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Energía liberadora

La escena ‘ballroom’ vive un momento de auge en Madrid con iniciativas como ‘Voguing de una noche de verano’

(De Izq a dcha) Charly, Silvi ManneQueen, Dano, Bambam y Perry.
(De Izq a dcha) Charly, Silvi ManneQueen, Dano, Bambam y Perry.

Desde que se estrenó Pose, cada vez en más sitios se organizan competiciones de voguing como las que se muestran en la serie de Ryan Murphy. Una forma liberadora de expresión e identidad en la que la bailarina y coreógrafa Silvi ManneQueen encontró su elemento. “Desde el principio sentí que tenía que compartir todas las cosas buenas que a mí esa cultura me estaba aportando: ayuda a empoderarse, a desinhibirse, a aceptar tu cuerpo”, ensalza la fundadora de la Kiki House of F.A.B. -comunidad internacional de artistas y voguers con base en Madrid- y de la asociación Madrid Ballroom Scene. Ella está detrás de actividades como Voguing de una noche de verano, que se celebrará en Conde Duque.

Espacio seguro. En los 70 y 80 la escena ballroom se fue desarrollando a la vez que se proporcionaba un espacio seguro para una comunidad altamente oprimida: la de las personas trans, racializadas y sin recursos económicos, muchas veces expulsadas de sus familias y marginadas por la sociedad. “No hay que olvidar los orígenes. Cualquiera que se acerque a esta cultura debe hacerlo con el máximo respeto, conociendo cómo surgió y por qué”, señala la madrileña. Ella es una mujer cisgénero blanca. “Soy consciente de mis privilegios, pero pienso que puedo aportar mi granito de arena como guía y apoyo”. La historia del voguing está vinculada al antirracismo y a la defensa de los derechos LGTBI+, como ya mostraba el documental Paris is burning. La escena era un refugio para gente que había sido rechazada. Actualmente, con sus reglas, estéticas y formas de organización, continúa siendo un lugar seguro para cuerpos disidentes.

Primera casa. En 1972 Crystal LaBeija decidió fundar su propia comunidad: la House of LaBeija. Así comenzó un nuevo tipo de organización, que toma desde entonces la forma de una estructura parafamiliar. A partir de ese momento, un número creciente de jóvenes LGTBI+, en su mayoría afroamericanos y latinos, empezaron a congregarse en casas que lideran madres y padres, roles que a menudo no se corresponden con el género que les fue asignado al nacer. Una estructura que ha permitido construir redes de afecto, solidaridad y apoyo. Silvi ManneQueen es la madre de la Kiki House of F.A.B., fundada en 2017. Al principio eran ocho integrantes, ahora son 15, entre quienes se encuentran Dano, Bambam, Charlie y Perry. “Somos un grupo muy heterogéneo, de personas muy distintas”. Al contrario que en la serie Pose, no viven juntos. Durante el confinamiento se vieron online. ”Compartimos nuestros sentimientos y nuestros miedos para poder crecer y apoyarnos mutuamente”.

Silvi ManneQueen practicando 'voguing'.
Silvi ManneQueen practicando 'voguing'.

Competiciones festivas. Las balls son competiciones de carácter festivo en las que desfiles en pasarela se combinan con vibrantes batallas de baile ante la atenta mirada de un jurado. “Las hay de dos horas y las hay de 10. Son las noches que más esperamos, en las que lo damos todo”. El commentator es una figura fundamental. Es quien sostiene la narrativa y mantiene la energía. “Es la persona que está al micrófono haciendo rimas y comentando sobre la música cada vez que sale un participante o hay una batalla”. El público asistente, con sus chasquidos de dedos y coros de animación, también se convierte en partecrucial de la liturgia. En abril de 2014 Silvi organizó su primera ball en Madrid. “Fue en un bar de la calle Maldonado, en el barrio de Salamanca. Lo encontré por casualidad. Era perfecto porque incluía un suelo en damero que nos ahorraba tener que invertir en hacer una pasarela”, recuerda.

Temas, categorías y trofeos. Cada ball tiene una temática a elegir por la organización: desde el Antiguo Egipto a la Feria de Abril, pasando por cualquier cosa imaginable con una estética reconocible. “El jurado puntúa el vestuario, la actitud, las destrezas…”, explica ManneQueen. Las principales categorías de competición son Old Way, New Way, Runway y Vogue Femme. Old Way es la base, el origen del voguing, un estilo de baile caracterizado por la ejecución de poses, buscando líneas y ángulos, imitando a modelos de las revistas. El NewWay requiere más flexibilidad porque tiene mayor velocidad y una elasticidad extrema. Runway es una categoría que se basa en imitar a las modelos como si desfilasen en una pasarela, pero exagerando la actitud. Vogue Femme exalta la feminidad a la máxima potencia. Cada noche hay trofeos. En Pose hay verdaderas peleas por ganarlos. “Nuestro cometido no es ése sino disfrutar, liberarnos y crecer como personas y como familia”.

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Dano, Charly, Silvi ManneQueen, Bambam y Perry.
Dano, Charly, Silvi ManneQueen, Bambam y Perry.

Nuevos valores. Dentro de la programación de Veranos de la Villa, el próximo 29 de agosto en Conde Duque se celebrará una Kiki Ball. “Es la vertiente más joven y amateur, la más fresca, la que permite detectar a nuevos valores, dándoles un espacio de visibilidad y aceptación”. Además de la Kiki House of F.A.B. participarán otras casas españolas. Cada vez hay más. “En España ahora hay cinco kikihouses y otras que son chapters de casas extranjeras”. A la Kiki Ball que habrá en Voguing de una noche de verano cualquiera se puede presentar para participar, sin pertenecer a ninguna casa. Hace dos años, al hilo de la exposición del CA2M Elements of Vogue. Un caso de estudio de performance radical, Silvi ManneQueen organizó unos talleres de formación que contaron con la participación de figuras procedentes de Nueva York y París como Twiggy Pucci Garçon, Amazon Leiom y Maldonado y Mother Lasseindra Ninja.

Clases de baile. Silvi empezó a bailar por prescripción médica: tenía los pies planos. Le apuntaron a clases de ballet a los 3 años. Desde entonces no ha parado. Siguió formándose como bailarina y estudió Económicas. Pronto dejó los números y se centró de lleno en su verdadera pasión. ”En 2009 con lo que había ahorrado me fui a Nueva York. Allí, sin nadie que me guiase, fui buscando. Así tuve mis primeros contactos con la comunidad ballroom”. Después se fue a vivir a Indonesia, donde empezó a dar clases de baile. Al volver a España, siguió ejerciendo de profesora, su principal fuente de ingresos desde entonces. Colaboradora de asociaciones como Apoyo Positivo, está dispuesta a involucrarse en todo lo relacionado con la defensa de la diversidad.”Hay que trabajar por la aceptación y visibilización de todos los cuerpos e identidades. Creo que esa lucha debemos hacerla en comunidad, con respeto y con orgullo”.

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