La moda quiere hacer algo más que coser mascarillas
Tres empresas de Madrid con gran presencia en redes sociales apuestan por iniciativas distintas, como talleres o rifas, para demostrar su responsabilidad social ante el coronavirus y seguir presentes entre su público
Imprescindibles y agotadas. Las mascarillas son el oro de 2020 en farmacias, centros hospitalarios y hogares. Todos las quieren. Y, por eso, todos las fabrican. De una máquina de coser en un salón a los talleres textiles más importantes de España. Y los pequeños, y los medianos. Pero más allá de un pedazo de tela plisado con un par de gomas, ¿hay algo que se pueda hacer?
Mércules, Zubi y Lucía Be creen que sí. Las tres son empresas, tiendas y plataformas apetecibles, bonitas, que hacen más que vender bolsos o chaquetas. Son animales sociales: 34.000, 50.000 y 267.000 seguidores las contemplan en Instagram, respectivamente. Cada una, en estos tiempos inciertos, lleva su negocio como puede, pero las tres confiesan que, como a todo el sector, la crisis también les empieza a apretar en lo económico. De ahí que además de para ayudar la solidaridad les sirva para no desaparecer del mapa.
A Mercedes Gallego, cerebro y alma de Mércules, se le ocurrió empezar por el principio: una rifa. Sencillo y eficaz. 40 papeletas a 15 euros. Pretendía recaudar 600 para Cruz Roja. Acabó aportando más de 10.000. Tuvo que ir ampliando el stock de papeletas, se vendían solas. El regalo era un lote valorado en 900 euros con varios de sus deseados bolsos de piel, un par de botas, unas zapatillas, su icónica bolsa de tela... pero fue lo de menos. “La rifa nos ha sensibilizado”, reconoce por teléfono.
“Me he sentido más cerca del cliente, más involucrada. Esto hace hermandad. Me da una pena que cuando acabe se nos olvide... Hablar bien a la gente, valorar su trabajo, de los enfermeros, de que te recojan la basura”, reflexiona. Asegura que la respuesta ha sido abrumadoramente positiva, pero que le han caído un par de críticas por usar ese método. “Vender un bolso no es frívolo, es parte de la economía de este país. ¿Qué hago, cierro? Todo el que trabaja en Mércules tiene contrato y sueldo. Y están mis talleres y proveedores. Todos dependemos de todos. Tiras de uno y nos caemos todos”.
Para Zubi, la firma de bolsos y textil de las hermanas Zubizarreta, “hay que ayudar, da igual a quién”. Ellas han querido “atacar por varios frentes”, como explica Mercedes. “Por un lado haciendo mascarillas, que es una iniciativa de las costureras de nuestro taller de Almonacid del Marquesado. No son homologadas, no las pueden vender, pero las están repartiendo a gente que las necesita. En residencias, que no tienen acceso a las homologadas”. Pero además han decidido vender cada semana un bolso y una prenda (esta, el pouch Varadero; hace unos días, su chaqueta blanca y amorosa de punto) y destinar un 40% de ello a Cruz Roja.
En lo que sí donan el 100% es en sus talleres. Se han sacado de la manga unas asesorías de finanzas o comunicación que imparten ellas mismas gracias a productivos años de conocimiento, y también clases de inglés, por ejemplo, con expertas. Cuestan entre 30 y 80 euros y van directas a Cruz Roja. “Estamos todos en casa queriendo ayudar y parece que tenemos que hacer cosas muy grandes, o hacemos un José Andrés o nada. Y no es así”.
Tampoco es la primera vez que la mediática Lucía Be (de Benavente) tiene un arranque solidario. Pero esta vez ha sido del todo casual. Resulta que los arcoíris que hoy pueblan balcones y ventanas están presentes en su colección de primavera. Una línea que lleva pensada y diseñada un año. Así que adelantaron su lanzamiento, en concreto la de una camiseta de cuyas ventas han donado el 33% al estudio Copérnico, que indaga en cómo un tratamiento que se estaba investigando contra el cáncer y que podría aplicarse a la curación del coronavirus. Han recaudado 35.000 nada desdeñables euros.
“Si en nuestras manos está hacer algo positivo, lo haremos”, relata por teléfono Sandra Martino, del equipo de Lucía Be. Han pedido tres remesas y se han agotado todas, en horas. “¿Va a haber más? Ojalá. La idea es que nadie se quede sin ellas. La fabricación se hace en Portugal y hemos llegado a una cantidad de la que no podemos asegurar el stock. Pero cuando pase todo esto podremos hacerlo y se sacará. En caso de que se siga necesitando lo donaremos a eso, si no, pues a otros”. La ocasión estaba ahí y ha caído del cielo: “Tenemos que aprovechar la oportunidad de salvar la empresa, somos entre 15 y 20 personas.”
Cada una tiene su estrategia. Mércules cerró su tienda de Conde de Aranda, pero siguen online y mandan pedidos (“Era o seguir vendiendo online o cerrar”); Lucía Be ahora no abre en la calle Pelayo, pero vende en la web, aunque no manda hasta que pase la crisis. Zubi se despidió temporalmente de la de Zurbano antes incluso del estado de alerta. Pero en algo coinciden todas: esta crisis hace tanto daño como crea redes y conexiones. Y obliga a no parar de inventar, incluso con la persiana bajada.
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