Ayuso estudia ampliar las restricciones a nuevas zonas
La presidenta de Madrid se abre a ampliar las limitaciones que ya hay en seis distritos y siete municipios para evitar el estado de alarma
Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, avanzó el lunes, durante una comparecencia conjunta con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que está dispuesta a ampliar a nuevas zonas de la autonomía las restricciones a la movilidad que entraron este lunes en vigor en 37 áreas básicas de salud. Con los contagios disparados en la región y 3.180 personas ya hospitalizadas —409 de ellas en unidades de cuidados intensivos— ese planteamiento contó con el respaldo inmediato del jefe del Ejecutivo. “No todo tiene que pasar por el estado de alarma”, apuntó Sánchez tras reunirse con Díaz Ayuso en Madrid.
Las medidas que restringen la movilidad de más de 850.000 madrileños en seis distritos capitalinos y siete municipios entraron en vigor el lunes. Sin embargo, el Gobierno de la Comunidad de Madrid evaluará la posibilidad de ampliar ese tipo de limitaciones a otras áreas de la región mucho antes de que las estrenadas hayan podido tener efecto en la evolución de la epidemia. Así se lo transmitió este lunes Elena Andradas, directora general de Salud Pública de la región, a los alcaldes de Getafe, Parla, Fuenlabrada, Humanes, Moraleja de Enmedio, San Sebastián de los Reyes y Alcobendas, los municipios en los que ya están en vigor. Y así lo confirmó Díaz Ayuso tras su reunión con Sánchez en la Real Casa de Correos, sede del Gobierno madrileño.
“Si vemos que las medidas funcionan y vemos una proyección preocupante en otras zonas, las aplicaremos también”, reconoció Díaz Ayuso, que evaluará dentro de 14 días cómo han funcionado las restricciones que ya están en marcha. “Tenemos que evitar por todos los medios llegar a un confinamiento total”, subrayó. Y aseguró: “El estado de alarma y los confinamientos son la muerte para todos”.
Madrid notificó el lunes 620 contagios detectados en las últimas 24 horas y otros 3.298 incorporados a jornadas previas. Ya hay 3.180 personas ingresadas en sus hospitales, 409 de ellas luchando por sus vidas en unidades de cuidados intensivos. Y desde que estalló la pandemia, allá por febrero, 204.730 residentes en Madrid se han contagiado de una enfermedad que ya ha provocado más de 16.000 muertes.
Con ese tétrico panorama, Díaz Ayuso recibió el lunes a Sánchez para crear un grupo que coordine la respuesta de las dos Administraciones a la crisis sanitaria, económica y social. El presidente del Gobierno ofreció su respaldo sin fisuras a la líder regional. Y esta no descartó la posibilidad de ampliar las restricciones a otras áreas de la Comunidad, lo que podría afectar a las zonas básicas de salud con más incidencia acumulada de la enfermedad en los últimos 14 días que aún no han sido confinadas: por ejemplo Lavapiés (Madrid), Doctor Trueata (Alcorcón), Las Fronteras (Torrejón de Ardoz), o Sierra de Guadarrama (Collado Villalba).
“Al cierre de cada semana epidemiológica, que es cada martes, se decidirá la necesidad o no de llevar a cabo más cierres en caso de que los ratios sanitarios así los señalen”, resumió una fuente conocedora del calendario de trabajo de la consejería de Sanidad.
Los martes, precisamente, se publica el informe epidemiológico semanal que establece las incidencias acumuladas de las distintas zonas sanitarias en los últimos siete y 14 días, y que fue la base para aplicar las primeras medidas restrictivas. En consecuencia, este martes será el primer día en el que se pueda empezar a estudiar una ampliación de las restricciones a la movilidad a otras áreas de Madrid. Al tiempo, la eficacia de las medidas ya en vigor se estudiará con periodicidad quincenal.
“En la reunión convocada este lunes por el consejero de Administración Local y Vivienda, David Pérez, con los alcaldes de las zonas afectadas por las restricciones, han dicho que podrían ampliarlas y que irán modulando”, apuntó un segundo interlocutor conocedor de lo dicho en la cita.
No fue ese el único contenido de la reunión, que se celebró telemáticamente a primera hora del lunes, con la presencia, entre otros, del viceconsejero de Salud Pública, Antonio Zapatero; y la directora general de Salud Pública, Elena Andradas.
Los regidores, seis del PSOE y uno del PP, también pidieron que se aclare el protocolo que servirá para realizar casi un millón de test entre las poblaciones afectadas, que se distribuyan equipos de protección entre las policías locales, encargadas de velar por el cumplimiento de las restricciones, o que se refuerce la atención primaria. Y más. Los alcaldes reclamaron a la Comunidad de Madrid que les haga llegar los informes técnicos que avalan la necesidad de restringir la movilidad, y la obligatoriedad de hacerlo en sus municipios. Una estrategia parecida a la que siguió el Ejecutivo regional cuando el Gobierno central no permitió su pase a la primera fase de la desescalada.
“Yo solo quiero que las cosas vayan mejor, que se salven vidas y que desaparezca el virus de estas zonas cuanto antes”, transmitió Díaz Ayuso. “Y que su administración regional, que es cercana, sea apreciada por los vecinos de estas zonas”, siguió. “Pido paciencia y colaboración”.
Dudas gubernamentales
El anuncio de Andradas, en todo caso, demostró las dudas del Gobierno sobre la eficacia de las medidas ya adoptadas.
Pese a que técnicos de la consejería de Sanidad abogaron la pasada semana por una intervención de más alcance para poner coto a la expansión de la enfermedad, Díaz Ayuso, la presidenta regional, apostó por “una intervención quirúrgica”. ¿Su objetivo? Intentar detener al virus en las zonas más afectadas sin perjudicar con ello al conjunto de la economía regional, maltrecha tras la primera oleada de la pandemia. En el difícil equilibrio entre contener la pandemia y hacerlo sin abocar a la región a una crisis sin precedentes, el equipo de la presidenta optó por darse algo de margen: si las medidas no funcionan, se ampliarán y endurecerán.
Todo eso ocurrió antes, durante y después de que Sánchez y Díaz Ayuso se citaran en la Real Casa de Correos. La líder regional del PP esperó al secretario general del PSOE mientras mataba el tiempo en una conversación informal con su vicepresidente, Ignacio Aguado, de Cs, y el delegado del Gobierno en Madrid, José Manuel Franco. “No va a ser para tanto”, dijo entonces la presidenta sobre los confinamientos.
La llegada de Sánchez, recibido entre abucheos en la puerta del Sol, fue la antesala de la protocolaria firma del presidente en el libro de honor de la Comunidad — “Al pueblo de Madrid, con profunda gratitud. ¡La unión hace la fuerza!”, firmó — y de una reunión que se adivinó tensa por los precedentes. Pocos políticos se han criticado más en público, y con tanta dureza, como Sánchez y Díaz Ayuso.
Problema nacional
“Son los presidentes autonómicos quienes en virtud de sus competencias optarán por la vía del estado de alamar o no. Implantaremos todas las medidas que sean necesarias para frenar la curva”, dijo el jefe del Ejecutivo, centrado en mostrar su colaboración, y en aclarar que su misión ahora es apoyar, no tutelar. “Hay muchos otros instrumentos, no todo tiene que pasar por el estado de alama”, añadió, evitando presionar a Díaz Ayuso en la búsqueda de soluciones drásticas para contener la pandemia.
Con una veintena de banderas de España y de la Comunidad de Madrid como telón de fondo, la presidenta de Madrid tuvo una actitud distinta. Dejó algunos reproches para la estrategia del Gobierno. Y reclamó, una vez constituida la mesa de coordinación a la que aspiraba para comunicar directamente a las dos Administraciones, que Madrid reciba un trato especial.
“Nos haríamos trampas al solitario si pensáramos que esta Comunidad y esta capital pueden ser tratadas como las demás”, defendió Díaz Ayuso, que una y otra vez repitió que “Madrid es una España dentro de España”.
Una forma de poner negro sobre blanco que el problema de Madrid no es regional, sino nacional, y que la responsabilidad de solucionarlo, por lo tanto, atañe también a Sánchez.
Roce por los controles en Barajas
Isabel Díaz Ayuso propuso el lunes que se instale un hospital de campaña en el aeropuerto Adolfo Suárez-Madrid Barajas para controlar la llegada de viajeros infectados. Esa petición, lanzada ya en junio, fue recogida sin entusiasmo por Pedro Sánchez. “De los contagios que ha habido después del estado de alarma, solo un 0,2% provienen de Barajas”, detalló el jefe del Ejecutivo. “Un 0,2%”, recalcó. “Bienvenidas sean las propuestas, no tengo ningún problema en reforzar, pero hay que centrarse en donde realmente, a juicio de los técnicos, está el problema”.
Según los informes epidemiológicos de la Comunidad, desde mayo no se han detectado en la región ni 200 casos importados, a los que se podrían añadir unos 300 asintomáticos llegados por el aeropuerto, según un cálculo hecho a mediados de agosto por el consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero.
Además, Díaz Ayuso le pidió a Sánchez una ley orgánica para gestionar pandemias que iguale la capacidad de acción de todas las regiones, y refuerzos de médicos, enfermeros o rastreadores. También, fondos para financiar la continuidad de profesionales sanitarios y educativos contratados por la covid, y cuyos acuerdos finalizan en muchos casos en 2020.
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