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Más deporte, pero menos francés

Los profesores de segundo idioma se movilizan contra la medida de la Comunidad para implantar tres horas de educación física a costa de sus clases

Varios alumnos juegan al voléibol en clase de educación física en el colegio Padre Piquer, en 2017.
Varios alumnos juegan al voléibol en clase de educación física en el colegio Padre Piquer, en 2017.LUIS SEVILLANO ARRIBAS
Berta Ferrero

“¿Dónde hay que firmar? ¿Dónde hay que ir?”. Gael Biard es todo un interrogante. Profesora de castellano en Barbezieux-Saint-Hilaire, en la provincia de Charentes, lleva cuatro años pasando temporadas en Madrid para reforzar el idioma que enseña a sus alumnos de edades comprendidas entre los 12 y los 15 años y, en esta ocasión, no es el lenguaje de Cervantes lo que le ha sorprendido. Llegó el pasado jueves a casa de Lidia Romo, profesora de francés en Madrid y su casa de intercambio, y no daba crédito a lo que le contaba su —con el tiempo— amiga, que se sentaba ante ella con emociones diversas que iban del asombro a la rabia. Los profesores de segundo idioma de la Comunidad de Madrid —sobre todo de francés, aunque también de alemán o italiano— verán sus dos horas semanales reducidas a una en favor de la tercera hora de Educación Física que quiere implantar el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso. Menos currículum, pero con alumnos más en forma.

—“Y ¿qué harán los que quieran estudiar más? Pues pagárselo. Ir a la concertada o la privada, que saben qué deben ofertar”.

Lidia Romo, 47 años, lleva 19 impartiendo clases de francés. Sabe que se trata de una optativa, pero no le resta importancia al conocimiento que aporta y a “las puertas que se abren en el futuro” de esos alumnos de Secundaria que deciden adentrarse en un segundo idioma, además del inglés —que es obligatorio, con cinco horas semanales—. Estuvo hace años en la zona norte de la región madrileña, pero hace cinco cambió radicalmente de hemisferio y se instaló en el instituto José de Churriguera, en Leganés. Allí imparte 20 horas semanales a unos 270 alumnos repartidos entre los 12 y los 17 años.

Como ella hay unos 1.200 profesores afectados en toda la región, unidos desde hace una semana por un objetivo común: frenar las pretensiones que la Comunidad hizo públicas el pasado lunes, cuando mandó un borrador de la medida al Consejo Escolar, que lo debatirá el próximo jueves.

“En cuanto lo vimos, empezamos a movilizarnos. Hasta los profesores menos combativos están preocupados y han asistido a las varias asambleas”, lamenta Romo. De momento ya han recogido 6.100 firmas.

Pero lo que les pasa a estos profesores no es nuevo. De hecho, hasta el curso 2015-16 impartían hasta cuatro horas semanales a sus alumnos. De ahí pasaron a tres y después a dos. Algo que no concuerda, dicen, con los preceptos que vendió la propia administración hace tres años, cuando acordó con el Gobierno central implantar el trilingüismo. “Es un contrasentido. Con una hora semanal es muy difícil enseñar un idioma. ¿Qué pasará con los alumnos que justo les toque tu clase cuando haya un puente? Pues que no los ves hasta 15 días después. Imposible”.

Puntos para la EvAU

Lo que defiende Romo no es solo su trabajo, sino lo que se llevan sus alumnos. “Es alucinante, cuando estaba en la zona norte los padres lo veían clarísimo y enseguida querían que se sacaran los títulos correspondientes”, explica. “Porque salen preparados para el Delf [lo que equivale al B2 en inglés, el First Certificate] y eso ayuda a los alumnos después, porque les da puntos, por ejemplo, a la hora de prepararse unas oposiciones. Además, esta asignatura puntúa en el EvAU [Evaluación para el Acceso a la Universidad] y la educación física no”, razona la profesora.

Sin embargo, la administración se ha tomado muy en serio su lucha contra la obesidad y el sedentarismo, una medida que está incluida en el Programa de Gobierno para esta legislatura y que lleva anunciando varios meses. La idea es ponerla en marcha a partir del próximo curso. “El deporte combate la obesidad, da fortaleza mental, el aislamiento, las adicciones”, defendió la propia presidenta a principios de enero.

Por lo tanto, sacará adelante su máxima de “más ejercicio físico” a costa de las asignaturas optativas, que además de los idiomas afecta a talleres de ajedrez o canto, teatro, ampliación de matemáticas o actividad emprendedora.

“Este decreto de modificación pasará los próximos días por el Consejo Escolar y allí los profesores y todos los que componen este organismo [representantes sindicales, alumnos, patronales y la administración], van a poder conocer el decreto y expresar sus opiniones y propuestas. Como todas las modificaciones curriculares, esta también requiere de su paso por el Consejo Escolar”, advierten fuentes de la Consejería de Educación. “En ningún caso se trata de una medida improvisada ni de márketing, sino que es muy necesaria”, argumentan, ya que “de hecho, la OMS recomienda a los escolares la práctica de un mínimo de 60 minutos diarios de ejercicio físico”.

Pero la perspectiva que se avecina no es nada halagüeña, según se atreve a avanzar Isabel Galvín, representante de Educación de CC OO. “Pueden llegar a ser despedidos, desplazados u obligados a dar asignaturas afines unos 400 profesores, en su mayoría de francés, porque hay más.Y no contratarán a los mismos de educación física. Empeorarán las condiciones laborales y profesionales teniendo que preparar sus clases y adaptar su metodología para sesiones de 50 minutos semanales”.

La francesa Gael Biard, por tanto, tiene suerte. En su país, como en toda la UE, los alumnos están obligados a estudiar dos idiomas. En Madrid, los alumnos saldrán más fuertes.

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Sobre la firma

Berta Ferrero
Especializada en temas sociales en la sección de Madrid, hace especial hincapié en Educación o Medio Ambiente. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Cardenal Herrera CEU (Valencia) y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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