Las fregonas que saludan después de los aplausos desde los balcones de Lavapiés

Todos los vecinos de la calle Amparo, en el barrio madrileño de Lavapiés, conocen ya de sobra los nombres de Chema y Mariano. Estos dos amigos viven en la misma fila de edificios, pero tan alejados el uno del otro que no alcanzan a verse, así que todos los días después de los aplausos a los sanitarios, se gritaban desde una ventana a la otra. “Chema, ¿pero dónde estás?”, preguntaban los vecinos. Hasta que al joven se le ocurrió la idea de sacar una fregona para que todos lo vieran. Así empezó “La fregonada de Lavapiés”.

Un mes más tarde, la fregona se ha convertido en un símbolo de la calle y el barrio. Cada tarde, después de aplaudir a las 20.00, decenas de vecinos las agitan desde sus ventanas y balcones. “Se convirtió en una especie de saludo”, explica el precursor de la idea. “Lo que queremos es que sea un gesto de ánimo, de buen rollo. Tenemos 23 horas al día de comernos la cabeza y de tener problemas, por lo menos a esta hora que salimos y nos vemos los vecinos, que sirva para divertirnos y desestresarnos”, añade.

Su objetivo, según indica Chema, es que “llegue hasta la plaza de Lavapiés y se extienda”. De momento, dice, ya se han unido los vecinos de Sombrerero, la calle transversal. “Que saque todo el mundo la fregona en señal de que seguimos vivos, encerrados, pero con ánimo y con ganas de salir de esta”, dice en declaraciones a Europa Press. Y con las “fregonadas”, se crean imágenes como estas:

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