_
_
_
_
CAPITAL SALVAJE
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El río higiénico

Desde hace años, el Manzanares ya no es el pozo urbano que embolsaba el agua cloacal de Madrid, sino un río esforzándose por liberarse del cemento

Diego Torres
El puente de Segovia, antes y después del proceso de renaturalización del río Manzanares.
El puente de Segovia, antes y después del proceso de renaturalización del río Manzanares.ECOLOGISTAS EN ACCIÓN

La suspensión por causa de la peste de las 15 horas de maravilla semanal que proporcionaba la Liga Santander fue una tragedia nacional que al cabo del confinamiento obligó a multitud de madrileños a matar las horas muertas deambulando sin rumbo. Los que se dejaron llevar por el desnivel de la calle de Segovia acabaron en el fondo de un extraño valle. Medio zombis, medio nostálgicos, comprobaron que el estanque de aguas putrefactas al que los ultras del Atlético habían arrojado a Francisco Javier Romero, Jimmy, después de matarlo a patadas allá por noviembre del 2014, había sido reemplazado por un río de corriente cristalina.

Para la transformación del Manzanares fue necesario levantar las compuertas de los diques construidos en la posguerra.

Asomados al viejo pretil, los vagabundos vieron que el cauce se dividía en brazos de curvas caprichosas sobre un fondo de arena dorada. El agua fluía entre un bosque incipiente de cañas y sauces. Perplejos advirtieron que algo se movía entre las ramas: a veces una gallineta, a veces un chorlito, o una agachadiza, abandonaban la sombra para limpiar de insectos su parcela de playa. Era temprano por la mañana, las golondrinas giraban sobre el cauce y una familia de gansos del Nilo se adueñaba de la corredera. En el fondo del canal, sin perder de vista los carrizos, un barbo de medio metro revolvía el limo en busca de ninfas.

El Manzanares ya no era el pozo urbano que embolsaba el agua cloacal de Madrid, sino un río esforzándose por liberarse del cemento. Uno de los autores de la transformación es el ingeniero Santiago Martín Barajas, veterano de Ecologistas en Acción que en 2016, con la venia del Ayuntamiento, hizo una única cosa: levantar las compuertas de los diques construidos en la posguerra. “Para regenerar un río primero hay que dejarlo suelto”, receta. “Aquí todo vino solito. Los barbos, los gobios, las carpas, los galápagos, las nutrias, las culebras, las 85 especies de aves, los álamos, las eneas…”.

El agua corriente no solo repobló animales y plantas. Desencadenó un proceso de limpieza. “Los carrizos y las eneas son las plantas más depuradoras y más abundantes en el Manzanares”, dice Martín Barajas. “Alcanzan tres metros de altura y se pasan el día absorbiendo masivamente nitrógeno y fósforo, que es, básicamente, todo lo que va por el váter. La Confederación Hidrográfica del Tajo hace análisis cada mes: en el Puente de los Franceses y en el Nudo Sur. Entre uno y otro hay 7,5 km y se produce una reducción de nitratos y fosfatos del orden de un 60%. En la zona de Legazpi el agua parece un cristal”.

Haya o no haya Liga, el río trabaja día y noche por los madrileños. Cuanto más salvaje, más higiénico.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_