La pandemia se pone flamenca en Madrid: ninguno de los 21 tablaos ha reabierto
El sector considera insuficientes las ayudas del Ayuntamiento, que este miércoles ha declarado por unanimidad de todos los grupos estos locales de interés general
Madrid es considerada la capital del mundo del flamenco. Por ninguna ciudad pasan tantos artistas ni ninguna dispone de tantas salas de espectáculos de este tipo. La pandemia obligó al cierre de sus 21 tablaos y, más de cuatro meses después de decretarse el estado de alarma, ninguno ha reabierto y seis de ellos han decidido echar el cierre de manera definitiva. El sector advierte de un hundimiento en cadena si nada lo impide en los próximos días. “La situación es insoportable”, alerta el presidente de la Asociación de Tablaos Flamencos de Madrid, que considera insuficiente el plan publico de ayudas.
Así es como el quejío de los tablaos, heridos de muerte por las consecuencias económicas del virus, se ha escuchado en el palacio de Cibeles durante el pleno municipal de este miércoles. “El espectáculo debe continuar” y el “taconeo” y el “zapateo” también, según Andrea Levy. La delegada del área de Cultura del Ayuntamiento de Madrid ha defendido la declaración de los tablaos como espacios culturales de especial significación ciudadana e interés general. La propuesta del Gobierno de coalición de Partido Popular y Ciudadanos ha sido apoyada por todos los grupos. Es, además, una de las medidas aprobadas en los Acuerdos de la Villa.
Esto supone que este tipo de establecimientos se van a poder beneficiar de ayudas fiscales así como para hacer frente a los alquileres y el suministro. También serán considerados como restaurantes, con lo que podrán abrir con terraza. Hay una partida de 1,3 millones de euros del Plan Aplaude, presentado durante el estado de alarma, que irán dedicados a las salas de música en vivo entre las que se incluyen los tablaos. Podrán beneficiarse de hasta el 70% del valor del alquiler del local entre los meses de marzo y septiembre.
La Asociación de Tablaos Flamencos agradece las medidas anunciadas y las reuniones que ha mantenido con el Ejecutivo municipal, pero describe una situación agónica. Tras dos meses de gestiones, ni siquiera han logrado abrir una sola de esas terrazas de las que hablan los políticos para tratar de impulsar el sector. “La mayoría disponemos de servicio de hostelería y de esa forma podríamos empezar a ingresar algo de dinero. Sería nuestro salvavidas y a coste cero para el Ayuntamiento y los madrileños”, entiende Juan Manuel del Rey, presidente de esa asociación y responsable del Corral de la Morería. “Creo que es un asunto de voluntad política. Si no toman medidas pronto, todos cerraremos”. De momento ya lo han hecho seis: Casa Patas, Café de Chinitas, Cardamomo, Flamenco Real, La Cueva de Lola y La Fragua.
“Las medidas municipales no van a ser suficientes para que los tablaos sobrevivan. Soportamos costes fijos que van más allá del alquiler del local”, explica Del Rey. Añade que la mayoría de los 21 locales son pequeños, de no más de un centenar de localidades, y no es rentable reabrir con la obligación de mantener un metro y medio de distancia entre personas. La asociación estima que antes de finales de este año o principios de 2021 será complicado que cambie la situación y no pueden esperar hasta entonces.
“Abrir ahora mismo sería un suicidio”Responsable del tablao Villa-Rosa
Andrea Levy ha citado al tablao Villa-Rosa como uno de los que se va a salvar gracias a las ayudas públicas. “Abrir ahora mismo sería un suicidio”, reconoce Rebeca García, directora de desarrollo y negocio de Villa-Rosa, que empezó a funcionar por vez primera en 1911. García estima que tienen unos gastos fijos de entre 110.000 y 120.000 euros al mes para abrir en condiciones normales. Hace dos semanas que solicitaron la terraza y todavía no tienen respuesta. De momento han regresado al trabajo cuatro de los 16 empleados. Los responsables de este local agradecen también las ayudas públicas, pero las consideran insuficientes para asegurar su funcionamiento. Sus previsiones más optimistas apuntan a una reapertura no antes de dos meses. Pero tienen más la vista puesta en los posibles rebrotes.
El zapateo y taconeo en Madrid es mayoritariamente escuchado por turistas de fuera de nuestro país, con lo que, a corto plazo, el plan para reflotar el sector no es sencillo ante el enorme descenso en la llegada de extranjeros. Los tablaos de la capital contaron a lo largo de 2019 con un millón de visitantes. Aproximadamente el 90 % fueron extranjeros.
Permisos que no llegan
La vicealcaldesa Begoña Villacís, de Cs, reconoce que las licencias de terrazas son necesarias para impulsar estos locales en tiempos de pandemia. Pero el concejal de Vox Fernando Martínez Vidal ha recordado los dos meses que llevan los empresarios sin que la licencia llegue. Citando en concreto el caso del Corral de la Morería, abierto de forma ininterrumpida desde 1956 hasta que cerró por el estado de alarma. Claro, que hablando de la morería, los socialistas no han desaprovechado la ocasión para hacer un guiño a Vox. “Nadie estaría en contra de algo así, quizá Vox cuando descubra los vínculos entre el primer flamenco y el Islam, pero crucemos los dedos”, ha dicho la concejal Mar Espinar mostrando su apoyo a la propuesta municipal en defensa de los tablaos.
Para el Ejecutivo de Almeida no cabe duda de que Madrid es la capital mundial del flamenco. Es más, Levy entiende que para triunfar en ese mundo primero hay que hacerlo en la capital de España. Juan Manuel del Rey también lo entiende. Mar Espinar lo pone en duda como granadina. “Desde hace cien años Madrid es una de las principales plazas flamencas del mundo, no sé si es la capital, pero sí una referencia”.
El Consistorio, además de permitir acceder a las subvenciones del Plan Aplaude, ya había aprobado una rebaja del 25% del Impuesto de Actividades Económicas (IAE) y del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI). Todo viene recogido en la medida 328 de las 352 que conforman los Acuerdos de la Villa refrendados por unanimidad el pasado 7 de julio en un pleno extraordinario.
El temor por el hundimiento del sector saltó a la palestra cuando Casa Patas anunció su cierre a finales de mayo. El emblemático local dijo que no iba a ser capaz de reabrir tras el estado de alarma y su decisión ha acabado arrastrando a otros.
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