Un umbral madrileño abierto a Latinoamérica
El ciclo de Teatro Cono Sur trae a Lavapiés y al resto del mundo, en formato físico y virtual, espectáculos procedentes de Argentina, Uruguay y Chile
De entre los muchos proyectos de teatro independiente que han florecido en Lavapiés en los últimos años, hay un rincón que conecta con escenarios a más de 10.000 kilómetros de distancia. El umbral de primavera, haciendo honor a su nombre, abre las puertas a la producción latinoamericana desde el número 11 de la calle de Primavera. Mucho tiene que ver que la argentina Viviana López Doynel sea fundadora y gestora de este espacio junto a Israel Giraldo. A partir de este miércoles y hasta el 7 de marzo comienza en la sala el ciclo de teatro Cono Sur, que trae en formato físico y virtual espectáculos procedentes de Argentina, Uruguay y Chile.
Poco después de inaugurar esta sala alternativa en 2014, López Doynel comenzó a recibir propuestas de varias compañías de su país. Decidió aglutinarlas en un mismo evento “para que ganaran en visibilidad”, explica por teléfono. El ciclo suscitó el interés de otros lugares hispanohablantes e incluso de Portugal, así que ha ido cambiado de nombre en cada una de sus seis ediciones, en función de sus países invitados.
“A diferencia de lo que ha ocurrido en Madrid en estos meses, las salas argentinas llevan casi un año sin abrir al público, algo impensable para la supervivencia de proyectos independientes. El streaming les ha servido de red para no caer en el vacío”, cuenta López Doynel. La pandemia global ha abocado a las compañías teatrales, con independencia de su nacionalidad, a una misma incertidumbre. Sus soluciones también han sido similares, conectando sus montajes con el mundo virtual. Además de una misma lengua, el cartel del ciclo comparte esta vez un interrogante común: ¿qué es el teatro y hacia dónde se dirige ahora que la tecnología le ha dado una nueva vida?
La edición de este 2021, creada en colaboración con Albóndiga Producciones, arranca precisamente con una representación en línea: La tortuga, de Marcelo Allasino. La videollamada de una mujer de 50 años con su mejor amiga de la adolescencia, a quien no ve desde entonces, da pie al drama en este montaje bonarense, que puede verse este miércoles por un coste de 8,5 euros. Es el primer paso del escenario virtual que incorpora El umbral de primavera a su oferta permanente.
En este salto al mundo digital, los espectáculos del ciclo de teatro Cono Sur se presentan en tres formatos distintos. Por un lado, están aquellos concebidos para representarse de forma tradicional y que han tenido que adaptarse a la emisión digital, ya sea en formato grabado o en emisión en directo. Es el caso de la argentina Andrea Garrote, “actriz, dramaturga y directora prolífica y muy valiente”, como la define la responsable de la sala madrileña, que ha convertido su espectáculo Pundonor, sobre una profesora universitaria que introduce el pensamiento de Michel Foucault, en una serie de seis vídeos.
Una tercera modalidad es la de aquellos montajes creados en pandemia y pensados desde un principio para verse a través de una pantalla, como Crónicas extraordinarias de la compañía La Ponedora, inspirada en las novelas de ciencia ficción de Ray Bradbury.
Entre las funciones presenciales, cuyo precio oscila entre los 13 y los 15 euros, destacan Abufoneando. Hamlet sudaca de la compañía Nación Resiliente (Chile) en una única función el 27 de febrero, y Yago. Sobre el poder en las sombras, una producción de Institución Teatral de La Gaviota (Uruguay) que retuerce al Otelo de Shakespeare del 4 al 7 de marzo.
De esta forma, la propuesta creada por López Doynel vive su particular dicotomía. “No nos olvidamos de que el teatro tiene que ser una cuestión de encuentro y de energías que se conjugan en un mismo espacio, pero las pantallas nos han abierto caminos en tiempos difíciles y, en especial, nos han abierto fronteras”, defiende la argentina.
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