Colectas para paliar el frío en las aulas de Madrid
Diferentes asociaciones de padres recaudan dinero para instalar filtros de aire en centros públicos de la región
Sorpresa. Ha llegado el frío. Y con él, el momento de enfundar a los niños con el gorro, los guantes, las camisetas térmicas y la bufanda. No para ir a la calle, sino para estar en clase. Las evidencias científicas han dejado claro que las aulas deben tener las ventanas abiertas y debe haber ventilación cruzada, con puertas también abiertas en lados opuestos. Pero cientos de padres de la región madrileña se preguntan si hay opciones para suavizar las temperaturas de un invierno cada vez más presente en Madrid. Y, sobre todo, de quién es la responsabilidad de acondicionar los colegios públicos ante este curso. La Administración regional, de nuevo en el foco. Los padres consideran que de la misma que manera que es su función contratar profesores o comprar ordenadores, deben pensar cómo preparar los centros para los meses más duros del año y mantenerlos seguros. Ante la sensación de desamparo, muchos han dado un paso al frente y han empezado a hacer colectas para comprar filtros de aire y cerrar así las ventanas. “Si esperamos a que se haga cargo la Administración, acaba el invierno y seguimos igual. Pero es indignante”, explica Javier Vera, presidente del Ampa del colegio de infantil y primaria Francisco Arranz.
Ha pasado en ese colegio del distrito de Latina. La madre de una alumna trabaja en una residencia de ancianos, así que propuso instalar los mismos aparatos que había visto allí. Por eso le explicó al presidente del Ampa su idea. “O esto, o tendremos a los niños enfermos durante meses”, le dijo a Vera. Los padres, que tienen claro que el virus se mueve por el aire, conocen la importancia de ventilar, pero ya ha empezado a correr como la pólvora la solución que proporcionan los filtros de aire, que supuestamente eliminan las partículas en suspensión, susceptibles de contener el virus. Así que ellos mismos buscaron el modelo, consiguieron el contacto del proveedor y hablaron con el director del centro. La respuesta, positiva. Tras una reunión con los distribuidores de la marca y una prueba, el director solo puso una pega: no podía hacerse cargo de los 4.200 euros que costaba poner un equipo en cada una de las 22 aulas. “Así que le propusimos poner dinero desde el Ampa, más de la mitad, y aceptó enseguida”, explica Vera.
El Ampa empezó entonces la petición de donaciones. Llegaron 10, 15, 20… algunos pusieron hasta 100 euros. Cada uno lo que quisiera o se pudiera permitir. “Pero también he recibido muchas cartas diciendo que es indignante que tengamos que hacer esto nosotros”, admite el presidente. Al final, la asociación de padres colaboró con 4.400 euros y el colegio con algo más de 1.000 para instalar, además de los 22 equipos, siete más en aulas de uso común. “Nos hemos quedado también sin dinero en el Ampa que utilizábamos para otras cosas”.
Pero la preocupación de los padres del Francisco Arranz por paliar los efectos de un invierno duro no es un caso único. Ha ocurrido en el Averroes, en Arroyomolinos, donde la asociación de padres también se ha hecho cargo de pagar la instalación. O en el colegio de infantil, primaria y secundaria Maestro Rodrigo, en Aranjuez, donde cada padre ha pagado 10 euros para recaudar el montante final. Otro, como el Manuel Bartolomé Cosío, en Madrid, ha pedido presupuesto a través de las familias, aunque aún no han decidido nada. Muchos quieren soluciones similares a las que están tomando en otros centros, pero la situación socioeconómica de las familias no es homogénea. Insisten en que no entienden que la Administración regional no se haga cargo de este gasto, cuando recibió 260 millones del Gobierno central como partida extra para educación.
Carta a Ayuso
La preocupación, eso sí, está en el aire. Por eso los padres de 17 colegios de Latina y de Carabanchel se han unido para escribir una carta a la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, y el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, para explicar sus quejas con una organización que consideran “improvisada y deficiente” y realizar sus peticiones, entre las que se encuentra la relacionada con la ventilación.
“Al principio nos preocupaba que contrataran a los profesores, porque empezaron tarde y mal y hay alumnos que todavía les falta alguno. Después, los ordenadores, los proyectores o la limpieza. Y ahora llegan el invierno y el frío. Es de una incompetencia que da miedo porque no se puede decir que ha llegado por sorpresa”, se queja Esther Gómez, madre de una niña de cuatro años y otra de ocho, y tesorera del Ampa Ermita del Santo, una de las 17 que rubrican la carta. “Nos dejan pocas opciones para los niños: o se pelan de frío, o se contagian o que no vayan al colegio”, dice, indignada, porque no entiende que esté todo “fatal organizado”.
Pero no todo ha salido del bolsillo de los padres. Javier Ayala, el alcalde de Fuenlabrada, anunció el jueves que su municipio va a donar a todos los colegios de la ciudad “filtros HEPA” —que se utilizan en aviones u hospitales para limpiar el aire de partículas nocivas para la salud— y destinará 850.000 euros, un dinero que tiene pensado reclamar a la Administración de Ayuso. “El invierno está a la vuelta de la esquina y no podemos permitir que los niños tengan más riesgo de contagio”, aseguró. El Ayuntamiento de Soto del Real ha seguido el mismo camino.
La pregunta que se hacen algunos es si realmente es eficaz o simple propaganda. Es a la conclusión a la que llegó la junta directiva del Ampa del instituto Cervantes. “Nuestra opinión es que es más un sacacuartos que una solución efectiva”, dice Manuel Díaz, presidente de la asociación de padres, que aprovecha para quejarse de que todavía les faltan cinco profesores. El frío también se ha convertido en debate en su centro, donde han decidido que los alumnos no lleven mantas “porque no era una solución muy higiénica”.
Ventilación natural
Los expertos han dejado claro que en ambientes interiores, las partículas en suspensión, también llamadas aerosoles y susceptibles de contener virus, se pueden acumular. Y la reducción del riesgo de contagio se consigue reduciendo emisión y exposición. Juan Antonio Ortega, pediatra ambiental, cree que no hay nada más eficaz que la ventilación natural. “Hay que abrir las ventanas siempre, al menos 25 ó 30 centímetros. Este año los niños tienen que ir más abrigados y en caso de necesitar algo complementario yo estoy a favor de los sistemas de calefacción radiante”, explica el médico, coordinador del Comité de Salud Medioambiental de la Asociación Española de Pediatría.
“Que las familias estén aportando dinero no debería permitirse, al final es una especie de copago en una escuela pública de cuyos recursos se debe hacer cargo la Administración”, piensa Mari Carmen Morillas, presidenta de la Federación de asociaciones de padres Giner de los Ríos, que apunta, además, que cada centro debe hacer un estudio personalizado para determinar si comprar un filtro es realmente eficaz. “Estos aparatos pueden crear una falsa sensación de seguridad”.
Los científicos coinciden: lo mejor, abrir ventanas
Según una guía de ventilación en las aulas elaborada por CSIC-IDAEA, el Ministerio de Ciencia e Innovación y Mesura, la emisión se puede reducir mediante la disminución del número de personas, el silencio o volumen de habla bajo, la actividad física relajada y el uso de mascarilla. La exposición se puede reducir también mediante el uso de una mascarilla, la reducción del tiempo de exposición, el aumento de la distancia interpersonal y la ventilación o purificación del aire, para eliminar o reducir la concentración de virus en el aire.
En la guía se recomienda, principalmente, y en este orden, reducir los tiempos de posible exposición al virus, ventilar los espacios, purificar el aire y comprobar la concentración de CO2. Dice el informe que, cuanto mejor sea la ventilación, menor es el riesgo de contagio y para ello da una serie de recomendaciones en las que abrir puertas y ventanas sería la prioridad. En caso de no poder garantizar una ventilación suficiente, presenta otras alternativas como serían la ventilación forzada bien individual o centralizada según los casos y, en el caso de no ser suficiente ninguna de estas opciones, recomienda la purificación del aire.
Por eso, CC OO ha remitido una carta al consejero de Educación, Enrique Ossorio, en la que pide dos cosas: que todos los centros educativos puedan garantizar las condiciones suficientes en lo que respecta a la calidad del aire y que se dote además a todos los centros de equipos medidores de CO2 para poder verificar las condiciones ambientales. “Se tiene que garantizar equipos de filtrado, de purificación y de medición de CO2 y no se puede dejar a la capacidad adquisitiva de las familias porque es un factor de desigualdad más”, remata Isabel Galvín, representante del sindicato.
La Comunidad de Madrid recomienda ventilación natural, así como la reducción de aforos y el uso de la mascarilla, y aconseja la instalación de medidores de dióxido de carbono (CO2) en las aulas. Eso dijo ayer el viceconsejero de Salud Pública, Antonio Zapatero, que explicó que el conocido filtro HEPA es recomendable “en determinadas circunstancias” y “en edificios sensibles”.
El filtro HEPA, al que recurren las familias, es un acrónimo de “filtro de aire de partículas de alta eficiencia”. Teóricamente, elimina más del 99,9% de los aerosoles de la corriente de aire que los atraviesa. Pero es importante que estén certificados y que cuenten con asesoramiento profesional antes de instalarlo. “En todo caso tendría que haber dos en una clase”, insiste Juan Antonio Ortega, pediatra ambiental. Para obtener la certificación, los purificadores de aire deben de pasar unos controles. En Europa, los HEPA deben eliminar como mínimo el 99,95% de las partículas. En EE UU, el 99,97%.
“La ventilación con un enfoque hacia lo natural es clave en la lucha contra la pandemia, porque genera cultura de aire limpio, prioriza y nos hace resilientes a la covid 19 y a cualquier virus”, argumenta el doctor, que está detrás del proyecto educativo de Murcia llamado Aire Limpio y por el que la Consejería de Educación invertirá 1.400.000 euros. En principio, estaba destinado para que participaran 40 centros aunque, finalmente, serán más de 100 colegios los que pondrán en marcha medidas que contribuyan a desarrollar centros seguros y saludables. “Si en Murcia, que es una región pequeña, se han gastado ese dinero, en Madrid se tendrían que destinar unos seis o siete millones de euros. ¿Cuánto se está dispuesto a hacer por los niños de las escuelas?”.
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