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Los residentes de medicina y enfermería de Madrid se reivindican

Convocan un paro desde el 13 de julio, al que están llamados 4.400 profesionales, por las guardias interminables y los sueldos y condiciones precarias

Coronavirus: Los contagios en Madrid: 96 profesionales de la sanidad y 33 ciudadanos al día
Despedida de los residentes de cuarto año el pasado 20 de mayo en el Hospital de La Paz.David Fernandez (EFE)
Isabel Valdés

La pandemia ha sido el detonante, pero las pésimas condiciones laborales de los residentes de Enfermería y Medicina en Madrid, como las de los adjuntos, vienen de lejos. Las peticiones a la Comunidad para que mejoren, lo mismo. Y también el silencio del Gobierno regional. Ahora, este colectivo, el de los profesionales que están haciendo sus últimos años de formación en hospitales y centros de salud, irá a una huelga indefinida convocada el 13 de julio.

Son 4.442 profesionales —4.279 médicos y 163 de Enfermería, según cifras de la Consejería de Sanidad a 30 de mayo, a los en solidaridad se sumarán los residentes (234) de la Fundación Jiménez Díaz, en solidaridad— los que están llamados a la huelga. Los centros sanitarios son conscientes de la enorme dificultad para funcionar sin ellos, más aún tras estos últimos cuatro meses de crisis por la covid-19.

Entre sus quejas: sueldos de 1.003 euros brutos mensuales hasta el tercer año de residencia que solo aumenta en cuarto y quinto hasta los 1.279; tareas por encima de sus responsabilidades, de residentes de años superiores o directamente labores de adjunto; o guardias a 10,85 euros la hora (la única forma de mejorar el sueldo) que siempre son más de las que establece la normativa europea (en seis meses no más de 48 horas semanales, incluidas las guardias, es decir, unas cuatro al mes). En muchas ocasiones no cumplen los descansos: tras acabar esa jornada de 17 o 24 horas, alargando el trabajo hasta 35 horas seguidas

Una situación estructural

La situación, señala, es estructural: “Y los hospitales deberían poder funcionar sin residentes”. Pero no ocurre. Boianelli se ríe: “Con tristeza, ¿eh? Los adjuntos antiguos nos dicen que esto siempre ha funcionado así, que es una época dura y te tienes que aguantar, pero que algo lleve haciéndose mal siempre no significa que esté bien hecho”.

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El pasado 22 de mayo entregaron a la Consejería de Sanidad un documento de 88 páginas, una propuesta de convenio colectivo, y dieron como fecha límite hasta este pasado jueves para que el área de Enrique Ruiz Escudero se sentara con ellos. La reunión ocurrió, pero sin margen para debate. Desde Amyts, la Asociación de Médicos y Titulados Superiores, con un 75% de representación en el Comité de Huelga, cuentan que la Dirección General de Recursos Humanos del SERMAS “reconoció que ni siquiera se había leído el convenio”.

Desde la Consejería, alegan que, cuando el jueves se sentaron a negociar, el Comité de Empresa lo hizo “habiendo registrado previamente convocatoria de huelga a partir de día 13 de julio, vulnerando claramente la buena voluntad de las partes que ha de guiar cualquier negociación y demostrando su falta de interés para acordar y evitar el conflicto”. Y añaden que estarían “dispuestos a reiniciar nuevamente las conversaciones siempre y cuando procedan, de forma inmediata, a la retirada del preaviso de huelga y se comprometan a poner fin a cualquier intento de conflicto durante toda la negociación”.

La crisis del coronavirus no ha hecho sino intensificar y ampliar las peticiones que “la Comunidad lleva tiempo ignorando”, narra Boianelli, que resume esas peticiones en dejar de ser un “comodín”, “mano de obra barata”, y que se cumpla el contrato con el objetivo que tiene, el de formación. Son los peores pagados de España, por detrás de Canarias, y este residente recuerda que Madrid “no es precisamente la ciudad más barata para vivir”.

Ahora, además, piden que haya un reconocimiento laboral tras la pandemia, algo que ha ocurrido, apunta Boianelli, “en otras regiones como Castilla-La Mancha les dieron un plus, directamente”. Solicitaron un complemento covid-19: “Estábamos desempañando funciones por encima de nuestro rango y otras que no eran ni nuestras, como limpieza o funciones de celadores o los R2 (residentes de segundo año) trabajando como R5, viendo pacientes solos. Y no es tanto el hecho de hacerlo, lo dimos todo con gusto para hacer frente a la pandemia, sino el reconocimiento al trabajo”.

En atención primaria, las condiciones son igual de “rídículas”. Julián Ezquerra, presidente de Amyts, recuerda que la Comunidad mantiene en un “abandono a la primaria que ha hecho que mayoritariamente los residentes rechacen los contratos que les han ofrecido, miserables”. Sin estabilidad ni continuidad en un solo centro, fallando a la asistencia longitudinal, una de las bases de la atención primaria.

La huelga podría no producirse si, como piden, la Comunidad “adopta otra actitud”. “Si no, si los residentes van a la huelga”, dice Ezquerra, “puede ser un serio problema para pasar el verano”.

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Sobre la firma

Isabel Valdés
Corresponsal de género de EL PAÍS, antes pasó por Sanidad en Madrid, donde cubrió la pandemia. Está especializada en feminismo y violencia sexual y escribió 'Violadas o muertas', sobre el caso de La Manada y el movimiento feminista. Es licenciada en Periodismo por la Complutense y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. Su segundo apellido es Aragonés.

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