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Un antidisturbios, apartado por no querer quitarse su propia mascarilla y sus guantes

El protocolo marca que los agentes se pongan las mascarillas proporcionadas por los mandos solo en determinadas situaciones y que justifiquen por escrito su uso

Victoria Torres Benayas
Agentes antidisturbios de Madrid, con guantes y mascarilla esta tarde, en apoyo del compañero apartado y por su propia seguridad.
Agentes antidisturbios de Madrid, con guantes y mascarilla esta tarde, en apoyo del compañero apartado y por su propia seguridad.

Madrileño, 35 años, policía nacional desde hace 12, los tres últimos en el cuerpo de antidisturbios. En lugar de ir a las calles, como él querría, ha sido apartado del servicio y le han ordenado quedarse en la base. ¿La razón? Ir a trabajar con guantes y mascarilla pagados de su bolsillo para protegerse del coronavirus, lo que incumple, según su jefe, la debida uniformidad que recoge el reglamento.

En Madrid hay 12 grupos de las Unidades de Intervención Policial (UIP), más de 500 efectivos y, según el sindicato mayoritario de la policía, Jupol, que ha denunciado el caso, muchos de ellos usan, como el agente apartado, medidas de protección compradas por ellos mismos. De hecho, lo han hecho “siempre” porque en su día a día “no les facilitan guantes”. Para el Sindicato Unificado de Policía (SUP), “la situación es crítica para todo el mundo y los policías no son una excepción”. Consideran “frívolo quejarse” cuando ven a los sanitarios usando bolsas de plástico, guantes de fregar, mandiles y archivadores a modo de protección.

Según el entorno del agente, que jamás ha sido sancionado en todos sus años de servicio, dada la situación y ante la carencia de medios, decidió hacerse con su “equipo de protección particular”. Fue a un supermercado Dia a comprar una caja de guantes azules y a la farmacia a por unas mascarillas “de las malas, las únicas que quedan”, que usa también cuando sale a pasear a su perra.

El martes por la tarde se presentó en su puesto de trabajo con ellos “siguiendo las indicaciones de Sanidad y del Gobierno”. Los antidisturbios, según describen ellos mismos, no pueden respetar las distancias de seguridad, dado que se desplazan “en furgones con entre cuatro y siete compañeros” codo con codo y tienen que estar en contacto directo y cercano con ciudadanos. El virus puede sobrevivir en el metal de las armas y de los vehículos, que “nadie desinfecta”, hasta 12 horas.

Los guantes que piden poder usar los agentes al margen de la uniformidad.
Los guantes que piden poder usar los agentes al margen de la uniformidad.
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Todo iba bien hasta que, a mitad del servicio, tuvieron que volver a la base y le llamó al orden el coordinador. Le dijo que se tenía que quitar mascarilla y guantes, pero él se negó “por responsabilidad” y por “sentido cívico”. Le explicó que podría contagiarse fácilmente o estar contagiado ya, ser un caso asintomático y pasarlo a las personas con las que entrara en contacto por su trabajo, desde compañeros a eventuales detenidos o auxiliados. No tiene miedo por él, agente por vocación que entiende que su trabajo de por sí es peligroso, pero sí teme por su mujer, embarazada y en casa teletrabajando al ser grupo de riesgo.

Según fuentes sindicales, hay unos 70 antidisturbios de Madrid en cuarentena por posibles positivos, a los que se suma un guardia civil de 37 años sin patologías previas, que ha fallecido este miércoles en Alcorcón (Madrid), la primera víctima mortal por el coronavirus de este cuerpo. “Si no nos protegemos, vamos a acabar todos enfermos o en cuarentena”, comenta un compañero. “Se supone que no debía llevar guantes ni mascarilla para no alarmar, pero no hay ninguna orden por escrito ni a favor ni en contra del uso”, alega otro agente.

Pero su jefe no atendió a razones, le recordó que debía cumplir con la uniformidad y le dijo que la orden se la daba él. Otros efectivos del cuerpo comentan con ironía que cuando se les da ropa rota o remendada, pantalones de otras secciones, gorras echas polvo o cascos reventados no pasa nada por no respetar la uniformidad.

El coordinador le pidió que cursara una minuta, una documento con sus motivos para desobedecer una orden, y le dijo que, si no deponía su actitud, se enfrentaría a sanciones, ya que lo iba a mandar al régimen disciplinario. En el caso de que se volviera a presentar con el material no reglamentario, tendría que volver a escribir una minuta y se quedaría en la base.

El policía, para quien sus principios son “la disciplina, la profesionalidad y el servicio público”, no cree haber hecho nada ilegal, según fuentes próximas a él, ya que “un real decreto está por encima de cualquier otra norma”. Fuentes sindicales recuerdan que el Código Penal obliga a las empresas a dotar a sus trabajadores de las medidas de prevención necesarias para evitar riesgos laborales.

Jupol emitió un comunicado en el que se denunciaba el “injustificado castigo” y el caso corrió por los grupos de WhatsApp policiales, donde causó indignación. Muchos compañeros apoyaron al afectado y prometieron secundarle. Así ha sido: casi todos los efectivos de su grupo, unos 40 agentes, han llevado esta tarde sus propios guantes y mascarillas a riesgo de que los dejaran también en la base. A las cuatro y media, les han facilitado finalmente material de protección oficial, “pero con restricciones”, y los que pretendan seguir usando el suyo particular “deben escribir minutas”. Han salido a trabajar todos, incluido el afectado, pero sin sus guantes ni mascarilla.

Un portavoz de la Dirección General de Policía, que desconocía el caso, sostiene que están “distribuyendo desde el primer día” a todos los efectivos el material recomendado por Sanidad. Empezaron por dotar a los policías de los aeropuertos que inspeccionaban los vuelos procedentes de China y luego, al resto de agentes de calle, que “tienen el material adecuado desde antes del decreto del estado de alarma”. La Dirección ha comprado a distintos proveedores, por lo que se usan muchos tipos de guantes y mascarillas.

Sin embargo, según Jupol, el material llegó la semana pasada a las UIP de Madrid y hasta ayer martes no comenzaron a repartirse, en un sobre y solo cinco por furgona. Cuando usen dicho material, aseguran, tienen que justificar por escrito por qué. “Las EPIS [equipos de protección individual] se usan solo bajo orden del mando”, concluye Jupol. SUP, que describe esta misma situación de mascarillas en sobres, opina que es “una entelequia pedir a los agentes que se protejan cuando tengan una situación de peligro”, ya que los enfermos no llevan una marca en la cara. “Ir en una furgoneta ocho horas en la que acaban de ir otros compañeros otras ocho horas es un contexto potencialmente ideal para el contagio”, subraya un portavoz del sindicato. A su juicio, tanto los antidisturbios como el resto de los agentes que van en patrulla “deberían salir de servicio con la mascarilla y los guantes puestos, igual que todos los ciudadanos”.

Un portavoz de Interior destaca que se ha establecido un protocolo de autoprotección, mientras que la Jefatura de Madrid alega que se “siguen las recomendaciones sanitarias" y que "puede ser contraproducente llevar la mascarilla permanentemente”. Según la Dirección General, el servicio para el que estaba destinada el martes la UIP “no encaja en ninguno de los supuestos en los que se recomienda el uso de mascarillas y guantes por situaciones de riesgo directo”. El protocolo, publicado el lunes, establece que solo se usarán medios de protección cuando se esté de servicio en puestos fronterizos, medios de transporte, lugares de confinamiento de enfermos, aglomeraciones y nudos de comunicaciones, de cara al público, en misiones en el extranjero o en zonas de riesgo alto.

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Victoria Torres Benayas
Redactora de la sección de Madrid, también cubre la información meteorológica. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Navarra, cursó el máster Relaciones Internacionales y los países del Sur en la UCM. En EL PAÍS desde el año 2000, donde ha pasado por portada web, última hora y redes, además de ser profesora de su escuela entre 2007 y 2014.

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