Diana Larrea contra Gombrich
La artista presenta en la galería Espacio Mínimo la exposición ’De entre las muertas’, una reivindicación de 100 mujeres artistas ignoradas por la historia del arte
Hace tres años Diana Larrea (Madrid, 1972) se dio de bruces contra la historia del arte. Asistía a la performance de Maria Gimeno, Queridas viejas, en la que la artista rajaba el manual canónico de E. H. Gombrich (1909-2001), en el que solo hay una referencia a una artista femenina, y hacía sitio a las creadoras que el historiador excluyó al escribirlo. Ese día, Diana Larrea empezó a investigar a todas esas artistas que el canon había ignorado para darles de nuevo su lugar. Bajo el título Tal día como hoy, Larrea publicaba a diario la vida y obra de una artista, desde el Renacimiento hasta mediados del siglo XX. En total, en estos tres años ha acumulado algo más de 500 biografías de mujeres artistas. Ahora ha seleccionado un centenar de ellas y las muestra en la galería Espacio Mínimo, en la exposición De entre las muertas, un proyecto que propone una contrahistoria del arte, en la línea de los trabajos de Gimeno, Verónica Ruth Frías y de Marina Vargas.
“Se suponía que lo había visto todo y, de repente, descubrí a todas esas mujeres artistas, una cara ocultada en la historia. Se me abrió un mundo nuevo, y descubrí que todas mis referencias y todo mi trabajo tiene una base en un relato exclusivamente masculino. Estamos inmersos en un sistema patriarcal que lo mancha todo, los historiadores también”, asegura Larrea. La artista propone una revisión historiográfica, en una línea de tiempo que recorre cinco siglos hasta nuestros días y en la que aparecen las excluidas autorretratadas, acompañadas por un texto biográfico. Las imágenes han sido tratadas, como si fueran negativos fotográficos para acentuar la experiencia de “revelación”. Es también una referencia al procedimiento del cianotipio empleado por la botánica británica Anna Atkins (1799-1871), considerada la primera fotógrafa de la historia.
El trabajo de Larrea reivindica el reconocimiento de la mujer en el arte, y denuncia los patrones culturales androcéntricos que han privilegiado a la masculinidad y devaluado lo femenino. En la selección de la artista aparecen los autorretratos de Artemisia Gentileschi, Sarah Goodridge, Lavinia Fontana, Michaelina Wautier, Louise Hollandine Palatina, Mimmi Zetterström, Gerda Wegener, entre otras. Con este rescate, y en la línea de las propuestas de la filósofa estadounidense Nancy Fraser, la artista madrileña muestra cómo la historia de la cultura es un relato de hombres hecho para hombres, en el que ellas no han contado y siguen sin contar. “Las han hecho desaparecer, no han sido olvidadas. Ahora los museos deben integrarlas en sus relatos”, explica Diana Larrea, molesta con la falta de sensibilidad feminista de los museos españoles, a pesar de las reclamaciones de la sociedad. “Echo en falta, en las instituciones museísticas actuales, historiadoras revisándolo todo con perspectiva de género. Porque es necesario que se revise y no lo hacen. Mira el Museo del Prado, por ejemplo, va a rastras del público: cuando demandan algo, reaccionan. Esa visión patriarcal pervive entre los directores de museos, entre los conservadores y las conservadoras”, denuncia Larrea.
Más ciencia, más feminismo
En ese sentido reconoce que la exposición del Prado, Historia de dos pintoras: Sofonisba Anguissola y Lavinia Fontana, fue “decepcionante”. Por un lado, disfrutó con la reunión de todas aquellas obras de Anguissola y de las salas abarrotadas de público atraídos por las dos artistas. Pero, por otro, esperaba que la institución desvelara “alguna sorpresa” sobre las atribuciones que mantiene. “No han aprovechado la exposición para revisar e investigar, para buscar los documentos que aclaren cuáles de las pinturas atribuidas a Alonso Sánchez Coello y Pantoja de la Cruz son de Sofonisba. Me sorprendió negativamente la falta de ciencia que había en aquella exposición”, indica. Sobre el Museo Reina Sofía dice que en los últimos tres años está tratando de cambiar su desigualdad.
De entre las muertas ha sido comprado por la Colección del CA2M Centro de Arte Dos de Mayo, gracias al paquete de ayudas extraordinarias de 545.000 euros, aprobadas por la Comunidad de Madrid contra la covid-19 y repartidas entre una cincuentena de artistas. Larrea ha recibido por este proyectil contra el centro del canon pictórico algo menos de 17.000 euros. “Es el primer acto creativo sobre estas mujeres, una carta de presentación. Hay tanto material sobre e que trabajar que podría estar haciéndolo el resto de mi vida”, cuenta. Aclara que no es solo un trabajo de investigación histórica, que es, sobre todo, una reivindicación política. “Servirá para sacarle los colores a quienes defiendan que no existe exclusión de las mujeres en la historia del arte”, puntualiza. El trabajo de Larrea desactiva esa anestesia y reconoce la historia del arte como un lugar problemático.
"Para pegarse un tiro"
La asociación de Mujeres en las Artes Visuales (MAV) ha hecho público un análisis cuantitativo a la autoría de las exposiciones individuales en 20 museos y centros de arte de España, entre 2014 y 2019, para comprobar si cumplen el artículo 26 de la Ley de Igualdad de 2007. La respuesta es: “No”. “El porcentaje total de exposiciones individuales de autoría femenina en la actualidad es de un 31%, lo que dista mucho de la paridad”, señala el estudio. Diana Larrea confiesa que “ser artista es difícil en España, pero ser mujer artista en Epaña es para pegarse un tiro”. Cuenta que la brecha entre mujeres y hombres se abre a mitad de carrera, a los 40 años: “Arrastras la culpa durante años, pensando que nadie valora, pero miras a tu alrededor y ves a la mayoría de mujeres en tu misma situación”, indica Larrea.
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