Reconstrucción de un pacto fallido: Ayuso rompe el acuerdo con Castilla y León y Castilla-La Mancha para cerrar Madrid hasta el 9 de noviembre

Y Madrid volvió a ser España para gusto de su presidenta. Isabel Díaz Ayuso ha jugado por enésima vez a ser la protagonista de un encuentro que tenía como misión consensuar un acuerdo político para más de 10 millones de españoles. Tres firmas. Tres presidentes. Tres autonomías. La idea era sellar un pacto para frenar la movilidad ante los dos puentes inminentes: el de Todos Los Santos de este fin de semana y el de La Almudena, exclusivamente para los madrileños, del próximo 9 de noviembre. Dos fechas señaladas en rojo por millones de vecinos de la Puerta del Sol para visitar a sus familiares en otras provincias. Lo que pasó después… ya no sorprende a nadie.

La presidenta de la Comunidad de Madrid acudió a Ávila junto con su consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero. Había sido citada junto a los presidentes autonómicos Emiliano García Page, de Castilla-La Mancha, y Alfonso Fernández Mañueco, de Castilla y León. Uno del PSOE y otro del PP, como Ayuso. La reunión comenzó pasadas las 18.15. Según fuentes de la misma, la reunión fue durante todo el momento muy cordial. “Todo iba muy bien”, señalan. Una hora después, los tres presidentes salen a anunciar un pacto. Aquí, según fuentes de Castilla y León y de Castilla-La Mancha, se acordó el cierre de las tres comunidades hasta el 9 de noviembre a las 14.00. Ningún ciudadano podría salir de su comunidad durante los dos próximos puentes. Sin embargo, fuentes de la Comunidad de Madrid dan su propia versión de los hechos: “Cada comunidad dirá lo suyo”. ¿Qué sucedió?

Pasadas las 19.30 fue el turno de los presidentes. Los tres salieron a leer sus propios comunicados. Primero, Castilla y León. “Los tres hemos estado unidos. Hemos dado un paso al frente”, dijo el popular Mañueco. “Es de reconocer también el trabajo coordinado de los consejeros”, incidió. No era la primera vez que los tres presidentes autonómicos se veían las caras en solitario. Este era el tercer encuentro entre los tres desde el inicio de la pandemia. “Tenemos claro que el virus no entiende de ideologías ni fronteras. Apostamos por proteger la vida y la salud de las personas”, dijo. A continuación, hizo un diagnóstico de su región. “Estamos en una situación de riesgo extremo. Los fallecimientos se van incrementando y la carga de nuestros sanitarios va subiendo. Tenemos que tomar medidas que sean drásticas y proporcionadas. Los tres damos un paso al frente en defensa de nuestro país”. Y dio la noticia. Castilla y León cerrará sus fronteras desde este viernes y hasta el 9 de noviembre.

Después, dio paso a Castilla-La Mancha. Emiliano García Page siguió la línea de Mañueco. “Creo que esto es un ejemplo de un funcionamiento cordial entre las autonomías. Hay un entendimiento pleno entre las tres. Hasta que no haya vacuna todo el mundo tiene que hacer bien las cosas. Esta humildad nos lleva a pecar, si pecamos en algo, en el exceso de medidas”. Y, como Mañueco, anunció el cierre de Castilla-La Mancha hasta el próximo 9 noviembre. “Los contagios van de una dirección en otra”, explicó. “Nos ha influido mucho en la decisión que noviembre es un mes diferente. Es dolorosísimo hacer una restricción sobre alguien que no puede visitar la tumba de un familiar, pero nos asusta la movilidad. Los contagios van de Madrid a Toledo y al revés. Esto es así. Pero tenemos dos puentes que significan una movilidad de millones de personas”. Tanto Mañueco como Page hablaban en plural. Hablaban por los tres. Pero llegó el turno de Ayuso y todo voló por los aires.

Hizo un discurso propio. Se salió del carril cordial de sus predecesores. “Madrid ha sido tratada a veces como apestada y con madrileñofobia”, dijo contundente ante la mirada atónita de Page y Mañueco. “Hemos sufrido de manera sectaria como nos han cerrado. Sin diálogo. Nos han impuesto un estado de alarma a la carta. Esto no va de madrileños”, subrayó. “La gente está harta de caos y de la polémica. Esto ha creado un sinsentido. Los ciudadanos necesitan pocas normas que funcionen de manera clara”. Mientras tanto, millones de madrileños asumían que Madrid se cerraría también hasta el 9 de noviembre. Pero no. La presidenta hizo un monólogo manteniendo el suspense hasta el final. Todo estaba pensado.

Ayuso, incluso, no habló con la primera persona del plural de sus predecesores. “Los dos presidentes han hecho un gran esfuerzo”, observó para añadir inmediatamente, “los tres en realidad”. Ayuso ejerció de oposición a Sánchez una vez más. Apenas habló de la pandemia en Madrid. “Creo, nuevamente, que los ciudadanos no quieren que estemos en polémica”, dijo. Y, para sorpresa de todos, anunció que se abría un nuevo escenario. “Le quiero pedir al Gobierno que nos escuche. En el puente de Todos los Santos suele haber seis millones [de desplazamientos] por todo el país, un millón de ellos son madrileños. Pero tener perimetrada la Comunidad de Madrid no significa nada”. Y se salió del acuerdo. “Quiero pedir al Gobierno que nos deje cerrar por días y no directamente por siete días. Podemos intentarlo. Este puente es una oportunidad”.

¿Pueden salir los madrileños este fin de semana de la comunidad? Ayuso pidió claridad durante su discurso, pero la confusión en las casas de millones de madrileños era total. “Vamos a ver si en estos días que cerramos las tres comunidades (por el puente de Todos los Santos) vemos cómo evoluciona y de ahí, qué conclusiones extraer para los siguientes puentes, cómo se ha movido la economía, los ciudadanos y ver escenarios para aplicar en fines de semana y puentes”. Ayuso, por tanto, ya asumía el cierre de este puente, pero no del siguiente. Se salió del acuerdo. Fue sola. Pero todo fue a peor. Fuentes regionales salieron a matizar inmediatamente este cierre perimetral anunciado por la presidenta: “Si el Gobierno central no permite cerrar solo viernes, sábado y domingo, Ayuso no cerrará Madrid”. Más confusión. Más caos. Más hartazgo para los ciudadanos.

La rueda terminó. La confusión era total. ¿Por qué? El primer presidente en hablar públicamente de lo ocurrido fue Mañueco, del PP. En una entrevista en el telediario de Televisión Española explicó que Ayuso había acudido a la reunión sin conocer el decreto. “Ayuso había respetado la decisión que habíamos adoptado. La presidenta de Madrid ha dicho que le parecía bien cerrar solo el puente y le hemos dicho que el decreto de alarma prevé un mínimo de una semana”, explicó. De ahí que fuentes regionales expliquen que Ayuso realmente quiere cerrar por días y no por semanas, pese a que lo impide el decreto del estado de alarma. “La Comunidad de Madrid sabe lo que está haciendo porque tiene un plan”, dijo la presidenta durante su intervención. El plan ahora es enviar una carta al presidente del Gobierno para que se suprima un inciso del decreto del estado de alarma. En concreto, el que indica que las comunidades pueden cerrar, como mínimo, siete días. “¿Por qué son siete días?”, se preguntó Ayuso. Sin embargo, tres de las nueve comunidades que ya han cerrado son del PP.

La carta al presidente Sánchez ya ha sido enviada a todos los medios. “Quedo a la espera de tus noticias, estoy segura de que comprenderás que, dada la situación es necesario actuar con una especial celeridad para lograr el mayor éxito para los ciudadanos”, ha escrito la propia presidenta. Ayuso pide celeridad y ha enviado una carta. Mientras tanto, seis millones de madrileños todavía no saben si pueden hacer planes el fin de semana. Otra vez.

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