Por un lado las medidas, los cambios y los distintos criterios, que operan en un sitio y en otro no. En Madrid, además, se están utilizando enfoques distintos a otras autonomías, que se salen un poco de la línea general y eso contribuye también a la confusión. La ciudadanía, en general, puede preguntarse por qué aquí están abiertos ciertos establecimientos y en otros lugares, no.

La presidenta Isabel Díaz Ayuso ha estado jugando a la confusión competencial
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P. ¿Ha habido también confusión desde el ámbito político?

R. La presidenta Isabel Díaz Ayuso ha estado jugando a la confusión competencial. El Partido Popular, sobre todo en los meses de verano, jugó mucho la carta de a quién correspondía cada competencia y generó confusión sobre cómo funciona el Estado de las autonomías. La mayoría tendrá los conocimientos que tenga sobre esto, pero, sobre todo el verano de 2020, fue un caos.

P. ¿Se refiere al cambio de discurso desde la desescalada respecto al Gobierno central?

R. Sí. Si el Gobierno hacía algo, era intervencionista; si no lo hacía, era porque hacía dejación de sus responsabilidades y abandonaba a Madrid. El mensaje era tan desconcertante que era muy difícil llegar a entender a quién se le podía exigir responsabilidades en cada campo.

P. ¿Qué produce eso en la ciudadanía?

R. Tiene un efecto terrible, en el sentido de la desconfianza y la desafección institucional que genera, porque tiene que ver con cómo percibe la ciudadanía a la clase política y las instituciones. Y no solo ahora, sino también de cara el futuro.

Es esencial que asumamos que nuestros comportamientos no tienen nada que ver con que tengamos un policía en cada esquina

P. ¿Ese contexto contribuye de alguna forma a la responsabilidad o el miedo social?

R. En la pandemia, los mensajes que se envían y el tema de la comunicación son fundamentales. Las respuestas tienen que ser claras, porque se produce un cambio en nuestro comportamiento. Desde el confinamiento hasta que se permitió empezar a salir, nuestra forma de relacionarnos, de movernos, cambia. Y es esencial que asumamos que nuestros comportamientos no tienen nada que ver con que tengamos un policía en cada esquina.

P. ¿Cree que se ha prestado suficiente atención a la política de comunicación?

R. Se ha convertido en algo esencial. Es evidente que por parte de los gobiernos autonómicos y del Estado a las estrategias de comunicación están otorgándoles un cuidado esencial. Todo lo que se refiere a usar medios y plataformas, la transparencia en dar datos e información, la veracidad de los datos, la explicación de por qué unos criterios para cerrar unas u otras zonas… Ahí se ha hecho un esfuerzo enorme, no en todos los lugares por igual, pero en general, sí.

P. ¿Ha ido cambiando a lo largo de la pandemia?

R. Al principio todo era más difícil y luego hemos ido adecuándonos. Pero al cabo de los meses la gente se aburre, y hay que cambiar los mensajes y los enfoques. Todas estas horas de televisión y radio, todos los artículos en los periódicos con lo mismo, todos los días. Al final esto hace que la gente muchas veces deje de prestar atención a los mensajes. Sobre todo con todas las diferencias: qué puedo hacer, puedo salir o no, van a abrir los bares, no los van a abrir, a qué hora abren, a qué hora es el toque de queda, etc. Por mucho esfuerzo que se haga, estar al tanto es complicado.

P. ¿Cree que se presta especial atención en ese sentido a Madrid?

R. Lo que ocurre en Madrid tiene una proyección mucho más alta que en el resto. Probablemente para el resto de la ciudadanía, quienes no viven en Madrid, esto genere aún más fatiga, porque la ciudadanía tiene información del lugar donde vive y además tiene información sobre Madrid. Eso ayuda a la confusión.

Hay confusión de dos arenas políticas, la de Madrid y la estatal

P. ¿Por qué sucede esto?

R. La clave de todo esto es evidente. Parece que el Partido Popular decidió que Isabel Díaz Ayuso iba a ser su mejor valor para ejercer oposición dura, clara y casi diaria a escala nacional. Hay confusión de dos arenas políticas, la de Madrid y la estatal. Es cierto que la presencia mediática de Madrid siempre va a ser más alta, pero esta vez es claramente por la posición de líder de Ayuso, que excede mucho a sus responsabilidades en la Comunidad de Madrid; está ejerciendo de ariete de España, contribuye a desfigurar sus mensajes como presidenta de una comunidad autónoma.

P. Durante los dos primeros meses de pandemia, esa visibilidad fue mucho menor.

R. Puede que en aquella época se decidiera que Casado fuese quien tenía que responder. Es posible que sea fruto de una estrategia de comunicación, o quizás no estaba previsto, pero una vez empezada la desescalada y los desencuentros, Ayuso se convirtió en un icono político. Y esas críticas por estar desaparecida, ella o su Gobierno, se ha visto compensado con el plus mediático que ha conseguido ahora.

P. Juego político.

R. Sí. Juegan a eso, a fomentar una presencia dura con unas declaraciones fuera de tono con las que consigue un efecto mediático total. Levanta pasiones, a favor y en contra, pero se ha convertido en un icono. Es la abanderada de la oposición más dura y descarnada.

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Sobre la firma

Isabel Valdés
Corresponsal de género de EL PAÍS, antes pasó por Sanidad en Madrid, donde cubrió la pandemia. Está especializada en feminismo y violencia sexual y escribió 'Violadas o muertas', sobre el caso de La Manada y el movimiento feminista. Es licenciada en Periodismo por la Complutense y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. Su segundo apellido es Aragonés.

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